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Avelina Lésper, Fotografía de Héctor Flores Tellez. |
¿Cuál fue tu primer
acercamiento con el arte?
Tuve una infancia complicada, como la de todo el mundo,
parte de la circunstancia familiar en la que yo viví fue estar constantemente
en los museos. Nos llevaban a mi hermano y a mí y nos dejaban como si el museo
fuera en una especie de guardería, y pasábamos horas ahí. Antes de cumplir
diecisiete años yo ya conocía el Hermitage, decenas de veces estuve en el MOMA,
en el Museo del Prado, el cual conocía perfectamente, en el Louvre, y mi
experiencia con el arte fue completamente espontánea, emocional y, digamos,
virgen. Es diferente cuando te acercas teóricamente y te imponen la apreciación
de una obra a través de una teoría. Mi contacto con el arte fue completamente
empírico, ya después cuando estudié fui entendiendo muchísimas otras cosas,
pero eso no cambió lo que a mí me causaba placer y lo que me provocaba el deseo
de saber.
¿Por qué decidiste
convertirte en crítica de arte?
Para empezar siempre he sido espectadora del arte, y en una
ocasión, hablando sobre arte, estaba el director del Suplemento Laberinto, José
Luis Martínez, y me retó al preguntarme si me atrevería a escribir mis ideas sobre
arte y le dije que claro que sí. Se me vino el mundo encima porque los maestros
de la Ibero le escribieron al director del suplemento pidiéndole que me
corriera. Después publiqué mis textos en el blog y se volvieron virales.
¿Por qué crees que a
los críticos de arte en México les falta rigor?
Porque la crítica en México es muy complaciente y se escuda
en un falso academismo para nada más hablar con términos poco cotidianos, no se
involucra con la obra. Es muy fácil para ocultar la falta de valor recurrir al
lenguaje, hacer como que dices y no dices nada. Es por eso que la mayoría de
los críticos no tienen lectores.
¿Cómo se define el
arte para poder evaluarlo?
Para evaluarlo como espectador debes confiar en ti mismo
cuando ves una obra de arte, eso es fundamental. El hecho de que tú tengas
curiosidad por conocer el arte literalmente te da la pauta de que eres una
persona sensible y la curiosidad siempre es una predisposición de saber, y
basándote en esto debes de sentir que esa obra te comunica. Si sientes que esa
obra te contiene, si te sientes representado por ella, así sea un muro de
Pompeya, y te emociona, te fascina y quisieras volver a verle, eso debe
permitirte evaluar la obra. Todo mundo tiene derecho a sentirse contenido en
una obra figurativa, en una abstracta o en una primitiva. Somos diferentes y
habrá obras que te contengan más a ti que a otra persona y eso no significa que
sepa menos que tú, ni que tú sepas más, simplemente que, como seres distintos,
necesitamos expresiones diferentes.
El mercado del arte tiene muchos parámetros para evaluar. Si
vas a comprar arte por primera vez, compra lo que te gusta. El arte siempre va
a subir de precio. Piensa que cuando compres algo vas a convivir mucho tiempo
con eso, es como casarte o hacerte un tatuaje. Lo que adquieras va a decir algo
de ti y te describirá como persona, porque el coleccionismo describe al
coleccionista.
Si no lo vas a tolerar, aunque esté de moda, aunque te
aconsejen que lo compres, no lo hagas.
¿Cuáles son tus
parámetros para definir el arte?
Una de las cosas que más buscamos en las diferentes
expresiones, ya sea de pensamiento o científicas, es que el ser humano ha
evolucionado en la medida en que siempre está preguntándose cosas y tratando de
responderlas en múltiples formas. Una de las respuestas a estas cuestiones de
la vida la da el arte, y no necesariamente con respuestas, puede replantear la
pregunta y llevarnos a eso que nos hace entender muchas cosas. Cuando yo en una
obra no percibo inteligencia, un verdadero compromiso creativo y no distingo
una aportación a mi propia realidad, siento que eso no está bien, y por el lado
contrario, si esa obra a mí me da una visión distinta de mi realidad, me aporta
algo, siento un reto a mi propia inteligencia al verla y que esa persona se
tomó un reto consigo misma al realizarla, siento que estoy viendo una obra de
arte.
¿Por qué se confunde
la técnica con el arte?
La técnica es fundamental para el arte porque te da las
herramientas para expresarte, te permite dominar el lenguaje con el que quieres
hablar. Tú no puedes pintar lo que quieres si no dominas el tratamiento del
lienzo, la composición o el color. Lo que quieres decir como tú quieres, nada
más lo puedes hacer si dominas la técnica. Un bailarín no puede bailar una
coreografía o un músico no puede interpretar la partitura, si no están bien
preparados. Interpretar y darte voz en ese sentido nada más lo obtienes
dominando la técnica, además debes de tener qué decir porque muchísima gente
domina la técnica y no tiene qué decir. Se desgastan pintando una botella de
Coca-Cola, por ejemplo, y tú te preguntas para qué, o se consumen llenando los
cuadros de cosas, y el cuadro no es un anaquel. Debes de tener una preocupación
seria sobre cuál es tu asunto y cómo quieres decirlo.
¿Cuáles son las
expectativas de la crítica de arte en nuestro país?
Como toda crítica, la única expectativa que tiene es ser
sincera y decir la verdad. Si siguen enclaustrados en su academismo que los
protege de decir la verdad y siguen menospreciando al público, obviamente va a
suceder lo que ha pasado durante años: que la gente los ignora.
¿Quiénes son los
farsantes en el arte en México?
Es como una cadena, primero tenemos a los que yo llamo
falsos artistas, gente que no tiene talento y que realiza obra sin la más
mínima factura y pasa como artista porque el medio lo permite. Después está la
academia, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, así como todas
estas personas que egresan como curadores, maestros y que avalan la obra de
estas personas. Después están los museos que exhiben esto porque están en
complicidad con el mercado. Vas a los museos y te encuentras con un montón de
vidrios tirados en el piso y los tienes que apreciar como “la obra”, aunque no
te aporta nada. Los museos son como una caja fuerte o un banco donde no puedes
correr ni hablar fuerte, porque se supone que adentro hay algo de valor. La
historia del arte es la única que no es crítica, donde los críticos aprenden
una historia del arte acrítica. Estamos haciendo un retroceso en el pensamiento
humano, nos estamos volviendo estúpidos al aceptar ver vidrios rotos o una
pecera vacía. El arte no es una religión, hasta el Papa acaba de decir que los
sacerdotes son pederastas. El sentido de nuestra nación está fundamentado en el
cuadro de la Virgen de Guadalupe y es de dar miedo todo lo que puede hacer el
arte. El muralismo, por ejemplo, reinventó México.
¿Te gusta el arte
callejero?
El arte callejero confunde el medio con la obra. Hay gente
que dice que el grafiti es arte pero para que tú lo conviertas en arte
necesitas saber pintar. El grafiti es repetitivo, es imitación, no creación. Yo
creo que la calle sí es una oportunidad para hacer obra. Tú pones una escultura
en la calle y haces un lugar. Ésa es la aportación, cuando hay gran
arquitectura que define a la ciudad. En cambio cuando tú ves una construcción
horrenda te echa a perder la calle completa. La calle tiene la capacidad de
acoger el arte. Creo que si los grafiteros aprendieran a pintar, si hubiera una
escuela seria de grafiti, aportarían muchísimo a la ciudad. El Londres hay un
grafiti impresionante y en Alemania es excelente. Olvídate de Banksy, es pura
moda.
¿Qué opinas de las
nuevas plataformas digitales en el arte?
La obra no la puedes ver digital y las plataformas no son
nuevas, el problema es que todo mundo es novato y amateur. La imagen en
movimiento tiene más de cien años de existir, la fotografía aun más tiempo y el
video ya tiene sesenta años.
¿Para ti qué es arte
contemporáneo?
El arte contemporáneo es un estilo, no es arte, y el estilo
se basa en usar como herramientas de expresión los medios que considera actuales,
como el video, el software, el audio electrónico y las redes sociales. Por eso
los llamo artistas VIP o arte VIP: video-instalación-performance. Como segregan
a las artes plásticas les va muy bien el VIP.
¿Recientemente qué
exposición te gustó en México?
Fui a ver al MUNAL (Museo Nacional de Arte) la exposición
“El hombre al desnudo”, y creo que la curaduría es horrenda pero había unas
piezas formidables. Es curioso que estemos en una sociedad falocrática donde no
se puede ver el desnudo masculino, por eso fue muy importante presentar esta
exposición.
México tiene muy buenos pintores, ahora hay jóvenes que
están pintando con muchísimo riesgo y mucha decisión. He ido a muchas ferias de
arte en el extranjero y me da coraje no ver pintura mexicana porque está a la
altura de la internacional.
¿Qué tiene que
cambiar en el arte en México?
Yo creo que se cometió un error al haber dado becas en lugar
de haber creado mercado porque México lo necesita, así como más promoción. Zona
Maco es una feria muy pequeña para el arte que hay en el país. Si en México el
arte fuera cien por ciento deducible de impuestos habría más mercado.
Me gustaría agregar que es importante que los jóvenes tengan
siempre la opción de vida en el arte. El arte no da nada a cambio, así que hay
que sacar el espíritu crítico del clóset. Los museos son espacios públicos, así
los inventó la Revolución Francesa, cualquier persona puede visitarlos. Los que
tengan la inclinación de hacer arte deben hacerlo, deben tomar el riesgo.