Se puede copiar la forma pero no se puede mentir con el
contenido. Las características estéticas de una obra están sostenidas en su
contenido filosófico, esencial, el cómo hacer está supeditado al qué decir, la
exposición Beyond Caravaggio de la
National Gallery en Londres investiga en los artistas influenciados por la
pintura del Caravaggio.
El fenómeno es que la influencia va más allá de su tiempo, y
es más profunda que una aportación estética. La exposición aborda únicamente a los
artistas de la época, pero la trascendencia de Caravaggio está en que trajo a
la realidad al lienzo, la implicó como un principio y la definió como belleza.
La santidad se volvió humana, sucia, mal oliente, la sangre tenía que fluir, el
drama explotar, las emociones del espectador estaban en la dramaturgia de la
composición: sentir, vivir y morir. Humanizar al arte trasformó su concepción,
después del Caravaggio volver a idealizar o fingir es una renuncia, el
Neoclasicismo fue un retroceso filosófico y estético que desnaturalizó a la
belleza. El realismo contemporáneo no existiría sin la sísmica revolución del
Caravaggio, el hiperrealismo fotográfico que se limita a la imitación del
ángulo digital y a la frialdad de la pirotecnia son evasiones de la
profundidad, se quedan en la superficialidad de la forma. Las obras de José de
Ribera son las que más claramente comparten la violencia visual del Tenebrismo con un cuerpo existencial,
con fluidos, enfermedades.

En la composición de Caravaggio desparecen los reinos
celestiales, la historia nace de la tierra, inicia en la parte inferior de sus
cuadros, la luz nos lleva la mirada para encontrarnos con nuestra propia conciencia,
con la inocultable miseria de la mortalidad. La cuidadosa puesta en escena es
un artificio que sostiene la recreación de la realidad, la luz es la
revelación, nos dice esto existe, así somos, la fe se sostiene en lo invisible
porque lo visible es terrible. La realidad trae a sus parias y sus
mezquindades, ladrones, asesinos, traidores, víctimas, conviven con la piedad y
la compasión, la pintura es capaz de contener a la naturaleza humana,
describirla, y hacerlo con la belleza del claro oscuro, imponiendo a la
iluminación como una guía filosófica. La poesía de la verdad, la responsabilidad
del artista como testigo y denunciante, en la pintura La aprehensión de Cristo, el traidor sujeta a Cristo, lo besa
buscando su mirada, la victima baja las manos rindiéndose a su destino, detrás
de ellos un hombre aúlla horrorizado; el dolor, la trayectoria de la escena de
derecha a izquierda es una narración de la implosión del realismo en el arte,
la humanización acabó con el sueño, solo nos queda entregarnos a este espejo,
aceptar el infausto beso de lo real, de lo que somos y asumir que ahí hay
belleza. El hombre que sostiene la lámpara que revela la traición es
Caravaggio, es un autorretrato que otorga al arte la capacidad de gritar,
exhibir, consagrar.