domingo, 18 de octubre de 2020

EL SEÑOR DE LA MOSCA

El poder encuentra sus límites ante lo mínimo, en lo insignificante habita el inesperado enemigo. Ahí estaba, contundente, ligera, ágil, con la libertad de quien no se debe a ningún dueño. Se posó encumbrando su impecable naturalidad sobre ese compendio de vulgar artificialidad, el maquillaje bronceado de spray, la corbata roja, frontera estranguladora entre el cerebro y el cuerpo, y sobre ese casco de pelo sintético, teñido de blanco de zinc: la reina del debate, una preciosa e indolente mosca. “El león tiene la garra, el mosco tiene el número”  decía Manuel Gutiérrez Nájera, y aquí la mosca, ella sola, derribó la garra del vicepresidente del país más poderoso del mundo. ¡Al ataque! ¡Los misiles y las armas de destrucción masiva! ¡Acaben con la invasora que aterrizó en la cabeza vacía del poder! El escenario de su lúdico vuelo fue durante el debate de Mike Pence y Kamala Harris, es el vaticinio de una revelación que no podrán vencer. 

Las abejas bordadas en el manto de armiño de Napoleón, pintado por François Gérard, señalan su obsesión con el trabajo. Los escarabajos, sabios, conservan la voz de los ancestros. Las arañas en los sueños son intrigas. Los investigadores del Barroco llevaban consigo dibujantes que recreaban detalladamente esos exoesqueletos, pequeñísimas maquinarias capaces de crear túneles, viajar grandes distancias, reproducirse, fabricar alimentos, devorar árboles completos y morir después de unas semanas de actividad incesante. Retratar un ser que no deja de moverse, que se queda el tiempo justo para quebrantar nuestra ególatra paciencia. 

El Caravaggio y su Canasta de Frutas, uvas moradas, manzanas, duraznos, hojas de roble, uvas verdes, hojas de parra, la plenitud se encuentra con los colores de la putrefacción, y  en la parte de abajo, dos moscas golosas. 

La Madonna y el Niño de Carlo Crivelli, obra del Renacimiento, el Niño ve a la mosca con curiosidad, ella también lo mira, diálogo entre la realidad y la metafísica. 

La psique, es ficción y es excusa, es invención y es pose, los Surrealistas y las hormigas de Buñuel. El ejército de moscas aplaude el traje de luces del Torero Alucinógeno,  proyección homosexual de Dalí, que da rostro a la Venus del Nilo. 

El misterio de nuestra existencia contenido en una mosca sobre el cráneo del Vanitas de Barthel Bruyn, el Viejo, 1524, paciente, acompaña esa bóveda hueca, y en la esquina, un pergamino con la inscripción en latín, “Todo se va con la muerte. La muerte es el último límite de todas las cosas”. Los insectos, las moscas, pretexto estético, símbolos de una fatalidad más grande que nosotros. Ser abeja, grillo, araña, gusano, mariposa, avispa, mosca, escarabajo, ser más insecto y menos humano, ser más libre y menos esclavo, ser como ellos, para el instante, para el presente, que brilla con el sol, y deambulan gozando hasta que su organismo ordene. Ellos, en su belleza y suficiencia, no necesitan a la humanidad para existir.   

sábado, 3 de octubre de 2020

FERIA DE BANANALIDADES

La decadencia del arte estrena, en su ya pretencioso e ininteligible vocabulario, un nuevo fonema: Bananalidad. Según el diccionario de arte VIP, el nuevo palabro significa: la prestidigitadora acción de convertir en arte un objeto vulgar, gracias al poder del dinero. 

    Ilustraciones de Eko su site aquì 

El Museo Guggenheim de Nueva York aceptó en “donación” la “obra” de Maurizio Cattelan que consiste en un plátano pegado con masking tape en una pared. Según el museo la obra fue donada por un generoso coleccionista que pagó por ella tres veces su valor en la feria Art Basel que era de 150 mil dólares, es decir, el certificado de avalúo que el museo aceptó fue de 450 mil dólares, ¡abracadabra! De un dólar se fue a 450 mil dólares, eso debe ser considerado más que arte, un milagro que ratifica que el neoliberalismo es una religión muy cumplidora con sus fieles. El formidable negocio debería ser cátedra en las universidades de Economía y en las de Teología. Existen sospechas de que el donante fue el propio artista, acusaciones infundadas de aquellos que no tienen fe en la buena voluntad de la mediocridad y el oportunismo.

La “obra” fue entregada con un instructivo detallado, y un certificado de autenticidad, muy necesario para evitar cualquier falsificación de esta masterpiece. El director del museo afirma que su departamento de conservación de obras está “muy preocupado” por el mantenimiento de esta delicada muestra de la estupidez humana, ya que hay que reemplazarla cada semana. Han contratado un team de científicos para calcular cuánto tiempo tarda la “obra” de arte en madurar y echarse a perder.

La propuesta que tenemos para salvar la integridad del arte, es donar varios racimos de plátanos al Guggenheim y en todos los museos del mundo, aquí ofrecemos una copia del certificado de autenticidad y del instructivo. Los pueden encontrar en mi site avelinalesper.com, no es justo que esos lujos los tengan únicamente los museos del primer mundo.

En los museos primitivos del tercer mundo o en “transformación” también tenemos obras maestras, aquí en México, la Secretaría de Cultura planea construir un museo para exhibir una caja de zapatos de cartón, porque considera que ese objeto y su autor, el artista orgánico-oficial-orgullo nacional de la4T, merecen ser consagrados como símbolos de su régimen. En el empeño van a destruir el Jardín Botánico, derribar árboles centenarios, y expoliar a todos los museos del país, no importa, la bananalidad es primero. En este futuro museo se aceptarán donaciones, así que pueden llevar su basura para ser consagrada como arte.

El arte VIP es inagotable, su estulticia es un agente armonizador, en países ricos o en trasformación como el nuestro, existe la misma obsesión: denigrar el talento y el verdadero arte para integrar a la mediocridad como una forma solidaria de igualdad. Arte bananero, gobiernos bananeros, la bananalidad está de moda.