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El actual Museo Carrillo Gil se ha convertido en el refugio
de los ninis: los expuestos ni son artistas, ni tienen talento, ni saben curar
una exposición. Como ni hay exposición permanente, el espacio ni de referencia
turística sirve, así que sin las obras que le dan sentido lo llamaremos desde
ahora Museo carillo vil.
Las
exposiciones montadas son: los ninis BBVA Bancomer, una exposición de un
artista VIP importado de España y otra que usa como “pretexto” el aniversario
de Hieronymus Bosch, el Bosco y su pintura El
Jardín de las Delicias.
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Exposición con el pretexto del Bosco. |
La exposición alusiva al Bosco, es sintomática de la falta
de comprensión que el arte VIP tiene con la pintura, los más de 20 artistas y su curador no logran ni remotamente
dimensionar El Jardín de las Delicias.
La pretenciosa y fatua idea de que el nulo manejo del espacio de la curaduría con
esa aglomeración de videos, objetos, textos y sonidos es una “entropía” que
puede darnos una referencia o interpretación de esta pintura, únicamente
describe lo desproporcionado y vanidoso que es el arte VIP con los conceptos
que usa, demuestra la superficialidad en la que se desarrollan y en el momento
que abordan la obra del Bosco, que sí tiene contenido filosófico y estético, ignoran
cómo analizarlo y mucho menos replantearlo. La desesperación curatorial rellenó
con textos lo que los artistas no pudieron decir por su incapacidad de acceder a
la complejidad simbólica, al estado de la belleza de la pintura. Estas personas
no saben ver al Bosco, no les interesa, las obras podrían cargar con otro
“pretexto” y daría lo mismo, hasta la pintura de Manuel Mathar que está muy
bien realizada, no tiene qué hacer ahí, se supone que la acompaña un trabajo
sonoro imposible de detectar.
No es que se hayan quedado cortos, es que están en la
indigencia intelectual. Si quieren hacer homenajes, o lo que sea que el curador
haya pretendido, tomen a sus genios culmen
del estilo VIP como Yoko Ono, Jeff Koons y demás luminarias, eso es lo que está
a su alcance mental.