La voracidad inmobiliaria, amparados en una ley obsoleta y en la negligencia de las autoridades INBAL-INAH, están acabando con la Historia arquitectónica de las ciudades del país. La Historia está plasmada en la arquitectura, no sólo en monumentos y zonas arqueológicas, las construcciones para usos cotidianos, comerciales, que contienen estilos determinantes de una época, que poseen materiales nobles, son de gran valor histórico y artístico.
La Ley Federal sobre
Monumentos Y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, es obsoleta, data de
1972 y la revisión es de 1986, deja en el desamparo a la arquitectura del siglo
XX.
Las incongruencias del reglamento, permiten que la
especulación inmobiliaria derribe toda clase de inmuebles de gran valor y
pongan adefesios de vidrio o estacionamientos.
La Ley contempla como valor “histórico” a la arquitectura
desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, es decir los edificios del siglo XX: Art
Decó, Art Nouveau, Bauhaus, las casas estilo “californiano”, “porfiriano”, post
revolucionaria, no están protegidos.
Lo más terrible es que edificios catalogados son destruidos
por el gobierno de la Ciudad d México, como la Octava estación de policía de
Avenida Cuauhtémoc, de los años 30’s. La gasolinera Súper Servicio Lomas, del
arquitecto funcionalista Vladimir Kaspé, construida en 1948, para colocar el mediocre
y enorme edificio del arquitecto Teodoro González de León, fue destruida por
los vacíos de la Ley.
Las demoliciones de inmuebles antiguos de la Colona Roma,
Condesa, Polanco, del Valle, Santa María la Rivera, y Centro, están fuera del
criterio de la Ley, no son monumentos históricos. La ley, a pesar de afirmar en
su Artículo 33 que “Son monumentos
artísticos los bienes muebles e inmuebles que revistan valor estético
relevante. Para determinar el valor estético relevante de algún bien se
atenderá́ a cualquiera de las siguientes características: representatividad,
inserción en determinada corriente estilística, grado de innovación, materiales
y técnicas utilizadas y otras análogas”, no asume que el siglo XX es de valor
histórico además de artístico, como es la arquitectura de las Olimpiadas de
1968.
El registro no lo hacen las autoridades, es una iniciativa
de los dueños del inmueble, así que si los dueños nunca lo registran, ese inmueble
se vende y se derriba.
El INBAL y el INAH no tienen un catálogo de edificios con
estilos artísticos del siglo XX y por supuesto, no hacen inspecciones para localizar
estos inmuebles. Las remodelaciones están reglamentadas, y la misma autoridad
autorizó la espantosa “adecuación”, del Museo del Chopo, que contradice la
estética del espacio.
Obviamente por eso no somos Paris, ni Florencia, porque aquí
tiene prioridad la corrupción inmobiliaria, que desde hace décadas destruye esa
arquitectura que aporta carácter y belleza a la ciudad. Es urgente que la Ley
de monumentos sea revisada y actualizada, para proteger la historia de las
ciudades, y que las autoridades ya no sean cómplices de las inmobiliarias.
1 comentario:
Ay maestra Avelina... Tantas cosas están mal, es deprimente nuestra miseria. En mi pequeña ciudad, Paraíso, Tabasco (lugar de la "magna obra del sexenio", ajá) desde hace aprox 40 años ya, empezó la destrucción de monumentos naturales y artificiales. Todo con la excusa del "progreso" que pemex estaba trayendo a mi pueblo y a mi estado. Una farsa, como seguramente sabes. Es una pena, una tristeza, que la gente se trague esos cuentos, que esté cegada... Como resultado, aquí en Paraíso (y en casi todo Tabasco) prácticamente no queda nada de belleza arquitectónica qué admirar, siguen arrasando con todo. Lo poco que queda, casonas, edificios, los tiran para hacer locales comerciales pichurrientos. Qué vergüenza y qué tristeza.
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