viernes, 31 de agosto de 2018

LAS HUELLAS DE MI SED

BODISATVA MANJUSHRI

Nacimiento divino, infancia en un palacio magnífico, protegido dentro de las murallas del gozo y el placer, con la mirada abducida por la belleza, el joven Siddhartha recibió la revelación de su destino en el sueño y escapó del palacio para encontrarse con esa realidad. El sufrimiento, la vejez y la enfermedad “llegarán pronto”, la realidad es un espejismo transitorio, y el camino existe, la Iluminación es posible. Las huellas de Buda, en el Museo Nacional de Antropología es una exposición filosófica, cada una de las obras: esculturas, manuscritos, rollos, tapices, grabados, poseen contenido histórico y filosófico. La fatua contemporaneidad, con muestras saturadas de retórica que justifican su mediocre existencia, contrastan con esta exposición contenida de sabiduría trascendental, desprendida, literalmente, de la frivolidad escapista. La selección de piezas de museos como el LACMA de Los Ángeles, California, y el MET de Nueva York es erudita y preciosista, la curaduría de Karina Romero es una de las más logradas exposiciones que se han presentado en este museo.
Los libros y las exposiciones llegan cuando los necesitamos, entrar a un recinto a contemplar la condición humana vista por la filosofía budista, compartir la paz del rostro de Buda meditando, observar las mudras en sus manos, mientras la  virtualidad del egoísmo y la violencia se regodean, nos otorga una estadía liberadora depositada en el arte. La modernidad se aniquila y  miles es de años después la filosofía  budista continúa, el arte en un conocimiento alejado de objetivos utilitarios, ofrece un espacio infinito para estar y recuperarse. La soledad de cada escultura meditando, los ojos entre abiertos, el cuerpo erguido, los miembros largos, la belleza austera o recargada de ornamentación, es el presente que se profundiza con el silencio del mantra, del no hacer que nos regresa a nosotros mismos. Vivir es arduo, es inexplicable la necedad, la obsesión por seguir, la credulidad se debate con el escepticismo, y vemos que el devenir es indiferente a nuestras dudas, el budismo nos dice que el placer, el dolor, la enfermedad, el amor, la soledad, todo es transitorio.
La filosofía encarnada en un iluminado, un ser humano que decidió entrar en la realidad,  sin evasión, sin derrota, las enseñanzas son él y el mundo, cada escultura, manuscrito, las pinturas, son visiones de filosóficas, la paz se representa porque es resultado de un pensamiento que se practica en la vida, no hay especulación, son pasos de la existencia. La obra de arte entonces es pensamiento y belleza, el color dorado, la caligrafía, la armonía es guiada por la fe en ese pensamiento y la conducta consecuencia de ese pensamiento. La fe está secuestrada por las religiones, la filosofía exige raciocinio nunca fe, en estas obras hay fe y belleza, las certezas que tenemos las provoca el dolor, y la luz dorada de ese rostro impasible me dice que es posible alcanzar esa paz, unos instantes tal vez, no tengo opción, no tengo más, sólo puedo perseguir ese instante.

miércoles, 22 de agosto de 2018

LUNA, SOL DUALIDAD


Exposición curada por Avelina Lésper 
Luna, Sol, Dualidad en el  Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Justo Sierra 16, Colonia Centro.
La inauguración es el martes 28 de agosto a las 8 pm y permanecerá abierta hasta el 28 de octubre. 
Realizaré dos visitas guiadas abiertas a todo público el jueves 11 de octubre a las  5 pm y el jueves 18 de octubre a las 5 pm.
34 pinturas contemporáneas, 34 periódicos intervenidos por los artistas y 34 fotografías, del acervo de la Colección Milenio Arte.

sábado, 18 de agosto de 2018

EXCLUIR Y CONSERVAR

Fragmento de manuscrito Por el Camino de Swann
 Iniciar nos aleja del final, escrita la primera palabra, las dudas conducirán a la única certeza, que a pesar de su irrevocable presencia, inspirará una desconfianza permanente. El inicio del libro Por el camino de Swann, del primer volumen de En Busca del Tiempo perdido, de Marcel Proust, narra la larga trayectoria de la mente para alcanzar el sueño, la oscuridad, los pensamientos, la descripción de la estancia en la inactividad al tratar de dormir. En la Morgan Library de Nueva York, exponen parte de la colección de cartas y manuscritos de Pedro Correa do Lago, entre ellos el borrador de ese pasaje con la caligrafía minúscula de Proust. El papel está roto, separado de otras palabras inútiles, en una decisión implacable y temerosa, se puede leer que anotó que el personaje tenía un periódico en las manos, y después lo corrigió por un libro, como se conservó en la versión impresa.
El contraste entre la prisa de que el papel retenga esa idea, y la profunda inmersión en la descripción de un tránsito que guarda las señales de la novela completa, que se gesta en la oscuridad de la habitación y del pensamiento. Las páginas del borrador de A la sombra de la muchachas en flor, están fragmentadas, corregidas, armadas en distintos papeles que rompía, recortaba y unía en su “cuaderno violeta” que contenía el manuscrito final, un collage solamente legible para él y la paciente Celeste. La confusa e impenetrable secuencia, contemplar cómo la creación está unida a la destrucción, que  la novela alcanzó la perfección guiada por la duda, por el miedo, y que cada palabra lanza al abismo de un pensamiento que no deja de exigir, que la conclusión no fue una decisión, fue una fatalidad. Ahogado por el asma, respiraba para escribir, exhalaba cada palabra, los fragmentos anuncian que la muerte iba a terminar la novela, que Proust al comenzar con la oscuridad de la noche, estaba condenado a no detenerse. La forma en que rompe, avanza y regresa evocan el dolor con el que  construía la historia, el papel memorizando un orden que la memoria ya no soporta, las tachaduras, la fuerza de la línea que mata palabras, frases, que llevan a otro sitio a los personajes, y el autor sacrificado en una falsa biografía. 
Fragmento del manuscrito del libro A al sombra de las muchachas en flor 
La pérdida de estos testimonios es parte del progreso tecnológico de nuestra época, escribir se ha convertido en una virtualidad que no deja rastros de esa humanización y esa sensibilidad, la caligrafía  lleva la huellas de nuestro ser, se altera con las emociones, cambia con los años. El invento de la máquina de escribir lo pronostico, nos dio velocidad, limpieza, y nos quitó esa marca individualista que hizo de la caligrafía un aprendizaje que nos abría a la libertad de expresarnos y hacer de la palabra y su forma una descripción de nuestras ideas y emociones. En los escritos de Proust, dicen sus biógrafos,  se alcanzan a ver las lágrimas que caían sobre sus páginas, la tinta que se escurría llevándose las palabras. Excluir, eliminar es lo que dimensiona lo que conservamos, esa separación es central en la novela y es la fuerza de este testimonio. El papel tan frágil y efímero como la existencia, la caligrafía evidencia que no hay salida, que los sentimientos, ideas, cada página es una confrontación interna que no se resuelve, que mantiene la lucha. La belleza es inconclusa, y la tragedia es la imposibilidad de finalizar, nuestra razón de ser está encadenada a lo que nos aniquila.  

sábado, 11 de agosto de 2018

GRAFFITI, COMPLACENCIA INTELECTUAL Y NUEVA DEMAGOGIA

 Texto íntegro de mi participación en el encuentro de graffiteros en el que fui agredida con violencia física y verbal en una cobarde emboscada organizada con alevosía.


La rebeldía es la respuesta indomable al estatus, reta a las normas que podrían contenerla, se agita con las negaciones, involucra a la colectividad creando una fuerza que señala una cultura. Los motivos del rebelde se convierten en caminos y conducta, su impacto depende estrictamente de la potencia y la integridad de sus ideas, y de la inteligencia capaz de renovar y transgredir una realidad abriendo una salida para la libertad y la creación. El arte necesita rebeldes capaces de inventar  una perspectiva distinta de la realidad que la cotidianeidad no aporta. Expresarse y comunicar, aun desde la incontenible protesta, es la catarsis de cada ser humano, en esa comunicación nos conocemos y nos reflejamos, es por eso que el arte crea un puente de comunicación que nos involucra y compromete. 
 No estamos viviendo tiempos rebeldes, al contrario, estamos en la época de la asimilación inmediata,  la rebeldía no es perseguida, y el derecho a “expresarse” lo ejerce hasta la idea más estulta, en las redes el insulto es libertad de expresión, la masa aullando y linchando es opinión pública. En este nivel de rebeldía asimilado y auspiciado se encuentra el graffiti y sus diferentes variantes. Nació hace décadas en las manifestaciones de grupos marginales, los movimientos de negros y chicanos, las bandas que con estas intervenciones urbanas gritaban a la sociedad que no deberían ser ignorados. El estado de rebeldía y protesta fue comprado por las instituciones, las buenas intenciones oenegeras, los buscadores de tendencias, los curadores y museos de arte VIP, y los gobiernos que encontraron una vertiente para la demagogia y el populismo. El graffiti se convirtió en parte del lenguaje políticamente correcto que el establishment usa para la “integración” al estatus. Las urbes del mundo dejaron de padecen estas pinturas y ahora las fomentan apoyadas por los textos de los académicos del arte, la sociología y antropología que las estudian y clasifican, la publicidad las copia, los candidatos gubernamentales les entregan botes de pintura a los graffiteros, la rebeldía se burocratizó y se asimiló rápidamente creando círculos de poder, tráfico de puestos y privilegios. La asimilación ha sido tan efectiva que el graffiti vive estancado en la imitación sistemática de los cánones impuestos desde hace más de 40 años. Integrado al sistema tienen los privilegios del arte contemporáneo VIP el graffiti también tiene sus curadores, sociólogos y antropólogos que le llaman artista a todo el que tenga un bote de spray en la mano, y con una enorme condescendencia afirman que el graffiti es para “expresarse”, que son estéticas de la calle, hacen congresos, imparten posgrados, escriben trabajos de tesis, y  con esta enorme infraestructura se consideran infalibles a la crítica, a la que niegan rotundamente, estableciendo una forma de dictadura social con pinturas que existen por el allanamiento a la propiedad pública y privada. 
 Esa violación a los derechos ciudadanos se realiza con obras que en la inmensa mayoría carecen de originalidad y desarrollo técnico, al igual que el arte contemporáneo VIP, se posicionan como incuestionables y obligan a la aceptación desde el chantaje del victimismo social, y nos dicen “si me cuestionas estas en mi contra”, buscando los elogiosos aplausos de los críticos de arte que las explican en textos pagados por los museos y las universidades. La supuesta marginalidad se ha convertido en su propio establishment que les permite evadir las implicaciones de su autoría, a aceptar lo que han hecho y a responder de sus consecuencias, es la responsabilidad hacia el propio talento y las ideas. Los autores de graffiti detrás de un anonimato, se congregan en sociedades y grupos como parte de su manejo del poder, no son responsables de su autoría, al contrario, han hecho de la comunidad una salida políticamente correcta para evadir las consecuencias de sus actos. 
 La propuesta estética del graffiti se sostiene en la imitación sistemática de cánones y estilos muy limitados, copias directas de los graffitis norteamericanos, no han evolucionado, los distintos tipos de tags o firmas de nombre, las caligrafías que son variaciones unas de otras hasta los personajes, es una larga cadena de copias incapaces de  comunicar o expresar, en donde la libertad creativa no tiene sitio. Incluso los personajes representan una inmadurez estética y conceptual que parecería que los autores son perpetuos adolescentes, y que carecen de una realidad social. Es notable cómo las pinturas que se incluyen en el street art con grandes formatos figurativos en su mayoría imitan el lenguaje publicitario, plasmando fantasías y ficciones decorativas, que no manifiestan la marginalidad ni la rebeldía de un autor o colectivo,  imponiendo un lenguaje domesticado por el establishment. Es una minoría las que destacan por su realización y lenguaje, las que marcan una diferencia en las posibilidades del muro son vandalizadas por otros graffiteros que no respetan su espacio. Las pinturas que se hacen auspiciadas por instituciones únicamente unas pocas demuestran una propuesta con contenido, el resto de inmediato se asimilan y no plasman nada que pueda disgustar al patrocinador, podemos ver desde cartoons y emoticons, y no vemos nada que nos acerque a la supuesta marginalidad o urgencia de expresión de los autores, el lenguaje su principal arma, está integrado a la publicidad, a las redes sociales y la moda, complaciendo a un sistema que busca disfrazar las necesidades reales de su juventud. 
 La libertad ha inventado su propia celda y se refugia muy bien en ella, cobijada en una infraestructura que con unas pocas prebendas la mantiene domesticada, y en ¿dónde quedó el talento artístico para decir algo a la sociedad? Los graffiteros que niegan la crítica, están de espaldas a la sociedad, parece que no saben que necesitamos de una cultura urbana que nos salve de la invasión vulgar y grosera de la publicidad, de la flagrante presencia de las campañas políticas, de la contaminación visual que nos ahoga y que la creación de pinturas en los muros sería una gran aportación al paisaje urbano, sin embargo su imposición mayoritaria es para los tags que pueden ser desde el más elemental exabrupto hasta descomunales siglas. 
 El deterioro responde a que las paredes son un coto de poder y que evidentemente las personas con talento no tienen acceso a ellas, los colectivos que nada más les falta convertirse en sindicatos y en partidos políticos o tener representantes en la cámara de diputados, tienen coptados los muros, en las llamadas “estrategias de recuperación de espacios” las obras son de evidente complacencia. Es impensable que lo que vemos en los muros de la ciudad sea lo mejor que nos pueden ofrecer a los ciudadanos. Insisten en que sus pinturas no son actos vandálicos, que son estética urbana y que todos los habitantes de la urbe debemos respetarlas, como si fuera axiomático tomar un spray y con eso convertirse en invulnerable, entonces si quieren el respeto de la sociedad demuestren su talento y gánense los muros.
El espacio se detenta desde la inteligencia, la creación y la propuesta de verdad arriesgada en su contenido y en su lenguaje, no desde la protección del gobierno y las instituciones o desde la intransigencia del uso de la fuerza y el anonimato. Demuestren que son capaces de crear una verdadera estética urbana que aporte a los ciudadanos, que nos diga que no debemos ignorarlos porque son artistas con un compromiso real con la autoría y la creación. Entreguen espacios a los jóvenes verdaderamente talentosos, hagan de la rebeldía una potencia que trascienda saliendo de la ya invisible masa unificada en sus ideas y lenguajes que llena las paredes. Y si lo que prefieren en seguir como hasta ahora, esgrimiendo la falta de talento desde el chantaje del victimismo social, si lo que buscan se continuar con su asimilación al establishment y su irresponsabilidad autoral,  adelante, impongan su doctorado en graffiti en las universidades y con estos privilegios asuman el estatus que la sociedad les ha otorgado, y acepten que aunque no escuchen a las críticas, ustedes forman parte del deterioro social que nos ha llevado el sitio en donde nos encontramos. La disyuntiva es defender el talento y la creación, sean capaces de crear un verdadero movimiento pictórico, o seguir domesticados por el sistema

domingo, 5 de agosto de 2018

NO ME CALLARÀN COBARDES


La violencia física y verbal, la represión, no me intimidará ni me detendrá en la libre exposición de mis ideas. Lo que quieren silenciar es justamente lo que debemos revelar. Convoqué a un diálogo que desde un inicio fue saboteado con cartas y mentiras, atribuyéndome afirmaciones que no hice. En el recinto del Museo de la Ciudad de México, los grupos de graffiteros no dejaron de interrumpir y gritar durante mis intervenciones. Molestos por la crítica nunca escucharon mis argumentos, imponiendo una cerrazón que no dejó que el diálogo avanzara. Acostumbrados a los congresos y eventos realizados entre ellos y subvencionados por el Estado en el que no reciben críticas, que se desarrollan en el intercambio de elogios,  mi cuestionamiento a sus características estéticas y sus implicaciones sociales fue rechazado hasta llegar a la violencia física. 
Los graffiteros, aun con las evidencias de su violencia, continúan instalados en el chantaje del victimismo social, negando la responsabilidad de sus actos. La violencia está registrada en los medios, los graffitis están plasmados en los muros, es algo que todos pueden ver, el talento que logra conquistar una pared es aplastado por la inmensa mayoría de mediocres que invaden el espacio, es evidente que para estos grupos a hay dos enemigos: El talento y la libertad de expresión. 
Si esto es síntoma de los tiempos que estamos iniciando es alarmante, la censura es una enfermedad social que amedrenta a los individuos para ocultar la verdad. Desde aquí les digo, que no me van a intimidar, no me van a callar y que su cobardía los describe más que sus obras.
Agradezco a mis compañeros de Milenio Diario, Milenio Televisión, Milenio.com, al Consejo Editorial, el apoyo que me brindaron, a su reacción inmediata y solidaría, defendiendo el derecho a la libertad de expresión. La gran lección de este evento es y será la fuerza y el valor que existe en Milenio para defender a las ideas.

jueves, 2 de agosto de 2018

NO AL BOICOT Y AL SABOTAJE


EL EVENTO CONTINÙA, 
EL DIÀLOGO SIGUE ADELANTE
El sabotaje que están divulgando en las redes afirmado que este evento está cancelado es falso.
El comunicado de los “escritores de graffiti” es difamatorio, difunde afirmaciones que nunca he realizado.
Los grupos que se comportan como sindicatos intransigentes no representan a toda la comunidad graffitera, ni deciden la realización de un evento que ellos NO convocaron, lo convocamos el Museo de la Ciudad de México y yo.
Es un encuentro abierto a toda la comunidad y al público en general y se realizará el sábado 4 de agosto a las 11 am en el Museo de la Ciudad de México. Ahí estaré presente y dispuesta al diálogo.