domingo, 21 de marzo de 2021

¿Nada más 69 millones de dólares?

Si trataban de hacer una campaña publicitaria podrían haber invertido más, total, la obra no existe, el dinero no existe, los apostadores tampoco existen. El artista Mike Winkelmann, conocido como Beeple pegó en un JPG las 5000 fotos que había subido durante 5000 días a las redes e internet,  y las subastaron como una “obra de arte digital”, en 69 millones de dólares. Las fotos que son los “temas” que interesan a alguien que se vende de artista contemporáneo están intervenidas en Photoshop, y son, obviamente, “critica irónica”.

La obra es irrelevante, lo interesante aquí es que el arte, ya sin ningún disimulo, participa como vehículo para la especulación financiera. Las revistas especializadas y los académicos hablaban del nuevo arte digital y su potencial, es decir, cumpliendo su papel de promotores de lo que tenga el membrete de arte sin analizar lo que hay detrás. La excusa fue para hacer una ruidosa compaña de publicidad al sistema que contiene la obra en un NFT, nonfungible token, que garantiza su seguridad y autenticidad, y que se compra con una criptomoneda llamada Ethereum, los supuestos 69 millones están en esa moneda. El comprador recibe el NFT y ahí está la obra. La subasta fue entre compradores anónimos, y se la llevó un ente igual, que pagó en ethereums. Esta transacción le da valor real a los NFT y a la moneda porque públicamente ya compró algo, una “obra” y mucha gente pujó en esa denominación por esa “obra” en NFT.

El valor de la obra no es artístico es únicamente el que le dio esa maniobra de especulación. Si los ethereums bajan de valor, la obra también bajará de valor  o si los NFT son hackeados por un ruso, y borra todos esos archivos, o un hacker chino la baja, la piratea y la regala como protector de pantalla, pues mala tarde.

El tiempo es otro factor peligroso para estas “obras”, un lienzo o una escultura son soportes vigentes por  siglos; la obsolescencia tecnológica hará que esta “obra” en unos pocos años o meses se vea como un cassette de VHS.

La obra que carece de algún valor estético, es utilizada para promocionar los NFT y la criptomoneda Ethereum, al elegir este artista o el que sea, es una tómbola, el elegido se saca la lotería, se hace famoso en unos minutos, pero no es artista, es un juguete de la especulación digital financiera. No es arte, es dinero.  Llamarlo el “nuevo artista vivo más caro del momento” nos describe cómo su valor, es el dinero de la subasta, la obra de Beeple es lo mismo que hace cualquier diseñador medio entrenado en Photoshop, pero para los especuladores es suficiente para hacer una demostración de poder de compra.

Lo que esperamos es que un artista meta en un NFT los videos de gatitos subidos en Youtube y los subaste como video obra de apropiación o found footage, y den por ellos ahora 100 millones, la verdad, los videos de gatitos son más entretenidos y creativos que las fotos de Beeple.

viernes, 19 de marzo de 2021

SANTIAGO APÒSTOL DE NURIO

Pérdida total, de credibilidad. La tragedia del incendio de la iglesia de Santiago Apóstol de Nurio, en Michoacán, para la Secretaría de Cultura merece un pésame, “Estamos de duelo, brindaremos acompañamiento”, y las acciones reales, las decisiones estratégicas, se dejan a la “comunidad, porque tiene gran fuerza en la zona”.

Es la manera de hacerse a un lado y no ejercer ni la autoridad ni la responsabilidad en esta irreparable pérdida del acervo Novohispano del país. El incendio inició desde el techo, la alcaldía ya había pedido que se cambiara, obviamente nunca lo hicieron, entretenidos en discutir qué era conveniente, para eso se hacen los comités, para no hacer nada y hacer como que trabajan. Le preguntan a la comunidad como si ellos fueran expertos en restauración, reconstrucción, mantenimiento de obras de arte y de monumentos arquitectónicos.

A nivel comunitario es un centro de culto religioso, un sitio de identidad y arraigo, en ella se casaron, bautizaron, consagraron generaciones enteras, en ella pidieron por sus hijos en el “otro lado”. La devoción no es estratégica, la responsabilidad de tratar esos sitios como monumentos y acervo es del INAH y la Secretaría de Cultura, para eso tiene antropólogos y restauradores de arte, historiadores y arquitectos, para abordar desde los pobladores, hasta a los edificios y obras. No lo hacen, porque recortan los presupuestos, se les va en comités y averiguaciones, porque están coptados por la burocracia y esa estructura elefantiásica les sirve para encubrir las políticas culturales que no valoran a nuestro acervo como una prioridad.

 El “acompañamiento y el duelo” de la Secretaría de Cultura y el INAH debería de ser extensivo a todo el sexenio y a todos los monumentos, porque esto va a seguir. No hay presupuestos para inspecciones, para restauraciones generales, para catalogación. Las “acciones” que están implantando son juntas con la comunidad para ver “qué quieren”, así se les fueron años sin hacer lo que deberían hacer, decisiones pragmáticas, como cambiar la instalación eléctrica y renovar el techo, sin sus consideraciones obsoletas de mantener “materiales originales” que son inviables para una conservación. En vez de las decisiones pragmáticas toman las demagógicas: pláticas, juntas, duelos, consultas populares, votaciones, y nada de acciones directas.

Los hechos: ya no hay artistas que hagan esculturas policromadas de pasta de caña y altares en hoja de oro, las escuelas de arte enseñan a los alumnos a orinar y decir que eso es arte, y sus artistas “más internacionales”, ponen sangre o masa para pizza en los museos. Los arquitectos ya no saben hacer esas bóvedas. Sería una gran lección para las instituciones hacer un estudio para reconstruir de forma exacta ese templo, se darían cuenta de que esas obras requerían un gran esfuerzo económico y humano, por eso son irrecuperables. Tal vez así las valoren.  

sábado, 6 de marzo de 2021

PATRIARCALES DE CLOSET

Dibujo a tinta de Eko su sitio aquì 

En el Vodevil Nacional Matutino afirmaron que “En México no somos patriarcales, eso viene de fuera, y aquí se respeta a las mujeres”. Patético.

La sociedad prehispánica era patriarcal, polígama y vertical. El rey o Tlatoani gobernaba sobre personas y tierras, era una sociedad feudal, dividida y valorada desde su capacidad de trabajo. Los sacerdotes y el ejército eran las clases sociales más favorecidas después de los reyes, todos hombres. El Tlatoani tenía varias esposas y amantes, a las esposas que eran de su clase social las “negociaba”, es decir las compraba, a las amantes, mecatl, que eran de clase inferior, simplemente las “tomaba”. Sin opción, sin posibilidad de negarse, sin privilegios, sus hijos heredaban esa condición y carecían de los privilegios de los hijos de las esposas. Eso es una sociedad patriarcal, lo más terrible es que no hemos evolucionado y se parece mucho a la sociedad actual.  Entonces no es una costumbre o expresión de “fuera”, fue y sigue siendo una organización social que padecemos las mujeres y que sufren los grupos de las minorías sexuales. Esta organización domina en la economía, la política y la educación. La negación desde lo más alto de poder, demuestra que el patriarcalismo está tan impuesto y protegido, que no aceptan la diferencia entre vivir en igualdad y vivir en la injusticia. Somos un país patriarcal, tenemos gobiernos patriarcales y familias patriarcales. Las mujeres en el gabinete gubernamental no significan una diferencia, porque se comportan como simples “obedecedoras” de las órdenes del su jefe-rey-Tlatoani. En los ahora llamados “pueblos originarios” el patriarcado es parte de sus tradiciones, y las mujeres que dejan, literalmente a la tribu, se van para estudiar y llevar una vida independiente son repudiadas y hostigadas, eso sucede en Chiapas ahora mismo, y en varios estados del país. Esa represión se respeta porque la demagogia del “multiculturalismo” permite el arraigo de costumbres retrógradas.

En México no se “respeta a las mujeres” y eso es parte del patriarcalismo. En México se insulta, degrada, golpea, acosa y asesina a las mujeres. Las cifras de casos de violación y asesinato son incuestionables, son consecuencia de la costumbre patriarcal de “tomar” a la mujer que les da la gana y usarla como les da la gana. Los patriarcales lo niegan y se apoyan entre ellos, ese es el “pacto” como pudimos verlo en el Vodevil Matutino Nacional.

La violencia en contra de las mujeres nunca va a terminar mientras los patriarcales de closet, esos que inventan un país y una sociedad que no tenemos, mantengan esa retrógrada y criminal negación.  Tener que hacer esta aclaración, tener que decirlo es parte de las ofensas que nos infligen a las mujeres, es un insulto que lo nieguen, es un insulto que digan que en “en México se respeta a las mujeres” y es un insulto que oculten una patología que es el origen de muchas tragedias y que somete al 52% de la población en la inseguridad y el miedo. 

SÌ, UN LOCO

“Esto sólo lo pudo haber pintado un loco”, y sólo lo pudo haber visto y sentido un loco, ése el que está caminado solo en un puente, el que se toma la cara entre las manos y aúlla. La voz reverbera en anaranjados, azules, amarillos, grises, verdes, ondulantes, no se detiene, un aullido largo, doloroso, que nadie escucha. Estaba melancólico, palabra divina que los psiquiatras cambiaron por la bastarda y acomodaticia “depresión”.

Melancólico, es más que triste, más que solo, más que una incontrolable sensación de insatisfacción que carcome la voz y la expulsa, así, en ondulaciones amargas y azules. Munch escribió con lápiz una frase, unas palabras, en la esquina izquierda de su pintura, de su eterno alarido, dijo que lo pintó un loco, y ese loco es él, en la contra esquina de su firma trazada en rojo, E. Munch, 1893, ocultar y declarar, abajo firma el artista, arriba afirma el alma. Qué impudicia haber mostrado ese escrito, qué violación tecnológica, dejen los secretos en la paz de la oscuridad.

El artista, el dibujante, el hombre abandonado en un puente, lugar de tránsito, entre la cordura y la demencia, entre la muerte y la eternidad. El ocaso vomita un cielo rojo, se desangra, y estallan las venas del ser que grita, la voz brota y nada dice, no hay palabras, no existen. La boca aullante, para escuchar su propia voz, para saber que está ahí, se abre desorbitada, es un túnel, es un abismo. En el extremo del puente dos siluetas indiferentes, dan la espalda, caminan, no escuchan, ese grito es sordo, no ven los colores que emana, no ven esas ondulaciones que son el alma, esas oleadas que marcan y marcan y marcan, una vez, otra vez, cubren el paisaje, trastornan el sonido. El grito sigue gutural, profundo, mueve el agua fría, y es una piedra que rompe el espejo, mueve el puente y es viento que arranca árboles. Munch estaba loco, él lo dijo, y dijo verdad, por eso tuvo la lucidez de pintarlo, es “el autorretrato de su alma”, es la descripción más clara de la condición humana: estamos solos, y ningún grito será escuchado.

Miedo de llevar en la sangre la locura, miedo de que los doctores lo juzgaran, miedo de pintar, grita, miedo de arrojarse desde ese puente, al agua que lo espera para tragárselo. “Es mi autorretrato” escribió, es nuestro autorretrato, el de todos, el de la tristeza, el del vacío. No hay pastillas, no hay medicinas, no hay doctores, nada cura ese grito, nada lo calla, porque nadie lo escucha. Al que grita un día lo “curaron” y su pintura cambió, imágenes “felices”, curaron el estremecimiento, la angustia, la pelea, pintura sin revelaciones, sin pasiones. El Grito se quedó ahí, en el puente, la reverberación eterna, expansiva, cada ocaso, nunca cruzaremos ese puente, jamás conoceremos la otra orilla, la vida se queda ahí, sin retorno.