La fórmula infalible para que alguien no lea es decirle que
la lectura es buena, al margen de lo que se lea, y esa recomendación es común
que venga de gente que no lee. La Cámara de la Comunicación, Voz de lasEmpresas invade paradores y mobiliario urbano con una campaña inútil que sesupone invita a la lectura. Es realizada por publicistas, un sector profesional
inculto y superficial, acostumbrado a destrozar el lenguaje para hacer
campañas, así que tienen la ocurrencia de escribir incorrectamente la palabra
leer, seguramente para “llamar la atención”. La campaña es una colección de
despropósitos, utiliza a “personalidades” que nada tienen que ver con las áreas
del conocimiento que detona la cultura, porque para su elemental criterio, si
venden un refresco venden un libro. La publicidad es estulta e ignora muchas
cosas: No es lo mismo impulsar la lectura que el conocimiento, leer no es
axiomático, la lectura de baja calidad no aporta y puede perjudicar, internet
está saturado de contenido basura que se lee, las mesas de novedades de las
librerías comerciales tienen ínfima calidad, dedicarle veinte minutos a esas
lecturas es igual que atiborrarse de comida chatarra. El slogan “lo que importa
está en tu cabeza” no conduce a saber algo más, la cabeza es una parte del
cuerpo, y todo el cuerpo es importante, eso se confirma en los anuncios con las
deportistas, ellas cultivan su cuerpo. La inteligencia es el lugar que procesa la
lectura que realizamos gracias al cuerpo. Los anuncios van desde cartoons que
hablan de la “buena onda” hasta uno que dice que el pediatra debe “recomendar a
los padres las lecturas de sus hijos”, para los publicistas los libros son un objeto
extraño que requiere receta médica para ser adquirido ¿Qué va a recomendar un
pediatra? ¿Un manual para tratar la diarrea infantil? Si los niños y jóvenes
leyeran sus libros de texto y las lecturas que les exige en la escuela,
tendrían una cultura aceptable, entonces la recomendación es que estudien.
Es
como la gente que dice “hay que leer de todo” es falso, hay que acercarse
únicamente a lecturas de calidad, por complejas que sean. Los apologistas del
boom de internet afirman que nunca se había leído tanto, y es verdad, la gente ha
adquirido una enorme ignorancia gracias a esa lectura masiva de sitios de
chismes, noticias falsas y difamaciones, campañas como la de estos publicistas
incrementan el acceso a la infra lectura. En contra de lo que esta campaña
afirma, y desde mi posición como lectora, les digo a los jóvenes, que si van a
leer libros basura tipo Jordi Rosado, si van a leer fórmulas para la felicidad,
el éxito y el dinero, o narco novela, auto biografías pagadas y luminarias de
ese nivel, es preferible que no pierdan los veinte minutos que los publicistas
les piden. Lean libros complejos, lean poesía, filosofía, a los clásicos en
novela y teatro, es mejor que le dediquen un año a Thomas Mann o a Marcel
Proust que cinco minutos a un libro basura.
lunes, 27 de febrero de 2017
sábado, 18 de febrero de 2017
EL ARTE DEL ANTOJO
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Kusama puso sus bolitas en tiendas Louis Vuitton, Hirst en botas Manolo Blahnik, Orozco pone las suyas en bolsas de donas y junk food. Cada artista se pega en donde su fama y su cotización le permiten.
El concepto de la obra de Orozco y el de Oxxo tienen metas de a dos por uno: selección elemental de comida y obras procesadas de fácil consumo. Las papas fritas, pasteles empacados, refrescos, son fórmulas “secretas” de ingredientes químicos, diseñados para un consumo antojadizo que pasivamente se deja manipular por la publicidad; la “fórmula secreta” de la obra de Orozco es ser un eterno mingitorio firmado, de ingredientes retóricos, diseñada para coleccionistas que se dejan engañar por la manipulación publicitaria de los golosos teóricos, museos y galeristas.
La comida basura ha pervertido a la alimentación de la misma forma en que el arte VIP, como el de Orozco, ha pervertido el pensamiento artístico, los falsos argumentos de los nutriólogos que la industria compra para defenderse, son como los de académicos que divulgan al arte VIP. También coinciden en que la oferta del artista y de la tienda persigue al impulso irracional: nadie necesita refrescos o burritos prefabricados, ni pegatinas azules y rojas; es igual de ocioso comer un alimento artificial creyendo que eso nutre y comprar pegatinas creyendo que eso es arte.
Las diferencias son: la comida basura está atiborrada de conservadores para durar años sin descomponerse, es cara y se vende masivamente; las obras de Orozco caducan dentro de la galería y su impacto en el mercado es marginal, vende poco y no se cotiza entre los "famosos" del arte VIP internacional. El mercado de junk food satisface a sus clientes con azúcar, grasa y sal, sus logotipos de colores están más logrados que los circulitos “artísticos” que no mejoran el empaque. A nivel readymade la bolsa de papas-mingitorio es un producto más trabajado que la firma que lo hace “arte”.
Al mimetizarse con esta franquicia y sus marcas muy bien posicionadas, Orozco evoca el sueño imposible de ser conocido y adictivo en el mundo del arte como son esos productos basura en la población. Orozco dimensiona su obra voluntariamente, él mismo clasifica, define y compara su trabajo con productos sin calidad, que lucran con la ignorancia y la salud de las personas. Nos dice que su obra es desechable, inflada como una bolsa de papas fritas, dañina para el arte.
viernes, 3 de febrero de 2017
EL TRIUNFO DE LA VERDAD
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EKO, sitio con su obra aquí |
La verdad es el tema medular de la filosofía, en nuestra relación
con la realidad y es esencial en la ética personal y social. ¿Qué es verdad o
qué hace a algo verdadero? En la teoría de la correspondencia, lo que decimos o
creemos es verdad si corresponde con los hechos. El filósofo G.E. Moore en su
teoría de la identidad de la verdad dice que “no hay diferencia entre la verdad
y la realidad a la que corresponde”, son idénticas. En las distintas teorías el
lenguaje está involucrado porque es la forma de manifestar un hecho, aún en las
teorías que niegan las proposiciones.
La actualidad padece una patológica obsesión con negar la
realidad, mentir es un recurso social, político, artístico y económico. El
problema ha llegado a tal grado porque no está condenado, por el contrario, está
completamente integrado a la conducta. La difamación sin reparación en las
redes sociales, la propagación de información y noticias deliberadamente falsas
en internet, las decisiones políticas sostenidas en hechos inexistentes, aunque
se señalen, son un sistema para construir argumentos que justifiquen actos
inaceptables y faltos de ética. Mentir es un arma contra la realidad que alienta
una conducta que no responde a la racionalidad, mentir es parte de la
irracionalidad de nuestras emociones, lo que creemos es más importante que lo
real, no importa que no corresponda, creer o sentir es lo único válido. El
racismo carece de argumentos verdaderos, los nazis inventaron informes
científicos falsos para sostener sus teorías de la superioridad racial.
Los
“hechos alternativos” o la “post verdad”, no existen, la búsqueda de la verdad
tiene un compromiso con los hechos o con la realidad, la alternancia abre la
posibilidad a que algo no “sea”, no pueden convivir hechos falsos con
verdaderos o realidad con irrealidad. La sociedad ha llegado al extremo que
estamos viviendo porque se ha tomado con ominosa irresponsabilidad la libertad
de expresión en las redes sociales. Desde la “inocua” actividad de mentir en un
selfie hasta la propagación de calumnias, es cotidianeidad contemporánea asumida,
nuestra sociedad está más cómoda con la mentira, la virtualidad tecnológica
encierra nuestra mirada en una pantalla que muestra un fragmento deformado de
lo que transcurre, decir falsedades en 140 caracteres es un hábito socialmente
imitado y replicado, que se convierte en un éxito entre más veces lo repitan.
El éxito de esa replicación no lo hace verdad, su aprobación es la popularidad,
la satisfacción de la visceralidad de la masa sustituye a la verdad: me das lo
que quiero, entonces para mí es verdadero. La realidad se convierte en un
antagonista que entorpece la unión de la horda alrededor de las ideas que rigen
su conducta, entonces debe ser destruida, pero como la realidad es más potente
que sus enemigos, ésta sobrevive. En eso radica el triunfo de la verdad sobre
la mentira, en que la realidad y los hechos existen, y negarlos no los
destruye.
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