lunes, 31 de mayo de 2021

CEREBRO INVISIBLE


 “En el vacío hay un contenedor de posibilidades positivas y negativas, que son constantemente equivalentes. En definitiva hay una densidad de eventos”. Esta frase sin sentido y contradictoria en sí misma, es parte del argumento del artista VIP Salvatore Garau para  justificar la existencia de su “escultura invisible”, es pertinente aclarar que ese contenedor en el que está el vacío es su cráneo, el cual está habitado por un cerebro invisible. La escultura invisible fue en subasta y alcanzó el módico precio de 15 mil euros, se titula Io Sono, (Yo Soy). El precio tan bajo explica que sea una escultura pequeña, según el autor mide aproximadamente 1.50 por 1.50 metros. Es lamentable que los artistas VIP se limiten de esa manera, que tengan tan poca imaginación, si iba a ser invisible, podía ser un fragmento de la Muralla China y medir varios kilómetros, o un rascacielos de Dubái con arsenal, tiendas de lujo y jacussis de oro. Es un síntoma de la crisis del arte VIP. Se dice que un museo está gestionando crear un espacio escultórico de obras invisibles, y el curador escribirá un texto inverosímil para cada obra.

La escultura fue entregada con su respectivo certificado de autenticidad, detalle muy importante, demuestra que el artista VIP y su galería no son unos vulgares timadores, no, simplemente son los típicos miembros del arte VIP. Con este certificado el dueño puede asegurar la escultura, prestarla a un museo, venderla, o ponerla en garantía por un préstamo bancario, ese certificado es dinero visible, cash flow. Es la magia de este sistema artístico y económico: la nada o el vacío se trasforman en dinero.  

Las obras invisibles deberían adquirirse con dinero invisible, es lo justo, pero no es así, lavar dinero visible con obras invisibles es un gran negocio de la actualidad, lo más penoso es que ni con estos alicientes la creatividad VIP se motiva.

En esta sociedad decadente, enviciada en su propio ridículo, el arte VIP es una de sus patologías. La venta de una obra así es posible porque el arte VIP es el emblema de un sistema social y económico carente de ética, que ha pervertido el significado del arte y la libertad.

La obra efectivamente existe, y el nombre es perfecto Io Sono, (Yo soy), y debe seguir: “Yo Salvatore Garau, soy parte de un sistema corrupto y lo exploto, me hago publicidad con él y por fin soy un artista internacional”. La existencia de esta obra se consagrará cuando la expongan en uno de los miles de museos de arte VIP de los que está exiliado el talento, y son controlados por curadores charlatanes.

La obra existe y es perfectamente visible, su venta la hizo visible, evidente y obscena. Su existencia demuestra que podemos ir cada vez más lejos, y que el arte contemporáneo VIP es un factor fundamental en la deshumanización de esta sociedad hasta despojarla de lo más esencial: la inteligencia.

jueves, 20 de mayo de 2021

PREMIO AL MASOQUISMO


El masoquismo, exhibicionismo, degradación, humillación, escatología, abuso físico y emocional, el chantaje lastimero recibieron un gran galardón: el Premio Princesa de Asturias de las Artes. ¿Cuáles artes premiaron? Las de la artista VIP Marina Abramovic por formar parte de la corriente del arte VIP, el más facilón de la actualidad. A partir de hoy es canon, si alguien decide darse de latigazos, que una multitud toquetee a una mujer desnuda, la hieran con espinas, y que esta se marque con una navaja, no es un show porno, es arte de museo al que hay que dar becas y apoyos económicos.

“Artista valiente… obra de componente sensorial y espiritual anteriormente nunca conocida”, increíble, el jurado dice que ese masoquismo patológico es un componente espiritual, demostrando que el arte VIP se rige por el pensamiento mágico, que lo aleja de todo análisis intelectual y psiquiátrico. Abramovic ha hecho de la superchería, sus supuestas meditaciones, experiencias chamánicos, etcétera, un show snob de nulo contenido antropológico,  perfecto para la credulidad obligada de críticos y académicos.

“Entrega al arte absoluto” ¿Cuál es  ese? El performance es un divertimento burgués, carente de disciplina, conocimiento, talento, dominio de técnicas, sin lenguaje estético. El arte VIP  con su falsa sobre intelectualización, hizo del performance,  una actividad visceral ajena a cualquier tipo de esfuerzo intelectual, una salida de emergencia para personas incapaces de crear una obra, que soportan con argumentos que van desde los esotéricos hasta los políticos.

Visité su show en el MoMA, The artist is present, ella sentada durante horas con su vestido rojo, y sus performanceros  desnudos en todas las salas del museo. La degradación a la que los sometió: colgados de paredes, sobre mesas, en el umbral de la puerta para que fueran tocados por el público, para el estilo VIP no es abuso sexual y psicológico, es arte.

Los performanceros y los artistas VIP deberían estar de fiesta y no es así, van a continuar son su lloradera de que nadie los entiende, y no aprecian sus “sacrificios”, como vomitar o dormir en una jaula. 

El premio no demuestra que la violencia escatológica de Abramovic y el performance sean arte, el premio demuestra que el jurado forma parte de los intelectuales empecinados en imponer el estilo artístico VIP como la estética de nuestro tiempo, estigmatizando a la sociedad que busca apreciar arte realizado con inteligencia y talento, con verdadera sensibilidad. El ser humano tiene la capacidad de apreciar la belleza y también de destruirla. Eso es lo que estamos padeciendo, y es lo que premió el jurado, además de su personal morbosidad y su urgencia de sentirse vanguardistas.

 

KILOS DE MÀS


 Entre 7 y 15 kilos es el promedio de aumento de peso de población después de la pandemia, según un estudio del New York Times. La población se dividió en dos grupos: los que desde su casa hicieron ejercicio, participaron en maratones en sus corredoras y bicicletas fijas o hicieron Yoga; y los que se sentaron en un sofá en pijama a comer papas fritas. La crisis es que se terminó la cuarentena, hay que regresar al trabajo, la vida social, y no caben en su ropa.

La misma situación la están sufriendo nuestras instituciones culturales, la Secretaría de Cultura, el INBAL, el INAH y todo su extenso y privilegiado organigrama burocrático. En lugar de trabajar como el resto de las instituciones de los países civilizados, aquí nuestra burocracia cultural se acostó en pijamas en su hamaca, a comer donas y se les acabó la cuarentena y tiene los kilos de más del Orozco Park que son sólo juntas y despilfarro, los cientos de empleados a los que no les han resuelto ni la contratación y sueldo, los colectivos de artistas sin respuestas, los museos sin programa y  sin mantenimiento, un pesado etcétera que no pueden disimular ni con faja. En estos meses en lugar de resolver problemas, los complicaron.

En los países civilizados y del primer mundo corrieron el maratón apoyando a sus artistas, a sus museos, creando planes para sacar adelante grupos de teatro, orquestas, compañías de danza y ópera, ahora regresan en forma, saludables y con actividades para celebrar a la vida. Aquí no. Estamos, como dice el estudio del NYT, en la depresión post gordura.

Nuestras instituciones están renuentes a levantarse de la hamaca, soltar su bolsa de donas, tamales y chicharrones, dejar de ver telenovelas o miniseries. Los expertos recomiendan que se apunten a un programa de adelgazamiento, descarguen un app que desde temprano los ponga a trabajar. Inimaginable, si no lo hicieron antes de esta pandemia, menos después cuando el espejo y la báscula les gritan su flojera causándoles ansiedad y depresión.

El estudio dice que lo más sencillo, y pernicioso, es culpar al mundo y a la pandemia por el sobre peso, esa será la estrategia de nuestras instituciones, en un régimen adicto a la teoría de la conspiración, que ven sabotajes y bombas en donde hay negligencia y criminal recorte de presupuesto.

Otra reacción es la negación, afirman los científicos, decir que se ven muy bien con sus 10 kilos de más, con los huipiles ni se notan, como no se nota que los museos están descuidados, que Chapultepec está seco, con las plantas marchitas y las áreas verdes destruidas, y los problemas laborales son sabotaje extranjero.

Los científicos dicen que el grupo más retrogrado asumirá esos kilos como su “nueva realidad” y sus cuerpos antes delgados como parte del pasado; ese camino ya lo emprendieron nuestras instituciones, desde que iniciamos este régimen, el apoyo a la cultura es parte del pasado, ahora toca la “austeridad”, la mezquindad y el desprecio a la importancia del arte y la cultura en la paz social. Compren huipiles doble ancho, porque no habrá manera de que disimulen estos kilos y los que seguirán acumulando.  

martes, 11 de mayo de 2021

PLAZA METAFÌSICA


 La ciudad se niega a despojarse de su soledad. Llego a un aeropuerto sin viajeros, sin largas líneas en migración. La cuidad de Los Ángeles, California apenas se atreve a despertar, el centro es un recipiente vacío, los edificios, las avenidas, reciben el sol que se corta en sombras oscuras y largas, el viento arrastra la basura, las calles habitadas por homeless y vendedores de mariguana, gozan de su propio apocalipsis.

La serie de pinturas de De Chirico, La Piazza Metafísica, son vaticinios que se volverán a repetir, postales que nos recordarán la ausencia que amenaza con volver. Las obras fueron una epifanía, abandonado al dolor y la fiebre, De Chirico contempló la Piazza de Santa Croce en Florencia, la catedral gótica blanca, que hechiza en su transformación nocturna, hace que la plaza crezca, los pasos rompan el aire, y el visitante sienta que las horas se congelan. El vértigo es herencia de sus esculturas, Stendhal lo padeció y fue su síndrome, enfermedad contagiosa, producida por el impacto visceral al contemplar la belleza, y De Chirico, infectado sintió que esa plaza tenía que perpetuarse como una pesadilla. La serie de pinturas han sido inspiración escenográfica para películas de ciencia ficción, poesía, y en este momento dictaron el paisaje de la pandemia.

Los estacionamientos al aire libre sin automóviles, las tiendas sin clientes, los restaurantes de fast food cierran sus puertas y atienden desde ventanas para no ser dormitorios. El miedo continúa. Trauma colectivo, nos empujaron al aislamiento, y ahora, como presos liberados, nos cuesta estar en la calle. De Chirico le llamó Metafísica, enfatiza la anti naturalidad de la situación, fundamentalmente teatral, artificial, imposible, pudiera ser onírica. Ese paisaje se volvió ultra físico, y verdadero. Las grandes ciudades abjuraron de su grandeza: la actividad, la urgencia de estar y moverse dentro de ellas, de participar de su ruido, agonizaron en el delirio de De Chirico.

Son las 9 de la noche y las calles están aun más despobladas que en el día, los homeless toman posesión de sus esquinas para dormir, sentados en sillas de ruedas, metidos en tiendas de campaña, resguardados en puertas clausuradas de rascacielos, cada uno tiene su calle, no la comparten, es una ley. Las tiendas de licor están abiertas, los clientes entran, hombres y mujeres jóvenes, viejos, con aliento alcohólico, compran y se pierden. Fachadas bloqueadas con tablas de madera, escaparates cubiertos de papel, los homeless son los sobrevivientes de la catástrofe, resistieron la pandemia, sin cubre bocas, sin medicinas, sin comida,  gritan desde sus calles pasajes de la biblia, insultos, el olor a mariguana es tan penetrante como el de los orines en las banquetas. En el condado de Los Ángeles hay 66 mil homeless, en Downtown habitan cerca de 2,500. Lo sabía De Chirico, en esa epifanía, ese desmayo metafísico que padeció en la Piazza de Santa Croce, lo vio, y pensó que era la muerte, que era la filosofía del sobreactuado de  Nietzsche, y no, éramos nosotros, ahora, con la luz del sol cortada por la navaja implacable de un deshabitado rascacielos.