sábado, 6 de mayo de 2017

LA BARATIJA

Arte post mortem, obra de Eko, su sitio aquí
 Ultrajaron su memoria, convirtieron sus restos en una baratija, y agravando el insulto, pretendieron usar esa baratija para canjear sus archivos, que contienen el testimonio de su vida creadora. Esta profanación ubica al arquitecto Luis Barragán en el plano internacional como comparsa obligado de una “obra de arte hecha de con restos humanos”, ha dejado de ser un artista, lo redujeron a un despojo que se manipula como basura. La aportación de Barragán a la arquitectura mundial y a la identidad mexicana está rebajada en souvenir funerario, depredada entre la telenovela de una familia y los balbuceos incoherentes de una pseudo artista. La impunidad con la que atenta esta patología social llamada “arte contemporáneo”, ha oscurecido la obra del artista y sus problemas más serios: el descuido total de sus obras arquitectónicas y el gran desprecio que las instituciones gubernamentales y culturales tienen hacia los artistas y su acervo. El esfuerzo que hacen para destruir al arte real, desde el aparato académico, los museos, las instituciones, los teóricos y curadores del arte contemporáneo VIP queda evidenciado con esta obra, centrando la atención en un anillo que simboliza el exterminio del concepto de autor, y de la obra de Barragán en particular. El extremo del cinismo está en el objeto mismo, la supuesta artista tramitó en Suiza el proceso de hacer un diamante de laboratorio con cenizas, que desde el año 2005 hace la misma empresa Algordanza con las funerarias J. García López  y que despacha en su sucursal de Guadalajara, Jalisco. Las instituciones gubernamentales y los familiares, reencarnados en los personajes cómplices y cobardes de los Caprichos de Goya, le patrocinaron el engaño y la mandaron a pasear a Europa. Es tal la liberalidad de la legislación de las cenizas en Suiza que se pueden hacer diamantes “simbólicos” con cenizas de árboles, y ya que la pseudo artista  sostiene su “obra” en mentiras, vale la pena preguntarse de qué está hecho eso que veneran con fetichismo imbécil en las salas del MUAC, velado por Medina, sepulturero-curador en jefe.
El argumento absurdo de que es un “anillo de compromiso” para regresar los archivos Barragán a México sólo puede ser creído porque no existe capacidad crítica frente a las burlas del arte contemporáneo VIP. Las opiniones en masa han sumado artículos “esclarecedores”, siguiendo el juego a esta violación oportunista, decía Kurt Schwitters que “todo lo que escupe un artista es arte”, y ante un escupitajo no hay necesidad de argumentar su validación, es lo que es. La cobardía acrítica de los alumnos de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, que no se opusieron a que se exhibiera este objeto, es parte de la complicidad académica con una falsa expresión artística. 
Agradezco públicamente a Federica Zanco y a su Fundación que resguarde estos archivos lejos de la parentela y de nuestras instituciones, evidentemente ella si sabe valorar su importancia. Espero que con esto la venta de los servicios funerarios de J. García López crezca en alianza con el MUAC y que enriquezca sus exposiciones. En una sala de exposiciones temporales los clientes velarían a sus familiares convertidos en diamantes, se venden unos 60 al año. El Instituto de Enfermedades Estéticas de la UNAM entregaría los certificados de autenticidad. En la sala exposiciones permanentes, la UNAM y el gobierno adquirirían los planes todo incluido para que inmortalice en diamantes a los involucrados que autorizaron y apoyaron este esperpento, los coloquen en una calavera como la de Hirst, resignificados en obras de arte VIP post mortem. La cédula la escribirá el sepulturero-curador Medina, y debe iniciar citando el slogan de De Beers, “el insulto es para siempre”.