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Yo transporto, SAPS, 2016, Fotografía Aldo Hinojosa. |
Qué desperdicio utilizar el nombre de David Alfaro Siqueiros para presentar
decenas de artistas mediocres. Qué desperdicio invadir el acervo, la casa y el
legado de Siqueiros para montar exposiciones y actividades de ínfima calidad.
Qué desperdicio y qué ofensa llamar muralismo a las agresiones que cometen con
la fachada de la casa de Siqueiros. Qué saqueo malgastar el dinero de los
impuestos y del escaso presupuesto que se asigna a Cultura para mantener a
Taiyana Pimentel en su dictatorial puesto en el museo y en la Tallera, pagar
obras comisionadas de hiperbolizada estulticia y además deteriorar veloz y
cínicamente el legado de Siqueiros. Les estorba el nombre de Siqueiros y lo
reducen a unas siglas que dicen nada “SAPS”, que resignificaremos como: Sólo Artistas Panfletarios y Saqueadores.
Y por si fuera poco, en un homenaje a sus despropósitos, montan una exposición
con materiales de embalaje y los desperdician alardeando de un concepto congruente
con su política de destrucción de la plástica.
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Yo transporto, SAPS, 2016, Fotografía Aldo Hinojosa. |
El legado de Siqueiros estaba designado para investigar en la
composición espacial que llevó al virtuosismo en sus murales y ninguna exposición
desde el periodo que registran en 2009 ha estado orientada a esta
investigación. Analicemos la trayectoria del SAPS: han mostrado hamburguesas
encimadas, videos sin sentido, papeles recolectados en la basura, han hecho
pedazos la duela del piso, han ridiculizado al muralismo comparándolo con una
pinta de propaganda electoral o triturándolo en confeti, y literalmente le
pagaron a Wilfredo Prieto para que se orinara en el nombre de Siqueiros. ¿Qué
más quieren hacer? ¿Qué otra cosa le van a permitir a la dictadora Pimentel?
¿Hasta cuándo van a patrocinar y solapar la impunidad de este destrucción?
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Orina y cerveza, Wilfredo Prieto, SAPS. |
La exposición actual Yo transporto,
es una instalación hecha con materiales costosos de embalaje especial para
arte que los despilfarra en un montaje que ignora las posibilidades del
material y que no sabe usar el espacio planteando torpemente el volumen, es una
demostración de lo que sucede en este museo, y con el arte contemporáneo VIP:
el contenedor, es decir el museo, es más valioso que el contenido. Las cédulas
se pierden en hilarantes explicaciones en las que ni el artista ni la curadora
se ponen de acuerdo en qué quieren decir, falseando la información al afirmar
que esos embalajes se usan para pinturas o esculturas, cualquier profesional sabe
que las cosas sin valor del arte VIP, obras como una sartén o un ventilador
roto, también se embalan en esas cajas porque ya “son arte” reiterando que el
contenedor valida al contenido.
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Deterioro de los murales de Siqueiros en SAPS, Fotografía Aldo Hinojosa. |
La directora además utiliza la cédula de la exposición y
hasta a los cuidadores del museo para divulgar que “sus finanzas son muy
deterioradas” y en realidad para lo que hace no necesita dinero, al contrario, deberían
indemnizar al público y multar a cada artista por el descarado saqueo que hacen
contra el museo, el erario y el nombre de Siqueiros usando el espacio para las
infra inteligentes cosas que exponen. La virtud más sobresaliente de esta obra,
según Pimentel, es que el artista la dona y con su venta va a “reconstituir las
deterioradas finanzas del museo”, si ese es el objetivo del SAPS pues ya se
tardaron, en vez de seguir ensuciando el nombre de Siqueiros, y “aludiendo a la
construcción ontológica de conocimientos” hagan otra “intervención espacial” y metan una taquería-gourmet VIP o lo que la
directora crea que “redefine la economía del museo”, con la ominosa trayectoria
que tiene en ese espacio ya es lo único que le hace falta hacer.