jueves, 26 de julio de 2018

DIÀLOGO DE GRAFFITI ¡AVELINA LÈSPER, ME LA PELAS!

El diàlogo será el sábado 4 de agosto en el Museo de la Ciudad de México, a las 11 am. Es una invitación abierta al diálogo para los autores de estos graffitis, toda la comunidad graffitera  de la Ciudad y el público en general. 
Al final tendremos una sesión de preguntas y respuestas. 

martes, 24 de julio de 2018

DIÀLOGO DE GRAFFITI, ¡AVELINA LÈSPER, ME LA PELAS!

En la calle 4 Poniente esquina con Periférico Sur, en la Ciudad de México, un amigo mío, el Irrompible López, encontró un graffiti con la frase ¡Avelina Lésper, Me la Pelas! Los autores son Mufo y Neón.
Invito a los autores a que mantengamos un diálogo sobre lo que implican estas intervenciones y en qué sustentan su valor para considerarlas arte y argumenten por qué deben permanecer en las calles como parte de la cultura de la Ciudad.  
El Museo de la Ciudad de México es el organizador de este encuentro. 

El diàlogo será el sábado 4 de agosto en el Museo de la Ciudad de México, a las 11 am. Es una invitación abierta al diálogo para los autores de estos graffitis, toda la comunidad graffitera  de la Ciudad y el público en general. 
Al final tendremos una sesión de preguntas y respuestas. 


La llamada de atención de Mufo y Neon deberá ser un punto de partida, me interesa mucho escuchar y conocer los distintos puntos de vista, que la comunidad graffitera puedan llevar la responsabilidad de su autoría más allá de la clandestinidad y que expresen las ideas que pueden existir detrás de cada graffiti.
El primer diálogo será en la Ciudad de México el objetivo es que se integren las distintas comunidades del país, en Guadalajara y en Monterrey la presencia del graffiti es muy evidente.
 El Museo de la Ciudad de México realizará una trasmisión en vivo y esperamos que de esta reunión surjan las ideas que puedan aportar para diferenciar entre un movimiento estético y el vandalismo.

domingo, 22 de julio de 2018

NAHUI OLIN, AQUÌ SIGO

NAHUI OLIN, EL PAISAJISTA CARLOS LANDI
 La inmortalidad es un capricho, a veces impone pruebas portentosas que justifiquen la permanencia, exige que las obras contengan la fuerza de cien vidas, que la biografía esté saturada de leyendas que marquen la Historia; y en otras ocasiones pide poco, con apenas un gesto llega el golpe de la eternidad y levanta una estatua al cadáver. Impredecible, no admite imposiciones, desoye recomendaciones, se burla de los apologistas y los historiadores que a través de la invención forzada de un mito buscan construir el propio. 
NAHUI OLIN, AUTORRETRATO 
 La exposición de Nahui Olin, La mirada infinita, en el MUNAL, tal vez sirva para vender libros, posicionar el precio de sus obras y sus fotografías desnuda, pero no sirve para erigir al mito. La descripción de “genio Implícito” en su trabajo, la insistencia en que fue un ser excepcional se derrumba ante las obras. Se entretuvo con la poesía, pintura, música y todo con mediocridad y superficialidad, soportado con una belleza que ella misma y la exposición presentan como un factor capaz de transformarla en artista revolucionaria. Carente de un universo pictórico, sin un tema desarrollado, con un estilo que determinado por sus limitaciones, la exposición muestra a una perpetua amateur que nunca maduró como artista y que no aprendió a pintar ni al lado del Dr Atl. El pánico a envejecer que describe en sus poemas se refleja en su obra plástica, estancada y utilizada para decir que era “artista”. 
RETRATO DE NAHUI OLIN, POR EL DR ATL
Es muy sincera al afirmar que su “cuerpo es una obra de arte”, porque es lo único que de verdad valora, el narcicismo encegueció su “mirada infinita”, impedida o negada para aceptar que su insulsa obra plástica era el verdadero espejo de su existencia. Tener ojos verdes y ganas de desnudarse no es suficiente para trascender, en ese momento ya había miles de hombres y mujeres posando, la diferencia la hacen los fotógrafos, no la modelo, Nahui tiene el nivel de una instagramer, su único “mérito” fue ser una burguesa exhibicionista. 
NAHUI OLIN, MUJER CON ANTEOJOS

La tendencia políticamente correcta del nuevo feminismo baja las exigencias de las mujeres para consagrarlas y no es justo, en la misma época estaban pintando Frida Kahlo y María Izquierdo que desarrollaron una obra comprometida en su estilo y discurso; la poesía de Villaurrutia o Gorostiza dejan a los poemas de Nahui en el sitio que les corresponde, en berrinches egocéntricos. Esas mismas pinturas realizadas por un hombre nunca hubieran trascendido, y menos dentro del contexto de obras que estaban realizando los Muralistas, en la misma exposición la diferencia con las obras del Dr Atl es evidente, y los retratos que él le hizo a Nahui son los que han sembrado el mito que ahora tratan de inflar. Es una contradicción enorme que insistan en verla como “feminista” porque explotó su cuerpo, y posó en circunstancias que para el mismo feminismo es reducir el cuerpo femenino en un objeto, mientras, además parte de su “trayectoria” sea su historia amatoria, y que eso determine sus cualidades “intelectuales”. Rodeada de la intelectualidad, no fue poeta, ni pintora a la altura de su momento, buscó ser admirada, posar desnuda fue lo más que ofreció, aspirando a que eso determinara cómo se debería ver su obra. Los hobbies de “pintura de mujer rebelde” y de posar para sentirse hermosa, son el caparazón de una existencia que dice “aquí estoy”  sin saber para qué.

miércoles, 11 de julio de 2018

SE BUSCA AUTOR DE GRAFFITI

Estaba el Irrompible López, paseando después de su sesión con el imanologo, Lalo Camacho, y magnetizado, miro a su lado y encontró este graffiti en el sur de la Ciudad de México. Agradezco su descubrimiento.y que me haya tomado la fotgrafìa.  

Se busca al autor de este graffiti ubicado en la calle 4 Poniente esquina Periférico Sur en la Ciudad de México, a unos metros de la sala de conciertos Ollin Yoliztli.
La calle y el área en general están intervenidas por distintos graffitis, invito a los autores que tengamos un diálogo acerca de cuál es la finalidad de estas pinturas y sobre las diferencias de calidad entre ellas, en qué limite esto puede ser arte urbano o simple vandalismo.  
Si se ponen en contacto podemos ver en dónde mantenemos esta conversación abierta con todos los que pintan en los muros de la ciudad.

GATOS


Ocupados en distintos asuntos, obligados a resolverlos en ese instante, brincan a la mesa, se sientan encima del teclado, dirigen el mouse de la computadora, escribiendo un misterioso aforismo. La elasticidad de su cuerpo no hace más flexibles sus decisiones. Montaigne tenía la compañía de varios eruditos que ponían en orden su inmensa biblioteca, y cuando les pedía consejo para alguna línea de sus ensayos, tomaba un cordón y dialogaban importantes cuestiones, y concluía que el gato era el que jugaba con él. Se debaten en dilemas que requieren de un serio análisis, T S Eliot, en su poema del gato llamado The Rum Tum Tugger, describe su hamletiana personalidad, ante la densidad del aburrimiento quiere ir afuera y como “siempre está del lado equivocado de la puerta”, hay que volver a invitarlo a pasar, entrando en un círculo interminable de dudas, entradas y salidas. En las entrevistas siempre tienen algo que decir, maúllan participando en el momento más polémico de la conversación aportando desconcierto y derribando un argumento que se pierde a la menor divagación.

En una demostración de la inestabilidad de la materia tienen la capacidad de desaparecer, buscarlos es una misión de psíquicos y magos, capaces de ver fantasmas y espíritus, y una vez agotados los recursos de la investigación, ¡zaz! aparecen con paso silencioso, y mira alrededor preguntándose qué interrumpió su paseo. Impacientes, no les gusta posar para pintores, obligan a que la memoria y la observación trabajen, susceptibles detectan cuando los miran y se mueven de inmediato, Leonardo y Foujita los retrataron en movimiento o dormidos que es la única forma de que estén quietos. Estudiar un gato para dibujarlo debería ser una materia obligada en las carreras de arte, ver si la elástica columna gira del lado derecho o el izquierdo y si la proporción de la cola varía según las circunstancias. Rayados, rojos, grises, blancos, combinados, negros, con traje de noche tipo tuxedo, con calcetines y guantes, chalecos, antifaces, cejas y bigotillos blancos, el ajuar es interminable, con obsesión lo cuidan, se hacen largas toilettes, baños delicados y profundos.
Ahuyentan a la soledad, a la tristeza y a las plagas que merodean una casa,  limpian de dolor el alma y con su mirada nos dicen que son fieles, vigilantes y protectores. Contemplan por las ventanas añorando el espacio, ven pasar a los pájaros, y mientras beben un poco de leche o se saborean un plato de crema, con el movimiento de la cola nos dicen que aún son salvajes. En el desayuno compartimos un poquito de pan, en la cena adoran la avena o una  hoja de espinaca, nos hacen sentir que les gusta lo que hacemos, que viven nuestro presente en completa entrega, que no escatiman su presencia. Ven llegar a la noche con sus ojos brillantes, y se trasforman, recuperan su leyenda, se mitifican en el interminable abismo de los seños, y calientan el regazo, duermen con su pausada respiración, y nos abrazan y nos dicen: somos solitarios en compañía.

lunes, 9 de julio de 2018

ESA FOTOGRAFÌA

Esa fotografía cambió el destino de esos niños, esa fotografía denunció la política inhumana y cruel de Trump en contra de los inmigrantes, esa fotografía consiguió que el mundo se enterara de un crimen inenarrable. El fotógrafo John Moore captó a la niña hondureña de dos años de edad que llora desesperada y desolada ante el gigantismo prepotente de los guardias fronterizos. El fotógrafo Moore propició algo que a nivel institucional o intergubernamental era imposible de lograr, la difusión de esa ominosa imagen detonó la suspensión y la investigación de lo que hay detrás de esa criminal política de castigo para los inmigrantes.
 La fotografía de Moore dimensiona la importancia del trabajo de los fotógrafos y la labor periodística, la violación a los derechos que sufrieron durante meses esas familias, esos niños, nunca hubiera cambiado sin esa serie de fotografías. Moore ha trabajado en la India, Egipto, la frontera de México con Estados Unidos y Sudáfrica, los trabajos que realiza para Getty Images tienen la carga social y humana que hace que los acontecimientos trasciendan la estadística. El fotoperiodismo va más allá de la documentación, es una forma de “ver” lo que sucede, de anticiparse y prever a dónde se va a dirigir algo, estar alerta de en dónde se está gestando esa imagen que va a definir un acontecimiento. La capacidad de síntesis del fotoperiodismo está en que humaniza a los protagonistas, dando materia a la descripción escrita. Al leer el reportaje de un desastre o a lo crónica de un evento social, el acompañamiento de la fotografía culmina con la idea que nos formamos de lo comunicado, sin esa imagen no tendríamos completa nuestra apreciación y por eso la guardamos en la memoria.
Desde este espacio, y aunque sé que no lo va a leer, le agradezco a John Moore por realizar esas fotografías y haberlas publicado en las redes, por ser valiente y no dejarse intimidar por la presencia del poder, por vernos como seres humanos, porque gracias a él y al trabajo periodístico de miles de fotógrafos denunciando injusticias, ellos han provocado cambios como el que acabamos de vivir, hicieron más que los gobiernos de los países de origen de los migrantes, que han reaccionado con vergonzosa pasividad.
En la criminal política que emprendieron hace meses en contra de la inmigración a Estados Unidos, han desaparecido miles de niños, y es obvio que estas fotografías no solucionan esta tragedia, y sin embargo hicieron el cambio. Es lo que sucede con el arte, no cambia al mundo, pero es capaz de impactar y provocar reacciones sociales y humanas. Los fotoperiodistas muchas veces ponen en riesgo su vida, y aun así continúan con su trabajo, en la mayoría de las ocasiones los lectores no leen el crédito de la autoría de una imagen, pasa en el anonimato, para la mayoría de ellos la recompensa es intima, ver que su trabajo movió los engranajes de la justicia.  Recordamos el hecho y la escena y no sabemos quién hizo la fotografía, así es este trabajo, es esta ocasión podemos decir el nombre John Moore, y que sirva para decir el nombre de todos mis compañeros fotoperiodistas.