El arte contemporáneo VIP es el arte de las explicaciones,
cada gesto, obra u objeto, lo que el artista haya decidido que es arte, está
protegido con una cédula que niega la evidente contradicción entre lo que vemos
o escuchamos. Cuando la exposición no tiene el “éxito” esperado, los promotores
y expertos afirman que fue porque no había una explicación contundente en las
cédulas y folletos, que son indispensables porque dicen que la mayoría no se ha
percatado, ni comprendido que el arte se trasformó y que ya no es lo que era
antes. ¿Antes de qué? De que el talento haya sido sustituido por la
mediocridad, la facilidad y la complacencia.

La contradicción está en que el arte se complejizó en su retórica
y la manifestación como obra de arte se degradó
hasta la estulticia. La obra ya no es el objeto y su evidente corporeidad, es
la teoría que lo sustenta como arte. Esa teoría compleja y moralígena, porque toda
obra tiene un substrato social “bueno”, escrita con la jerga y el entramado teórico
que la hacen parecer algo serio, es un argumento débil e insuficiente. En el
Armory de Nueva York se expone la “obra completa” de ese representante de la
infra inteligencia que es Martin Creed, producto de la marca Young British Artists, creada y
promocionada por el publicista Saatchi. La obra de Creed es un ejemplo de lo
que hacen la mayoría de artistas, acá tenemos a su imitador Gabriel Orozco, que
reúne el minimalismo de la inteligencia con el de la forma. Los críticos dicen
que las obras de Creed hablan de “nuestra necesidad de autodestrucción,
limpieza y muerte” y que “empujan a vivir y comprender el presente” y la obra
es un video de una performancera defecando o una puerta que se abre y se
cierra, una habitación llena de globos, cajas apiladas etc. Hacen referencias
históricas del conceptualismo de los años 70’s, aseguran que lleva la
“propuesta duchampiana con insólita profundidad” como si Duchamp pudiera
ser “profundo”, generan mensajes
políticos y una serie de argumentos que justifican esas cosas puestas en un
recinto como objetos artísticos. Entonces, si la obra es todo esto ¿por qué lo
tiene que decir un texto y no su misma presencia? ¿Por qué Creed no puede
producir un objeto capaz de existir sin retórica?

No es un asunto de información, el arte VIP es más
proselitista que un político en campaña; tampoco es una novedad, tenemos
décadas viendo lo mismo en miles de museos y galerías, de hecho son los reyes
del mercado del arte; tampoco es el arte de “los jóvenes”, Creed y Orozco, y
las súper stars VIP andan en los sesenta años o más. Es simplemente que la
inteligencia y el talento no pueden falsificarse, estas obras son el resultado
del inexcusable vicio social de promover y comercializar a la mediocridad, así
como la comida basura es apoyada por millones de dólares en publicidad estas
obras son publicitadas por universidades, museos y críticos para venderlas en galerías
y subastas.
El arte VIP no es el arte del presente, es el arte de un grupo abusivo
de comerciantes y sus prosélitos; el talento, como siempre, sobrevivirá al
fraude.