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El MUAC Museo Universitario de Arte Contemporáneo resiginifcado. |
“En este clima post-internet se asume que el objeto
artístico funciona de igual forma expuesto en la versión que encontramos en una
galería o un museo, y como imágenes diseminadas a través de internet… el objeto
ya no es representado, está presentado”
afirma Lev Manovich en su libro Post-media
Aesthetics. Dealers como Vito Schnabel, que nunca ha tenido una galería, demuestran
que pueden exhibir y vender arte desde un sitio de internet. El Armory Show se expandió
a una feria virtual, donde ubicó 100 galerías más. Afirman que para comprar y
conocer las obras no es necesaria la experiencia física de una exhibición.
Contradiciendo estas propuestas, el Museo Dolores Olmedo recientemente
cerró la exposición de Obras
Maestras del Musée de l’Orangerie con
llenos totales, el público hacía fila desde las siete de mañana para entrar a la
exposición.
La razón es simple: la fuerza, el color y planteamiento de
la pintura; la materia, volumen y el impacto físico en el entorno de la
escultura; la dimensión, la composición y el desarrollo espacial de un mural
son experiencias viscerales, sensoriales y emocionales. Esto es conocimiento
empírico y presencial que la pantalla no alcanza a proporcionar y lo reduce a
información.
Desfasados del paradigma tecnológico, los museos de arte VIP
contemporáneo continúan con las salas vacías por su necedad de buscar la “interacción
con el público” a través de un espacio arquitectónico y real. Según Lev
Manovich el objeto artístico presentado en una computadora automáticamente se
convierte en interactivo. ¿Tiene sentido
mantener un museo en un edificio construido en 1591 de arquitectura excepcional
para exponer videos mal grabados, máquinas que hacen ruidos o papeles
arrugados? Los gestores de los museos VIP están peligrosamente obsoletos ante su
propia actualidad explotando métodos de exhibición tradicionales o pre-net-culture. Estas obras sólo son especulación
estético-teórica y se aprecian mejor en catálogos y museos virtuales. ¿Por qué
explotan un museo que es una institución del siglo XVIII? Lo suyo es la cultura
post-internet, post-media, post-digital. Get out! sean congruentes de una vez, dejen
de ocupar un lugar anacrónico para sus obras. Presenciar videos, escuchar
ruidos, ver archivos en vitrinas, podemos hacerlo desde la comodidad de
nuestros teléfonos. Según su ideología post-media “la red disolvió la diferencia entre distribución masiva,
medios masivos, y la distribución limitada al Art system” entonces no se metan en un lugar acotado en el
que hay que pagar la entrada. Con museos virtuales tienen la ventaja de que no
se ponen en evidencia las salas vacías y los aburridos cuidadores durmiéndose.
Han invertido una fortuna en comisionar la construcción,
restauración y mantenimiento de los centros de arte contemporáneo que paga con
sus impuestos el “público imbécil que no entiende” estas obras y al que hay que
educar y presionar para que se trague eso como arte. Sin embargo eso no debe
ser una limitación para tomar una buena decisión, de hecho es una oportunidad.
Si “resignifican la fisicidad del espacio museístico” van a atraer más público
y a recuperar algo del dinero que han tirado estos años. Es una transformación congruente
que puede aplicar a todos los centros de arte contemporáneo del planeta. Por
ejemplo: El MUAC emergería en un nuevo contexto creativo como sala de boliche o
concesionaria de automóviles. El MUCA Roma, exploraría los referentes sociales
trasformativos para ser un restaurante de cocina fusión mexicana o una peluquería
unisex. El Eco interactuaría con las implicaciones emocionales de la zona mediante
la experimentación sonora-ambiental del karaoke y performances románticos. El CCUT en Tlaltelolco, que hasta la fecha no saben qué hacer con él después de
que echaron sin justificación a la Colección Blaisten, replantearía su
especificidad como dispositivo vertical de investigación e intercambio
económico-social para reubicar al colectivo de vendedores ambulantes del metro.
Una comisión curatorial analizaría e innovaría la realidad subyacente del resto
de los recintos de la UNAM y Bellas Artes. Con el Arte Alameda no hay opción:
ese recinto era la Pinacoteca Virreinal, con obras, público y una razón de ser
que ahora no tiene. El Arte Alameda debe ser una página de Facebook, hasta que por la falta de I like it desaparezca.