Estrenamos año y gobierno. Los nuevos titulares de CONACULTA,
Rafael Tovar y de Teresa y de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, ya
están en sus cargos. Estas peticiones son sobre un programa de trabajo artístico
y cultural, que aun no existe con certeza, y van dirigidas, con todo respeto, a
los dos. En sus declaraciones, por ejemplo, la encargada de Bellas Artes afirmó
que “habría continuidad”. ¿A qué continuidad se refiere usted? Venimos de una
política artística y cultural desastrosa, ostentosa y de nula visión social.
Pensar que eso va a continuar es alarmante. Hay poco que rescatar de los 12
años de la derecha y ya no digamos de los últimos seis años. Desde la
destrucción del Palacio de las Bellas Artes; la construcción de la Estela de
Luz; la delirante celebración del Bicentenario; la construcción de un mausoleo-biblioteca
para la memorabilia de Monsivais comisionada a varios despachos de arquitectos
y decorada con avioncitos y móviles; la remodelación costosa, antiestética e
incoherente de la Cineteca Nacional, y un largo etcétera de caprichos propios
de un regidor que sólo le rinde cuentas a sus impulsos.
La insensibilidad de la política cultural llegó a niveles
criminales y de una falta de solidaridad vergonzosa. Mientras castigaron a los
estados con la violencia de la fallida e injusta guerra contra el narco y los
invadieron con muerte y militares sin regulación, CONACULTA negaba apoyos,
planes y fondos, desperdiciando el presupuesto en obras absurdas. En la mayoría
de las ciudades del interior no hay dinero para montar una exposición con
dignidad y las escuelas de arte trabajan con presupuestos paupérrimos, sin
espacio para talleres, sin recursos para seminarios, sin galerías escolares y sin
bibliotecas especializadas. Los conmino a que conozcan personalmente las
escuelas de arte, donde las haya, y que analicen sus carencias y las
solucionen. Es prioritario que hagan sinergia con las facultades de arte de las
universidades de provincia y mejore el nivel educativo. En el súmmum de la demagogia y la
incongruencia esta guerra violó sistemáticamente los derechos humanos, destrozó
el tejido social y CONACULTA, rayando en la demencia, se concentraba “En superar
el umbral tecnológico del siglo XXI” sin mirar el umbral descomunal de esta
guerra y la ausencia de planes educativos y culturales para los estados. Las
cosas en el arte no marchan bien. El desarrollo cultural no se lleva a cabo con
obras faraónicas, ni con pretensiones desequilibradas. Es una labor que inicia
con la educación artística que no existe a niveles elementales y que es
insuficiente o mediocre a niveles profesionales.
Es imperioso que expongan un plan concreto con los museos, para
que dejen de improvisar y que ya de una vez asuman que este favoritismo por una
sola corriente estética ha hecho un gran daño al arte y a los creadores. La
pintura, la escultura y el grabado tienen que estar expuestos, los museos están
concentrados en una sobre oferta de arte VIP, video instalación, performance. Museos
que siempre están vacios, que ya comprobaron su estrepitoso fracaso por la
obtusa visión artística con la que los manejan, convertidos en los receptáculos
de las arbitrariedades de sus directores, en tráfico de influencias y de
intereses.
Estos últimos años la política cultural deambuló entre la
grosería dictatorial y el desmesurado endiosamiento. La inversión económica sin
precedentes para encumbrar a los artistas oficiales de la derecha y de la
narcoguerra: Gabriel Orozco y Teresa Margolles, mientras que dejaron en el vacío
a decenas de artistas. A Orozco le patrocinaron exposiciones mundiales, libros y
catálogos y en cambio un pintor como Arturo Rivera tuvo que soportar que lo maltrataran
y que con años de dilación le entregaran un libro sin la mínima calidad
editorial.
Es
urgente hacer una revisión de los premios como el Carlos Fuentes. Es obsceno
regalar el dinero así cuando vivimos tantas carencias en otros ámbitos del arte
y la cultura. Un premio de ese monto, 250 mil dólares, y esa naturaleza, con la
obvia oscuridad de sus cláusulas de postulación, es para que los gobernantes se
adornen y se hagan la foto, no tiene otro fin. Ya es tiempo de que dejen esas
arbitrariedades de país bananero y le den un manejo responsable y serio a la
cultura. Simples deseos.