Encontramos más placer en la censura que en la transgresión,
somos sirvientes de nuestros miedos, los artistas y escritores son sus propios
censores, ya no necesitan que un tribunal lea sus libros o vea sus obras, basta
la enajenación de cumplir con los requisitos sociológicos para “invitar a la
reflexión” para acercarse a nuestra naturaleza. El cuerpo devaluado, es el mismo en lo público y lo privado, porque
ya no hay “cuerpo privado” en el performance, la instalación o el video “artístico” está tan descastado como en las
redes sociales, y la ideología que los ampara es la misma, la cobardía es la
constante.
lunes, 26 de agosto de 2019
EL CUERPO SECUESTRADO
El cuerpo humano despojado de simbolismo, padece la
simplificación pedestre de nuestra actualidad puritana y utilitaria. Expulsado
de los rituales y la sacralidad, está degradado en arma políticamente correcta, sin espacio en el
arte, la literatura y la poesía. Invadidos por la ideología, abordar el cuerpo
como tema obliga a limitarlo a las consignas que lo hacen aceptable, si está en
una exposición es porque representa al feminismo, a las víctimas de alguna
masacre o desastre, es parte de algún
colectivo o grupo marginal, es decir, ya no es cuerpo, es fachada de un
eslogan.
La utilización que hacían la publicidad y la pornografía ha
quedado reducida a una anécdota pasajera comparado con la manipulación de la mojigaterías políticas y sociológicas.
El Romanticismo fue el último refugio del nuestro cuerpo, las voluptuosidades
de Barroco se difuminaron con las primeras revoluciones sociales, el fatal
presagio de la Venus del Espejo de Velázquez,
apuñalada por una psicópata feminista, gritó que el desnudo, el erotismo, el
amor, el placer acabarían con el totalitarismo social y puritano. La filósofa
Hannah Arendt dice que en el totalitarismo se borran los límites entre lo público
y lo privado, y es lo que estamos viviendo, el cuerpo en las redes sociales es
mercancía gratuita, el exhibicionismo masivo ha convertido al deseo en hostigamiento
del sobre ofrecimiento, barato e inmediato. El arte contemporáneo VIP encubre
su falta de audacia y trasgresión con la politización, pudibundo e impotentes para
abordar el erotismo, lo justifican con asuntos de género o violencia. En la
literatura se ha llegado a la censura más extrema, Dante y Petrarca, Pierre Louys,
Buñuel y Sade, estarían denigrados en
delincuentes al nivel de la escoria de Jeffrey Epstein. La ideología es más
puritana que las religiones, el arte sacro alcanza altos niveles de erotismo.
Las narraciones míticas, desde la Biblia a las Metamorfosis de Ovidio, son
lecturas que padecerían la censura de
los Estudios de género. El extremismo de la sobre oferta y la sobre
politización enajenó al cuerpo de su sacralidad erótica, estamos obligados a
vernos como una sociedad sin privacidad y sin deseos, que nos auto utilizamos y
explotamos para satisfacer las necesidades ideológicas de las redes sociales o
la sociología timorata.
Crítica de Arte
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2 comentarios:
Encuentro estos artículos personales deliciosos en cuanto a honestidad intelectual, inteligencia y certero análisis y diagnóstico de la sociedad entorno al arte. Impagables.
Señora Avelina ¿Qué opina sobre la censura del "Zapata gay" en Bellas Artes?
Hay opiniones encontradas, personalmente no encuentro nada de malo en esa pintura.
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