domingo, 2 de junio de 2013

LA ESTUPIDEZ ESTÁ DE MODA.


Hace algunos años la compañía de ropa Diesel lanzó una campaña de publicad que clamaba abiertamente “Be stupid” y ahora otra marca de ropa, Abercrombie & Fitch, se anuncia bajo el slogan “With These, Who Needs Brains?”. Parece que está de moda la banalidad y la intencional estupidez, teniendo en cuenta que la moda es aspiracional, y es un patrón de conducta. Esto no tendría que trascender si se quedara en el ámbito de la publicidad y la televisión, que aceptémoslo, nunca han aspirado a manifestarse como muy inteligentes, al contrario, entre más elementales e inmediatos adquieren más presencia entre la población. En las escuelas los jóvenes que destacan son acosados por el resto, como si fuera una conducta anormal salir de la mediocridad. 
Cady Noland
 En el arte, que se supone es una expresión intelectual elevada, sucede lo mismo. Las obras hacen alarde de su elementalidad de factura, con ironías que podrían ser trasplantadas en un programa cómico de la televisión sin sufrir ningún cambio de apreciación. Aunque estén soportadas por los retóricos discursos de los curadores y que los mismos artistas les adjudican, las obras en su presencia se muestran infra inteligentes porque ese es precisamente su verdadero statement artístico: la obviedad que reta con la intencional incapacidad intelectual. Ser estúpido no es un accidente, esta actitud es provocada, se busca. La necedad para no aceptar las limitaciones, la negación para trabajar y superarlas, la incultura, la estulticia, la violencia, son constantes en la persona que se muestra complacida con su estupidez.

Sarah Sze, "Triple Point (Observatory)," 2013
Si Cady Noland pone una manguera enrollada, unas rejas tiradas en el piso, lo hace porque se jacta de que eso, así, con su presencia carente de inteligencia pueda ser llamado arte. Por lo tanto, para qué necesita cerebro, o saber pintar o dibujar o trabajar toda su vida para aprender composición, si puede hacer cosas sin inteligencia y valor estético y ser considerada artista.  Si vemos el pabellón de Estado Unidos o el de España en la Bienal de Venecia, o de la mayoría de los países que participan, con las cantidades de dinero que costaron nos repetimos el slogan de With These, Who Needs Brains?”. Si hay dinero, curadores, revistas especializadas y ministerios de cultura pagando estas cosas, evidentemente es absurdo querer estudiar y aprender a dibujar y pintar, formar talento y conexiones neuronales, es más fácil seguir la campaña de Diesel y decir “Be stupid”. Y paradójicamente esto le dará al “artista” un estatus de creador que está de moda y que es emergente o consagrado e “inquietante”. Por eso los auto llamados artistas y sus curadores practican el bullying y denominan a los pintores, escultores, dibujantes simples artesanos y dicen que hacer las obras no es trabajo de artistas, porque practican el mismo mecanismo de acoso de los adolescentes que se ensañan con los “estudiosos” de la clase, por la sencilla razón de que marcan diferencia y quieren salir de la masa.  Así es la moda, el que se niega a seguirla es un ser incómodo.   

ENTREVISTA LILIANA MERCENARIO EN EL MILENIO VISTO POR EL ARTE