domingo, 29 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
EL ARTE SE HACE UN LIFTING.
![]() |
Desire Obtain Cherish, Designer Drugs, 2012 |
![]() |
Desire Obtain Cherish, Sugar Cane Meltdown, Unix Gallery, 2013 |
![]() |
Laurence Jenkell, Wrapping Bonbon Aluminum, 2013 |
![]() |
Tim Berg and Rebekah Myers, You can't take it with you, 2013 |
![]() |
Cole, Big Boy, Aureus Contemporary, 2013 |
La publicidad deformó la imagen de la juventud, el éxito es
ser feliz, sin granos y guapo. Esa juventud torturada y suicida del
Romanticismo se extinguió con la llegada de la televisión y la pedagogía. Los
jóvenes más populares y deseados son resultado de una sociedad que premia la
irrelevancia, la banalidad y que defiende el derecho a ser como los personajes
de una telenovela. La idea de juventud que vende el arte son obras que
demuestran infantilismo, el esfuerzo estético está dirigido una noción de
juventud como un producto de consumo, una versión adolescente de Disney, de Sanrio. Comprar estas estas obras es hacerse un lifting sin cirugía.
Los artistas que las crean hace décadas que dejaron de ser jóvenes, pero eso no
importa. Si su obra es un chistorete, si se apropian de los cartoons de Felix the cat, si colocan muñecas y pelotas, aún están en wonderland, aun tocan con la punta de los
dedos ese sitio mágico y pueden convencer a los mecenas de que su obra es “arte
joven” “expresiones emergentes” y que están investigando en “temas irreverentes
que provoquen una ironía”. Esta
simbiosis es complicidad que nace de la necesidad, los artistas, como a los
coleccionistas, les urge ser jóvenes, les urge no envejecer, y por eso hacen
obras infantiloides para compradores que ya reunieron dinero y ahora tienen que
recupera el tiempo que perdieron mientras se hacían ricos, mientras inventaban
fondos de inversión fraudulentos. El artista debe aparentar que es un producto
fresco, que continua con esa fuerza que lo impulsó a vivir de la aventura del
arte. Si lanzan a una generación con el nombre de Young British Artist, ni modo de dejar el membrete porque ya pasó su
momento y están acabados física e intelectualmente. Jamás. Los lanzaron como a los
cantantes de música pop y así deben seguir. La angustia de Madonna ahuyentando
al tiempo con una jeringa de botox no
es exclusiva de ella, la vive Tracy Emin haciendo neones con frases de canción
de verano y la comparte Douglas Gordon apropiándose los programas de Star Trek, ya no son Young y tampoco son Artists pero tienen que seguir en la memoria del mercado como si lo
fueran. El mercado del arte entendió que le podía tocar un buen pedazo de esos
millones de dólares que se reparten los cirujanos, los diseñadores de moda, y
la industria del consumo efebo que narcotiza a la tragedia de envejecer. Lo ha
logrado, ir a una feria de arte, entrar a un museo, es una experiencia similar
a la de estar en un parque de diversiones con un bonus track: el que gaste más dinero en este lifting artístico es
el más influyente entre curadores, galeristas y artistas.
lunes, 9 de septiembre de 2013
EN TURBA, EXISTEN.
Goya sordo, acorralado por su propia voz, que es la
única que escucha. Es este estado de impotencia y de ruido permanente Goya
dibujó las placas de Los Disparates, que antes llamó Los Proverbios.
Estos dos nombres ya son parte de la obra, la sabiduría popular no existe, la
costumbre asimila hasta las prácticas más abyectas y las pasa por el tamiz de
la tradición para justificar su permanencia. La realidad y sus refranes, que
constituyen sus máximas, son parte de la insanidad social. Goya hace un
análisis profundo de diferentes estados psicóticos, es la síntesis visual de la
sociedad como un enorme asilo para dementes.
Desde ese faro de observación que es la soledad, Goya miró, juzgó y condenó, sin un ápice de lástima, sin remordimientos por el mañana, que para la locura no existe. Esta serie es una Divina Comedia que describe las diferentes patologías que afectan al individuo y su grupo, que se contagian como la peste, impregna y enferma. No busca hacer una crítica política, va más profundo, es una obra existencialista, habla del sinsentido de vivir en el momento presente, son las raíces del desprecio que le despertaba la degradante conducta tribal. Los grabados son la culpa que porta su propio castigo.
La guerra permite que la sociedad se brutalice, que salga a la superficie la podredumbre que en tiempos de paz está somnolienta. Goya realiza estos grabados entre la post guerra de la invasión napoleónica (1815) y la instauración del absolutismo ignorante, fanático y corrupto de Felipe VII (1823). En el Disiparte de Miedo el enemigo no existe, es un espantajo formado con una tela, la gente aúlla, un soldado huye, la noche se traga el escenario, así nacen los odios colectivos, como el racismo, con un enemigo inventado, que desaparecería si alguien pudiera encararlo. El odio une, da pertenencia, hace que un grupo se identifique y construya un fin común. El Bobalicón con el rostro de la estulticia que no escucha razones y celebra la vulgaridad gremial.
La furia es la respuesta violenta, no sabe qué ataca, es reactiva, es impulso irracional, en el Disparate Furioso un hombre lancea a su víctima mientras otros se hacen a un lado, nadie defiende al humillado, dejan que el colérico se desahogue y ese torrente de violencia es la catarsis de la manada. En el Disparate Femenino las pasiones manipulan y se burlan de sus víctimas adictas, ellas lanzan al aire a dos muñecos que caen una la tela, se divierten con esos cuerpos abúlicos y sumisos. Goya no define los rostros de los monigotes que suben y bajan, son iguales, masa anónima y adicta que carece de individualidad y no opone resistencia; en cambio, las mujeres si se ven, porque son el motivo que ordena, que decide, son la urgencia del hambriento.
Un grupo de personas, cada uno metido en sacos amarrados, inmovilizados, apenas pueden avanzar, el mismo mal los unifica, los solidariza en su mediocridad, son Los Ensacados. Fanáticos que aprenden de rodillas falsedades aberrantes, sin ver lo que hay detrás, Disparate Desordenado. Sentados en las ramas de un árbol, la tribu escucha historias, alimenta el bagaje oscurantista que los cohesiona en un pasado común, la genética imaginaria. La carcajada de la mujer que es secuestrada por un caballo: ultrajar para poseer, la resistencia es inverosímil, la víctima es culpable, el más fuerte fue provocado.
Los Disparates están en exteriores abstractos, sin definición, calles vacías, terrenos baldíos, no hay sentido de la propiedad, es un lugar de nadie, es la tierra yerma donde no crece la razón, la necedad estéril. La oscuridad es permanente, hay en estas placas una atmósfera inamovible, por la que no pasa el tiempo, en la que se quedan las mentes obsesionadas que hablan de lo mismo, caminan en círculos, se estancan en sus lodos eternos. La promiscuidad social que se jacta de compartir obsesiones y de construir su identidad a través de ellas. Los personajes de Goya vuelan en alas frágiles, se amontonan para gritar y linchar, tienen dos caras que deliran, regurgitan sus ideas. Se identifican en su abyección, son lo que son gracias a su vergonzosa condición, y eso, para ellos, es mejor que nada, porque ahora, así en turba, por fin existen.
Desde ese faro de observación que es la soledad, Goya miró, juzgó y condenó, sin un ápice de lástima, sin remordimientos por el mañana, que para la locura no existe. Esta serie es una Divina Comedia que describe las diferentes patologías que afectan al individuo y su grupo, que se contagian como la peste, impregna y enferma. No busca hacer una crítica política, va más profundo, es una obra existencialista, habla del sinsentido de vivir en el momento presente, son las raíces del desprecio que le despertaba la degradante conducta tribal. Los grabados son la culpa que porta su propio castigo.
La guerra permite que la sociedad se brutalice, que salga a la superficie la podredumbre que en tiempos de paz está somnolienta. Goya realiza estos grabados entre la post guerra de la invasión napoleónica (1815) y la instauración del absolutismo ignorante, fanático y corrupto de Felipe VII (1823). En el Disiparte de Miedo el enemigo no existe, es un espantajo formado con una tela, la gente aúlla, un soldado huye, la noche se traga el escenario, así nacen los odios colectivos, como el racismo, con un enemigo inventado, que desaparecería si alguien pudiera encararlo. El odio une, da pertenencia, hace que un grupo se identifique y construya un fin común. El Bobalicón con el rostro de la estulticia que no escucha razones y celebra la vulgaridad gremial.
La furia es la respuesta violenta, no sabe qué ataca, es reactiva, es impulso irracional, en el Disparate Furioso un hombre lancea a su víctima mientras otros se hacen a un lado, nadie defiende al humillado, dejan que el colérico se desahogue y ese torrente de violencia es la catarsis de la manada. En el Disparate Femenino las pasiones manipulan y se burlan de sus víctimas adictas, ellas lanzan al aire a dos muñecos que caen una la tela, se divierten con esos cuerpos abúlicos y sumisos. Goya no define los rostros de los monigotes que suben y bajan, son iguales, masa anónima y adicta que carece de individualidad y no opone resistencia; en cambio, las mujeres si se ven, porque son el motivo que ordena, que decide, son la urgencia del hambriento.
Un grupo de personas, cada uno metido en sacos amarrados, inmovilizados, apenas pueden avanzar, el mismo mal los unifica, los solidariza en su mediocridad, son Los Ensacados. Fanáticos que aprenden de rodillas falsedades aberrantes, sin ver lo que hay detrás, Disparate Desordenado. Sentados en las ramas de un árbol, la tribu escucha historias, alimenta el bagaje oscurantista que los cohesiona en un pasado común, la genética imaginaria. La carcajada de la mujer que es secuestrada por un caballo: ultrajar para poseer, la resistencia es inverosímil, la víctima es culpable, el más fuerte fue provocado.
Los Disparates están en exteriores abstractos, sin definición, calles vacías, terrenos baldíos, no hay sentido de la propiedad, es un lugar de nadie, es la tierra yerma donde no crece la razón, la necedad estéril. La oscuridad es permanente, hay en estas placas una atmósfera inamovible, por la que no pasa el tiempo, en la que se quedan las mentes obsesionadas que hablan de lo mismo, caminan en círculos, se estancan en sus lodos eternos. La promiscuidad social que se jacta de compartir obsesiones y de construir su identidad a través de ellas. Los personajes de Goya vuelan en alas frágiles, se amontonan para gritar y linchar, tienen dos caras que deliran, regurgitan sus ideas. Se identifican en su abyección, son lo que son gracias a su vergonzosa condición, y eso, para ellos, es mejor que nada, porque ahora, así en turba, por fin existen.
Los Disparates de Francisco de Goya.
En el Museo Nacional de San Carlos. Hasta el 13 de octubre.
En el Museo Nacional de San Carlos. Hasta el 13 de octubre.
Publicado e el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario, el sábado 7 de septiembre del 2013.
LA CONFERENCIA "ARTE CONTEMPORÁNEO EL DOGMA INCUESTIONABLE", PUBLICADA EN LA REVISTA BOOKS, FRANCIA.
Texto de la conferencia “Arte Contemporáneo el dogma incuestionable”
publicado en Books Magazine, puedes ver el site aquí. el site aquí.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
AVELINA LÉSPER IMPARTE SEMINARIO EN MEDELLÍN COLOMBIA.
Para asistir a esta conferencia la entrada es gratuita y se tienen que inscribir previamente en esta dirección http://www.vivemexico2013.
O HACER CLICK AQUÍ.
El taller del día jueves no se realizará en el Instituto de Cultura, sino en el ITM La Floresta. Calle 47 N° 85-20.
Crítica de Arte
cursos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)