lunes, 25 de agosto de 2014

LA GRUTA DE ANTONIO.

 El pasado está fuera de nuestro control. Los recuerdos crecen con nuestra propia imaginación, les otorgamos el poder de ir y venir, les damos forma, los construimos. El pasado existe dentro de nuestro propio ser, no existe en la realidad. Aunque nos torture lo propiciamos, es irrecuperable y lo perseguimos. Una de las tentaciones más terribles en la que podemos caer es la de invocar al pasado, regresar a las experiencias que no debimos vivir y especular en las que no vivimos, culparnos y castigarnos. Presentimos el estado de indigencia emocional que nos degradará hasta perdernos a nosotros mismos. Es el pánico a caer en la tentación de ser esclavos del pasado. 
 La representación de este martirio llega a su clímax en la pintura religiosa y las diferentes versiones de las Tentaciones de San Antonio. El anciano profeta es visitado por lo demonios que tratan de retirarlo de la contemplación de su fe. El tormento de Antonio es que él ha generado a sus demonios, el más peligroso de todos es él mismo. En la desbordada y violenta pintura de Matthias Grünewald, óleo y temple sobre madera, panel derecho, 1512, Antonio es fustigado por especímenes terribles que se crecen ante la debilidad de su víctima. Grünewald se deja llevar por la influencia del Bosco y de Martin Schongauer en su obra de 1470, y seducir por la imaginación, ese demonio que posee a los artistas, y pinta seres con cuerpos de águila y brazos secos que azotan al santo con quijadas de burro y varas de madera; otro con cuernos y colmillos le arranca el cabello; una masa de voraces mutaciones que gimen, aúllan y lo despedazan dentro de la ruinosa cripta de la memoria en la que otros seres contrahechos y enloquecidos pelean y vuelan.
 Este horror es tan grotesco y desbordado que podría evocar con una metáfora fantástica los fermentados remordimientos por lo que hicimos y lo que no hicimos. Antonio les permitió la entrada y cedió a dejarse poseer en la privacidad de su propio infierno, en el castigo cotidiano de recordar. Lo que trajo Antonio de su pasado se encarna en ese dragón, escuchamos sus alaridos y se deforma hasta convertirse en algo más fuerte que el profeta. Al lado de Antonio yace un enfermo de ergotismo, un mal que data del año 1095 causado por el centeno contaminado por hongos. Esta enfermedad también llamada “Fuego de San Antonio”, necrosa el cuerpo con fiebre y pústulas purulentas parecidas a la viruela. Miedo terrible al azar de las enfermedades. Miedo trágico es el azar de las personas que se convierten en enfermedades, en pústulas, en un castigo que no merecemos, que nos reusamos a dejar en el camino, lucimos sus cicatrices y las padecemos como un mal incurable. 

Antonio se defiende y apuñala al dragón que le muerde la mano con su pico rapaz: nos hiere matar lo que hemos creado y nos hiere más dejarlo vivo. Para dar esta visión del pánico que posee a Antonio, Grünewald inventó personajes que no podremos ver ni en el delirio o las drogas. Las torturas de la psique carecen de forma, de tamaño, no tienen modelo o parámetros, sólo la irrealidad del esperpento puede construir una metáfora que nos ayude a comprender lo incompresible, a dimensionar su irracional presencia. El pasado son imágenes, ideas que suceden dentro de nuestra memoria sin orden y con voluntad propia, saltan desde sitios inaccesibles, se refugian en cavernas oscuras. Traerlas desde ahí y hacerlas reconocibles dentro de su presencia casi amorfa es un reto formidable, al ver los seres fantásticos de Grünewald, sin coherencia ni proporción, evocamos ese miedo doloroso a desprendernos del espejismo de la representación del mundo y lo que creemos que somos. 
Martin Schongauer, etching, 1470. 

No podemos vivir sin memoria, pero deberíamos lograr vivir sin muchos recuerdos, tener el poder de apuñalarlos, de enterrarlos, o por lo menos verlos con la distancia de lo que ya no existe. Tenemos miedo de nosotros mismos, de nuestras reacciones, debilidades, furias, de exhibir lo pequeños que somos ante algo tan frágil y engañoso como nuestras memorias. El enemigo toma formas portentosas, se fortalece en la pelea, Antonio padece esa lucha violenta, tal vez triunfe y eso le otorgue la paz. Si pierde y se deja llevar por sus pensamientos, ya sabemos en lo que se convertirá. 

sábado, 16 de agosto de 2014

Exposición El Milenio visto por el Arte.


Invitación para la inauguración de la exposición El Milenio visto por el Arte en el Museo Metropolitano de Monterrey, Nuevo León. La cita es el día jueves 21 de agosto del 2014. Zaragoza esquina Corregidora, colonia Centro. 

sábado, 9 de agosto de 2014

SAVE THE PLANET.

El arte contemporáneo VIP está en contra de la originalidad y por eso reutilizan ideas, materiales, objetos y todo lo que esté pre hecho, el ready-made es un homenaje al activismo ecológico.  El planeta está a punto de colapsarse por la basura, los países que suscriben el Protocolo de Kyoto y las ONG’s ecologistas han desarrollado una gran infraestructura y recomendaciones para reusar la basura y reducir el calentamiento global. Explican que darle un segundo uso a una lata de aluminio para refresco puede ahorrar energía suficiente para encender una televisión por 3 horas. Las campañas ecologistas no dan el reconocimiento que merecen a los artistas que ponen mucho de su parte y reciclan todo tipo de cosas para hacer sus obras, las musas los inspiran para redimir objetos de caer en el olvido del vertedero y los galeristas los cotizan en precios estratosféricos.
Material artístico para los artistas contemporáneos VIP.  
Estas obras son tan conscientes sobre el problema de la contaminación y el desperdicio de energía que cuando no se vendan o terminen su exposición en el museo pueden continuar con su loable labor ecologista y volver a ser resucitadas y resignificadas. Tres artistas alemanes reinterpretaron un pedazo de Fettecke, la obra de Joseph Beuys hecha con grasa animal, y la usaron para destilar alcohol. Con un poco de pigmento azul de Yves Klein fabricaron 4 litros de schnapps de 100 grados, organizaron un cóctel y se lo bebieron con los invitados. Esta grasa tenía más de 30 años pudriéndose y les dejó una reminiscencia de “queso parmesano” en el paladar, supongo que es una versión conceptual del Butterscotch schnapps. La viuda de Beuys, que es feroz para cuidar sus intereses de heredera, estaba indignada por la “destrucción de la obra”.
Qué ignorante, debería estar orgullosa de que estos artistas llevaran hasta sus últimas consecuencias las ideas fundamentales del estilo VIP al repensar, redimensionar, y recontextualizar la obra.
Claire Fontaine, recycled cans instalation, 2013.
La obra de Beuys no fue destruida, se rehabilita en varias obras más: Primero el schnapps, luego los convidados lo beben y su torrente sanguíneo lo lleva al cerebro motivándolos a explorar la relación entre alcohol y creatividad en un performance colectivo que documentarán en una video obra como hizo Bryony Kimmings en 7 Days Drunk. El resto del alcohol será excretado y pueden envasarlo al estilo Piero Manzoni o esparcirlo sobre lienzos como en la serie Piss Paintings de Warhol. Con lo que aún resta de la obra Fettecke fabricarían biodiesel para echar a andar un camión-galería. Es el milagro de los panes y los peces, son seis obras en una. Es conmovedora tanta generosidad para preservar el medio ambiente. Los académicos deberían incluir estas temáticas en los coloquios y solicitar patrocinio a las corporaciones que ensucian y nunca limpian como British Petroleum. 
Martin Creed, Toilet paper, 2014. 
Los rollos de papel sanitario por los que Martin Creed pide 60 mil dólares, que no se han vendido, se pueden donar a un baño público y cumplir su función primordial. Esta acción haría a la obra interactiva, que es una de las obsesiones del arte VIP y permitiría al público describir su experiencia estética al usar una obra de arte para fines fisiológicos. En este punto la investigación dialoga con el arte: el papel de los archivos, que son motivo de exposición y exhaustivas curadurías, cuando agoten su interés por su escaso valor artístico, se enviarían a una planta de tratamiento, que los convertirá en papel sanitario y otra vez en obras de Martin Creed. El círculo perfecto. A los niños en las escuelas les enseñan estos métodos de conservación y a que no tiren basura en la calle para habitar en un planeta limpio. Las escuelas de arte también deberían profundizar en la educación ambiental. Reutilizar es un catalizador de conocimiento, inspiración e imaginación para responder a los retos ambientales y artísticos de nuestro tiempo. Las obras existen como arte dentro del museo y fuera de él regresan a su condición original, este proceso se detendría gracias a la teoría filosófica-biológica-ecológica de la transformación de cualquier cosa en arte y las obras iniciarían una presencia eterna que las haría cada vez más artísticas, indestructibles como el plástico, las baterías alcalinas y la estulticia.