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Corona cambia de Piel, xilografía de Eko su sitio aquì |
Los tiranos,
los fanáticos religiosos, los demagogos y los imbéciles se sienten infalibles,
los embriaga el pensamiento mágico y ególatra, que los coloca por encima de la
realidad. Invulnerables a las enfermedades, las guerras, a las pruebas que la
existencia nos impone, ellos afirman que sus credos y sus ideologías son en sí
mismas medicina, aura bendita y protección metafísica.
El Rey Sol salía
a pasear por las calles de Paris el día de su cumpleaños, desde las ventanas de
su carruaje saludaba al pueblo, a los mendigos y enfermos, que se amontonaban a
su paso, creían que el elegido de Dios para gobernar Francia los podría sanar con
sólo mirarlos. Nunca sucedió el milagro, y cuando Luis XIV enfermó de gangrena,
posiblemente causada por un ataque de gota en la pierna izquierda, la necrosis invadió
la pierna, los médicos impotentes veían que la majestad inviolable se pudría
ante sus súbditos, que ese semi dios era mortal como ellos.
Le
aconsejaron amputar la pierna, y el Rey Sol en su arrogancia se negó, no podían
mutilar a un ser divino, la ciencia nada puede en contra de la vanidad y la
ignorancia. Francia rezó para que el Rey sanara, las misas de las catedrales
estaban dedicadas a su sagrado cuerpo. Luis
pensaba que el amor de su pueblo, que esas voces cantando en las iglesias lo curarían.
Multitudes se apostaron a las puertas de Versalles, rezando, el guerrero, el
mecenas de las artes, el hermoso amado les demostraría que era inmortal. El Rey Sol murió infectado, con fiebres,
pestilente, como todos los seres humanos, como todos los reyes. Felipe IV de
España les mostraba sus llagas a sus hijos, la fe del paladín del catolicismo
no pudo regalarle la inmortalidad.
La ciencia
nos ha demostrado que la ignorancia y el fanatismo matan más que las
enfermedades, que las limitaciones del conocimiento son reales, y que el poder
ilimitado de la fe es falso, la tragedia es que los seres humanos abrazamos la infabilidad
porque habitamos en la delirante creencia de que somos privilegiados. Los reyes y los tiranos, los
imbéciles, afortunadamente son mortales como nosotros, escuchar a la ciencia y
al sentido común, la prevención y la precaución no son demostraciones de
pesimismo, son demostraciones de inteligencia. El optimismo patológico está
incubado por la egolatría, “pensar positivamente” no nos va a salvar del contagio.
La cuarentena
por el covid 19 es la oportunidad de reflexionar, aceptar que ser vulnerables
nos hace humanos, humildes y consientes de recobrar nuestro instinto de
conservación, somos animales, tenemos cuerpos.
La irresponsabilidad y la temeridad de desobedecer las recomendaciones
de los científicos nos van a lanzar a una pandemia y de eso ni el optimismo, ni
la fe, ni las ideologías nos van a salvar.
El Rey Sol
nunca pudo sanar a uno solo de sus súbditos, al contrario, con sus guerras y
sus malas decisiones políticas creó una crisis económica terrible y se propagó
la tifoidea. Infectados de ideologías y demagogia, los necios esperan un final
que los haga mártires de su obcecación.