domingo, 26 de abril de 2015

LAS RELIQUIAS DE CERVANTES.

Adorar a las reliquias es parte del pensamiento mágico, creer que los restos de alguien famoso, célebre o mítico tienen que ser exhumados para rendirles homenaje alimenta una fantasía y no hace honor al cadáver. El gobierno derechista de la Cuidad de Madrid, encabezado por Ana Botella, está obsesionado en recuperar los huesos de Miguel de Cervantes, enterrado desde hace 400 años en la antigua iglesia de las Trinitarias, entre un montón de osamentas de las que carecen de información. No es de extrañar en una cultura ultra católica que erige templos a las reliquias, igual que la mexicana, y las saca a desfilar entre las multitudes haciendo del pasado fantástico una tradición de cohesión socio-cultural. Supongamos que después de este atentado a los restos mortales de los otros enterrados que están compartiendo la extinción de su materia, encuentran los fragmentos de la osamenta del escritor ¿Qué van a hacer con ella? ¿La meterán dentro de un capelo de cristal para que veamos que hasta los autores de obras inmortales se desintegran en la nada? ¿La exhibirán para demostrar cómo la trascendencia en el arte no libera de morir como un don nadie? En el delirio por las cuestiones metafísicas ¿Tratarán de convertirlo en santo y pedirle que desde su cielo cristiano ilumine a los escritores mediocres? Tal vez el gobierno de Madrid, aprovechando el empuje publicitario, haga un parque temático, como el que construyen los creacionistas sobre la Biblia, y pongan los huesos en una urna con luz neón y cobren una cuota por hacerse un selfie con lo que queda del autor del Quijote. Podrían integrarlo a las procesiones de Semana Santa con gente disfrazada ad hoc para la ocasión.
Es tal la urgencia por explotarlo que no dudo que decidan engañar al público y anuncien que ya lo encontraron aunque no sea cierto. En Francia sucedió con Juana de Arco, dijeron que encontraron sus huesos y resultó que al hacer las pruebas científicas, eran de gato. En todo caso, es recomendable que tengan un stock de huesos por si esos continúan su proceso natural y se hacen polvo, para que rellenen el capelo.

Es una oportunidad para que los políticos se pongan creativos con este despropósito publicitario. Lo que sí es seguro es que sacar esos huesos de ahí, montar este espectáculo penoso no va a invitar a que esos políticos y la gente en general lea el Quijote, ni va a motivar a que su obra se estudie. Esos huesos, así en pedazos van a convertir a Cervantes en materia de morbo social, en fenómeno de circo, va a desatar una curiosidad sin respeto por su obra. Cervantes es sus personajes, sus palabras, cada página que escribió, si lo admiraran no profanarían su tumba. Con esta excavación no están generando conocimiento sobre el autor, están abusando de su celebridad. Están utilizando sus restos como acierto político, como un punto a favor en una época de elecciones.  Es una pena que la comunidad intelectual de ese país permita que se profane una tumba y se utilice su osamenta como propaganda.     

domingo, 19 de abril de 2015

MURALISMO VISIONARIO.

Los artistas del movimiento muralista del siglo XX decidieron plasmar preocupaciones sociales en el muro y guiar el compromiso del arte público. Los murales del New School for Social Research (Nueva York 1930) fueron emblemáticos, uno de ellos a cargo de José Clemente Orozco, denunciaba el imperialismo británico en la India, mostraba la Revolución Mexicana y la Revolución Marxista en Rusia, y en el otro mural Thomas Hart Benton pintó una narración crítica llamada America Today. Este mural está recuperado y expuesto actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York. La descripción que hace Benton de América es tan actual y feroz que el museo se vio obligado a “traducir” el contenido con un texto que la presenta como “una obra que idealiza una sociedad que vive la fascinación por las máquinas en un despegue humano y económico”. La reseña del New York Times, repitiendo la infundada pretensión de que sólo el arte contemporáneo VIP hace crítica social, lo calificó de curiosidad histórica.
Benton pinta este mural durante el shock por la Gran Depresión que acabó con el sueño del progreso y que despertó movimientos de tendencia izquierdista. Benton militaba en grupos artísticos contestatarios que denunciaron las trágicas consecuencias de la Gran Depresión, la corrupción y la diferencia abismal de las clases sociales, que también es descrita con crudeza en la obra monocroma Gods’ Man de Lynd Ward, el artista creador la primera novela gráfica americana. La América de Benton es la América de hoy, pero el continente entero, una visión que más tarde inspiraría obras como The Grapes of Wrath de John Steinbeck filmada por John Ford. El mural contiene ocho secciones pintadas en temple sobre gesso en lino montado en paneles de madera.
El panel Instruments of Power se concentra en la tecnología, aviones, locomotoras, la generación de energía, es una composición cinética que se expande fuera del muro. Lejos de ser una utopía como afirma el MET, la pintura anuncia la dominación capitalista que controla el progreso a través de los avances tecnológicos y científicos que dejan relegados a los países subdesarrollados, como el nuestro. 
Deep South denuncia que la esclavitud en el campo sureño continúa, en el primer plano un campesino negro vacía un costal de algodón en la báscula del capataz. La modernidad no ha llegado, los negros siguen sometidos a un régimen laboral inhumano, los patrones blancos controlan la tierra y las cosechas. Traspasamos estas escenas al campo del resto de América Latina y veremos que después de Revoluciones, Reformas Agrarias y sistemas clientelares, seguimos en un atraso social y productivo idéntico al del mural. 
Midwest se adentra en la explotación industrial del campo, de los bosques y los animales de granja; se acaban las cooperativas minoritarias, nace el modelo que detonó las primeras fortunas americanas, rompió el equilibrio con la sobre producción y la especulación de precios y productos. Actualmente eso se mantiene, la industria alimentaria prefiere tirar toneladas de alimentos para manipular precios y la expoliación de los recursos naturales ésta devastando a la ecología. 
Las secciones Changing West, Coal, Steel, City Building, exponen la idea rectora del mural: el progreso se sostiene sobre las clases obreras, en los que no pueden acceder a esa riqueza, ellos construyen los rascacielos, explotan las minas, trabajan en las fábricas, en ningún panel vemos a los jerarcas del capital, hay manos, cuerpos que son usados como maquinaria. 
El panel final City Activities With Subway es la decadencia ética, los residuos del progreso. Especuladores de la bolsa de valores, fiestas burguesas con alambiques de alcohol violando la prohibición, diversiones evasivas, sobornos, las “taxi dancers” mujeres que cobraban por bailar con los clientes. Es nuestra sociedad contemporánea: un pequeño grupo de especuladores y banqueros llevan países a la quiebra, la injerencia imperialista a través las políticas incongruentes hacia las drogas, y la ignorancia masiva absorta en el entretenimiento digital. El progreso no es utopía ni ideal humanista, es injusto. 

El mural de Benton es un vaticinio crítico que se proyectó como una advertencia del futuro.  

sábado, 4 de abril de 2015

DEMASIADO ARTE.

TP Hardisty Composition No 1 Rubber Ducks, 2105 
 London Art Fair en Londres y el Armory Show en Nueva York son ferias con una oferta similar a las del resto del mundo: algo de obra “histórica”, pintura con calidad variable y numerosas galerías de estilo contemporáneo VIP y sus objetos con precios ridículos. Cada año se realizan en el planeta casi 170 ferias de arte, es imposible darles seguimiento a todas. Hasta los mercados más limitados, como el de México, tienen ferias que fingen ingresar al Primer Mundo.  Gracias al producto que venden las ferias dan la falsa apariencia de ser una actividad cultural, y no lo son, se puede ver arte verdadero pero básicamente son un negocio de compra-venta directa. La diferencia con otras ferias, por ejemplo las de tecnología, es que aquí timar al cliente no solo está permitido, es un aliciente comercial. Siempre va a existir alguien que crea que ceder al fraude de un grupo de oportunistas aporta estatus social y que el encanto personal aumenta al sacar la tarjeta black y pagar por una colección de tapas de botella o de patos de goma.
 
TP Hardisty Composition No 1 Rubber Ducks, 2105 
 ¿Existe suficiente arte para alimentar a tantas ferias? Por supuesto, el factor fundamental que ha detonado el boom de las ferias es que hay demasiado arte del estilo contemporáneo VIP, muchísimo, hay más arte que compradores, museos, bienales y galerías. Hay mas timadores que timados. Este modelo teórico en el que un montón de suvenires de la Torre Eiffel amarrados con un cable, pañuelos colgados de un gancho y demás “genialidades” se pueden exponer como arte ha provocado una explosión artistas readymade, falso talento, ocurrencias rápidas y obras instantáneas. Un mercado en apariencia inmenso es un canal de negocio muy limitado para una oferta ilimitada. Demasiadas obras, poca inteligencia, escasa osadía y nula belleza.
 
Joanne Tinker, Please take a seat, Luxury win cages, 2105
 La industria editorial registra grandes pérdidas porque hay más libros que lectores, teniendo en cuenta que el libro requiere pensarlo, escribirlo, editarlo e imprimirlo, en cambio estas obras VIP son cualquier cosa, acción o afirmación. Todo es arte y ese todo carece de espacios de venta capaces de administrar ese volumen de mercancía. El arte ha dejado de ser excepcional, ha perdido su exclusividad, es fácil de pensar, hacer y designar. Al simplificar al extremo el proceso de creación, la producción del arte se sale de control, va más allá del objeto en serie, es inconmensurable. Es un océano de obras que son fruto de una multitud de cabezas que en su limitada y engañada inteligencia aseguran que son artistas y que sus más pueriles gestos son milagros artísticos. Estadísticamente es imposible que todos consigan su verdadero objetivo artístico: ser tocados por el dinero. El fin último de estas obras es llegar a la tarjeta black del comprador, no es el pseudo statement político-social-filosófico que ostentan, la consagración teórica de la obra se cierra cada vez que alguien paga por unos letreros grafiteados.
 
Joanne Tinker, Please take a seat, Luxury win cages, 2105
 Lamentablemente el dinero es lo más limitado que existe, es de unos cuantos, se agota. Se necesitan más compradores dispuestos a pagar por unas varas amarradas con un peluche porque cada segundo surge un nuevo artista contemporáneo VIP, son una horda que no cesa de multiplicarse. La situación ya es una crisis, las escuelas de arte educan hornadas que son como pan industrial, iguales, sin propuestas originales, copias infinitas de un modelo pre hecho de pensamiento; gradúan con honores a estudiantes que no controlan sus esfínteres uretrales y anales o matan a un animal.

London Art Fair 2015
 Insisten en que entender el arte es la prerrogativa de una minoría pero la producción artística es masiva. Han detonado una inmensa nueva clase social de mediocres con aspiraciones que genera sin dirección objetos e ideas imitables, sustituibles, reemplazables.  El arte verdadero hace mejores a las sociedades, pero el arte contemporáneo VIP ha difundido la falacia ideológica de que una producción sin jerarquías de valores sería utópica y se ha convertido en una distopía, una trampa formidable. El desequilibrio entre la oferta y la demanda ha impuesto una sobrevivencia darwiniana: Sólo unos cuantos pueden vender eso que hacen todos. Arbitrariedades como la suerte determinan una carrera porque el talento no importa, cuando no existe.  


Jeppe Hein, “You Are Special” 2014


Mickalene Thomas, Bronze, 2014. 

Jessica Stockholder , 2015 

Armory Show, 2015.