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La artista VIP Sarah Lucas |
domingo, 23 de septiembre de 2018
A HUEVO!!
La demagogia feminista revanchista es parte de la ociosidad
burguesa, las consignas sociales son los nuevos juegos viciosos, diversiones
mundanas políticamente rentables, y además subvencionados por el Estado. En el
New Museum de New York, famoso por exponer exclusivamente artistas jóvenes y
mediocres, la jovencita de 56 años y feminista apadrinada por el sistema, Sarah
Lucas, inauguró su retrospectiva con un performance colectivo que consistió en
estrellar 1000 huevos contra la pared para hacer una “pintura” ayudada por una furiosa horda de feminoides. La artista
VIP hace de su misandria, odio a los hombres, el concepto rector de su
trayectoria, sus obras son un catálogo de clichés psiquiátricos, los herederos
de Freud deberían demandarla por plagio, sin embargo los curadores escribieron
una tesis doctoral por si alguien no entendió la relación de los genitales
masculinos y los huevos, incluida en la factura de venta al museo. En la
terapia grupal de castración metafórica, las fascistas amigas desperdiciaron groseramente
una cantidad de comida que por menos de eso decapitaron a María Antonieta.
Es frustrante que el performance termine con una sala
pestilente, las amigas estaban tan divertidas que deberían encerrarlas en el
New Museum durante dos meses participando en el reality show feminoide “El
planeta de las Lucas”, para disfrutarlo en tiempo real por internet. Tendrían
más terapias de grupo desahogando sus experiencias con los hombres, harían
obras VIP como la del pollo en los calzones y el mega dildo que la hizo famosa
en Art Basel, cuidarían a sus hijos concebidos por inseminación artificial, y
se pelearían entre ellas por hacer la estigmatizante limpieza de las salas del
museo que ensuciaron con su “obra”. Aristóteles afirma que el arte es sabiduría
que reúne teoría y experiencia, el conocimiento teórico de arrojar un huevo
hizo a Lucas miembro de la Royal Academy de Londres, no pintar al temple y
dominar las técnicas renacentistas, la académica se pone huevos estrellados en
los senos y eso significa que tiene una causa social. Incapaz de saber pintar
al temple, de crear una obra con riesgo estético y artístico, ya no digamos de
entender la belleza, recurre a lo más zafio: una guerra de comida. La misandria
de Lucas denigra la sexualidad masculina e incita a la violencia en contra de
ellos convocando a la castración colectiva y para la Academia es una
reivindicación que merece ser expuesta, mientras la Venus del espejo de Velázquez, es una pintura sexista que debe ser
retirada del museo.
Las injusticias que aún seguimos padeciendo las mujeres en
todo el mundo, y en los distintos niveles económicos no se denuncian con estas obras, y no aportan
ni a la justicia ni al arte. En el arte VIP cualquier cosa es arte, incluso el
desperdicio vulgar de comida y la suciedad de esta fiesta furiosa, lo más grave
es que se diviertan y pasen por artistas ridiculizando una búsqueda de justicia
que es urgente y medular en la formación de una nueva sociedad. El patrocinio
de estas obras institucionaliza la misandria, y la hace una expresión
aceptable, si por ejemplo, un artista VIP hombre hiciera algo similar en contra
de las mujeres, que aplastara papayas, cerezas o alguna fruta “sexualizada”, lo
linchan y termina su carrera. Sarah Lucas está en ese museo explotando su
privilegio de cuota, “mujer-feminista-artista”. Es el negocio de trabajar de víctima
del sistema.
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