Ángel Zárraga - Ex Voto.
El hombre poderoso, el ideal social llega al extremo
de la deformación, Arno Breker crea el hombre que contenía la estética de la irracional
superioridad del nazismo, la demagogia del cuerpo, esculturas de gigantes que
gobernarán al mundo, súper héroes de espaldas que son muros, piernas que son
torres y contrasta el monumental conjunto con las manos que se abren en una
danza. San Sebastián, el soldado que elige en qué ejército quiere luchar, hace
de su cuerpo el símbolo de su causa, su fe le da valor y lo lleva al martirio,
los arqueros penetran sus flechas en su cuerpo desnudo. Las obras que recrean
este romanticismo místico aspiran a la sensualidad de la entrega, de la disposición
al sacrificio, se ensañan en la plenitud de la belleza imberbe, adolescente:
“Me azotaría hasta hacerme sangrar/ y después de horas y horas de plegarias/ Y
tortura y deleite/ hasta que mi sangre rodeara la lámpara…” invoca extasiado T.S
Eliot en su Canción de amor a san
Sebastián. El dolor ejemplar nos
pone de rodillas, Ángel Zárraga no pinta la anécdota, pinta el mito, Sebastián
ya es motivo de adoración, puede recibir una felación o una ofrenda.
|