Ricardo Rendón, Área de trabajo, 260 mil pesos = 20 mil dólares. |
Georgina Bringas, tablita con mini dvtape, 58 mil pesos = 4500 dólares. |
La obra-ocurrencia-chiste, este estilo contemporáneo es de
lo más simpático, de Abraham Cruzvillegas, Flebitis, la compraron por 182 mil,
y son un par de botas con unas peras de boxeador adentro. Las cobijas de Teresa
Margolles que basan su valor artístico en la ficción de que eran para cubrir
cadáveres, la UNAM pagó 575 mil tragándose esa historia. De Francis Alÿs,
revistas, papeles varios y unos perros metálicos, 1 millón 100 mil. Unas
mamparas de metal y concreto y 6 impresiones digitales, 1 millón 45 mil de
Damián Ortega. 16 fotos conceptuales, es decir sin valor estético, de Minerva
Cuevas en 297 mil; nada qué ver con los 7 mil 700 que le pagaron por cada una
de sus fotos a Pedro Meyer, que si es fotógrafo. De Gabriel Kuri adquirieron
dos piedras y sus recibos del súper mercado en 158 mil y unas placas de mármol
con una lata de refresco en 118 mil. A Georgina Bringas le pagaron 58 mil por unas
tablitas con minidv tape pegado. Sofía Taboas le dieron un total de 455 mil por
objetos como pelotas de plástico y tablas de madera. Un coche cubierto de
azulejos de Betsabeé Romero, 198 mil. 19 tablas agujeradas de Ricardo Rendón en
260 mil. Fernando Ortega, 460 mil por un video de 2 minutos y un trozo de pared
con un mosquito aplastado. Para estas compras no existe un concurso, se
adquieren imitando el capricho de una colección privada, con el contubernio de
los académicos, los funcionarios y con un Patronato que está de adorno y es
utilizado para validar este tráfico de influencias y de dinero. Los museos de
la UNAM funcionan sin tomar en cuenta que la generación de conocimiento está en
una pluralidad que han desapreciado para imponer su fascismo estético.
RESPUESTA A JOSÉ KURI.
En
el catálogo de Gabriel Orozco en el MoMA usted puede leer los textos firmados
por Consuelo Saizar, Ann Temkin y de Glenn Lowry, director del MoMA, en los que
hacen énfasis en el “generoso” y gran apoyo de CONACULTA y Televisa como los principales
donantes para la realización de la exposición. La obra de Orozco es básicamente
fotografía conceptual que testimonia sus
readymade y el resto de sus objetos, según la información del catálogo, no los
hace él, los manda hacer a tres talleres distintos. Entonces si es grave que
sus fotografías no se coticen en el mercado como las de otros artistas que
también utilizan este medio para testimoniar su obra, como Cindy Sherman, que
hace performance, y que una de sus fotografías en Christie´s alcanzó el precio
de 3 millones 890 mil dólares.Publicado en el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario, el sábado 2 de marzo del 2013.
6 comentarios:
Excelente fiscalización,Avelina. Es importante saber en qué (y en quién) se invierten los recursos de la nación. Gracias.
Hola Avelina, mucho gusto,
Me encantó haberte descubierto el día de hoy. Me encanta tu manera de pensar, la comparto, y me da mucho gusto que haya gente así como tú, que se anime a levantar la voz, ante esta situación por la que atraviesa el arte actual.
Estaré visitando tu blog.
Saludos!
Rocío Jiménez
En Chile es frecuente que los directores de museos postulen a fondos del estado para comprar obras, las que resultan ser de los alumnos "aventajados" de estos mismos directores. Gracias por el llamado de atención al arte.
Admiro mucho tu postura y estoy de acuerdo con tus planteamientos sobre el arte contemporáneo. Un abrazo
En la aclaración para Jose Kuri, concuerdo con él, hay un mundo de separación al uso de la fotografía que le dan Gabriel Orozco y Cindy Sherman. Y respecto a utilizar talleres, yo creo que ocupar asistentes para realizar obras de gran magnitud es algo bastante común, utilizar ese hecho para descalificar a Orozco, diciendo que esas obras no le pertenecen me parece demasiado aventurado.
qué coraje, gastando dinero público en porquerías... realmente se trata de un impuesto imperial para sostener a una "clase ociosa", como dirá Veblen.
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