lunes, 12 de diciembre de 2016
¿COMPRENDER O ACEPTAR?
La frase más repetida del arte contemporáneo VIP es “si no
te gusta es que no entiendes”, cuando afirmamos “esto no es arte” la respuesta
es “es arte que no entiendes” o “el arte ya no se limita a un tipo de objetos”
o “esa cuestión ya es inoperante en nuestro días”. La diferencia entre comprender y aceptar o
asumir algo es enorme. El que comprende no necesariamente tiene que aceptar, se
puede entender algo claramente, discernir una situación y eso no implica que
tengamos que aceptarla como tal, integrarnos a sus condiciones. Lo que el arte
contemporáneo VIP presenta como arte es fácilmente “entendible”, en su
presencia o contenido no hay complejidad o misterio, el rechazo no es falta de
asimilación de lo visto o escuchado, el espectador disiente, se manifiesta
contrario a la aceptación desde el entendido de que eso lo están presentando
como arte. Lo “real” es el término que usamos para designar a lo que
materialmente existe, lo que es, en
la contradicción entre lo que vemos y lo que nos dicen que la obra es entra nuestra negación de aceptar y
entonces dicen “es que no entiendes”.
El arte VIP pretende que aceptemos, no que entendamos, el
sometimiento ante lo preestablecido que impide el diálogo, las cosas no son como
son, son como los gestores VIP dicen que son. Es muy común que en la vida
cotidiana se afirma que hay circunstancias que tenemos que asumir porque no hay
opción, porque son fatales o irreversibles, por ejemplo, una mala decisión
gubernamental, contra el poder se puede muy poco, si el ministro de Hacienda
paraliza la economía por una política persecutoria, no podemos evitarlo. De la
misma forma funciona el arte VIP, los
académicos deciden que es arte un video de un tipo que canta en la bañera,
fuera de foco, mal audio, penosa edición, amateurismo grosero, proclaman que no
está en nuestro poder decir “esto no es arte”. Sin embargo si nos rebelamos
ante una política impositiva o por lo menos manifestamos nuestro malestar le
demostramos a la prepotencia del poder que no debe subestimarnos. Al negarnos a
aceptar que las obras VIP son arte le estamos diciendo a la poderosa academia,
los teóricos, docentes universitarios y artistas VIP que no pueden manipularnos.
Las palabras no son y nunca serán suficientes para
distorsionar los hechos, lo que alguien imagine o crea de su obra no es una
obligación para los demás y mucho menos altera la presencia de la obra. La
mediocridad no se sustituye con lenguaje o preceptos, tampoco se ve
transformada por una teoría, porque es una insuficiencia intelectual. El
resultado de la obra depende de las capacidades y limitaciones del artista, no
de las teorías, la receta no genera al arte, el arte en su creación genera su
propio camino. Los espectadores y los artistas no van a tener arte como
resultado de la asimilación de los conceptos VIP, la contemplación y la
creación son experimentación en libertad de ver, pensar y sentir.
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