La curiosidad que se mantiene alerta en esa edad en la que nos dedicamos a aprender, los retó a encontrar la mayor cantidad de colores en su manzana. Las niñas y niños excitados por su descubrimiento estaban impacientes por dibujar su manzana. Al momento de hacerlo los dibujos dejaron atrás la simpleza de usar un color, las manzanas tenían matices, volumen, sombras, y los alumnos mostraban muy orgullosos lo que su observación había descubierto.
¿Qué habría sucedido si mutilo ese proceso? Si les digo a los niños que no tienen que observar, describir, ni dibujar a la manzana, que la fruta ya es arte, es un readymade y que no es necesario recrearla en una obra. Les informo, para sostener esa imposición injusta, que una señora híper mediocre llamada Yoko Ono así lo hizo y la expuso en el MoMA, amparada por un curador y una estructura ideológica que desprecia a la inteligencia y el hacer artístico, es decir la factura de la obra. El daño habría sido muy serio, la relación de la concertación para la observación, el esfuerzo por re-conocer algo que creían conocido y llevarlo a otro nivel de conocimiento y, además, recrearlo con toda esa información, se habría roto, por la dictadura de un estilo artístico que fractura los procesos cognitivos para alentar a la mediocridad. Las consecuencias en el cerebro de un niño o un aspirante a “artista” van a ser las mismas: perderán la capacidad de observación, análisis y recreación.
Para lo niños fue muy importante saber que ese proceso lo sigue un pintor profesional al realizar una obra, y trataron de que su dibujo tuviera esa carga del que ya sabe lo que está dibujando, no de un amateur, sino alguien que conoce su modelo para recrearlo. Es justamente la intención que menciona Aristóteles en su Poética, cuando llama a la obra de arte el resultado de un trabajo con “intención de ser artístico, no un trabajo automático”, sino uno meditado en el resultado.
El artista VIP que elige voluntariamente mutilar su inteligencia amparándose en un estilo de arte y su ideología, está degradando su integridad individual para formar parte del establishment, son conscientes de que el “privilegio” de enaltecer la mediocridad les permite una presencia artística que de otra forma no habrían tenido. Existen muchas formas de prostitución intelectual, el arte VIP está desprestigiando al arte sumiéndolo en una patológica desidia intelectual. Menos analíticos, sin capacidad de hacer o recrear, es el camino para tener una sociedad acrítica y manipulable, es el sueño del establishment.