sábado, 28 de diciembre de 2013

SONRÍE, SON 20 MILLONES.

 Felices y brillantes como un millón de dólares. En esta versión de Art Basel Miami 2013 es más interesante ver a la gente que a las obras. Es la pasarela para desfilar y ligar algún millonario, si los engañan los galeristas, qué se puede esperar de este personal con el botox y las prótesis en su sitio. Los padres que leen libros de pedagogía traen a sus hijos hiperactivos en carritos que parecen instalaciones de arte povera, estorbando y peleándose por el espacio con la artritis prematura de los aristócratas del dinero que se pasean en andaderas con ayuda de sus guardaespaldas. El próximo año deberían hacer los pasillos más anchos y las galerías más chicas, las obras disminuyen de tamaño y en cambio el público crece. Los zapatos de drag queen y el champaña hacen aun más lento el tráfico.

El público viene aquí como a un freak show, se fotografían en frente de la bicicleta cargada de ladrillos de Héctor Zamora “Brasil” que el primer día la vendieron en 18 mil dólares a un comprador compulsivo que en 15 minutos adquirió 11 obras. La galería Tang de Beijing exponía de Wang Yuyang la recreación completa de una oficina en la que todos los objetos, cajas, teléfonos, muebles, estaban hechos de hule y aparentaban que respiraban, un catálogo de efectos especiales que podrán estar en una película serie b para la televisión y que funcionan como arte porque aquí vienen a comprar no ha disentir o por lo menos usar el criterio. 
 En el club del millón están los que ya se decidieron por ser decoración y no meterse en los conflictos teóricos sobre el proceso de la obra y el significado, las obras más caras podían estar de adorno en un centro comercial: Kusama no evoluciona y sigue con sus flores gigantes de colores y diseño infantiloide en 850 mil dólares. Las mariposas y los insectos de Hirst ahora presos en un espejo, en 3 millones de libras, creo que varios compradores padecen entomofobia porque no se vendió. Raqib Shaw con una pintura circular de orgiástica composición, con la influencia fantástica de la India, 1 millón 500 mil dólares. Anish Kapur que ya es un valor seguro para recuperar la inversión de poner un stand, tenía en varias galerías sus famosas piezas de acero cóncavas, cada una en 1 millón 30 mil dólares. 
 El kitsch de un parque de diversiones está en los juegos, premios y suvenires, si le atinas al tiro al blanco te regalan un oso de peluche, Koons ha tenido éxito vendiendo cara la vulgaridad y convirtiendo el mal gusto en símbolo de estatus, un elefante de metal de colores en 20 millones de dólares. La gente se fotografiaba junto a él y sonreían con el brillo de su precio. Las impresiones digitales y panfletarias de Barbara Kruger, parece que las compran porque las consignas les dan atmósfera de compromiso y dejan de ser un simple plagio impreso, las grandes en 3 millones 500 mil dólares.
También había obras de bajo costo para compradores de menos presupuesto, entre las que más llamaron la atención por sus posibilidades de ser reciclada cuando esta burbuja se rompa, estaba la obra de Martin Creed, ese fabricante de chistes visuales, una pirámide de rollos de papel de baño y una serie de dibujos que demuestran su nulo talento, en 90 mil euros. Si consideramos que esta pieza apareció en casi todos los medios, está más que justificado el sacrificio de la galerista de ir al Wal-Mart a comprar los rollos de papel y montar la “escultura”. Al cuestionarla sobre la posibilidad de que Creed “hiciera” otra pieza y la volviera a vender, dijo que era imposible, que ella misma garantizaba que era pieza única, la estética de los gerentes de supermercados dicta en el arte. La feria aportó pocas novedades, son prácticamente los mismos artistas, ofreciendo sus obras de siempre, la mayoría tiene una sola pieza que hacen en diferentes versiones, como los neones de Tracy Emin o las fotos de Cindy Sherman disfrazada. Es evidente el lugar de confort en el que se encuentran así que no es necesario que traten de aportar algo dentro de sus rangos mínimos de producción, porque tienen la protección servil de la abúlica crítica que se traga lo que sea como arte, esa crítica que se jacta de su ridícula erudición y que es lo único barato en esta feria, tanto, que con una propina se conforman.  


sábado, 14 de diciembre de 2013

MONEY IS FUNNY.

La vida es injusta, a unos les da todo, y a otros los obliga a llevar una triste y gris existencia. Heredar es un gran sueño, saber que el destino está confabulado con la genética para no tener que buscarse el sustento. Estirar la mano y recibir el cofre del tesoro. Estar en el despacho del notario y escuchar la frase “Lego los derechos sobre mi obra a mis descendientes para que hagan con ella lo que les venga en gana y sean muy felices” es la aparición de un ángel dorado que te dice “eres el elegido y esto es tuyo”. 
 Indudablemente que son privilegiados los herederos de los derechos de la obra de Frida Kahlo y el trust que la cuida, la comercialización escandalosa y vulgar que hacen de la vida, obra e imagen de la artista es un exitoso negocio que la ha convertido en un cartoon, en un Mickey mouse que exprimen y cada día le sacan más dinero. Lo pueden ver en el sitio Frida Kahlo Corporation, que tiene la exclusiva para comercializar la imagen de Frida en toda clase de productos, su dueña es Isolda Kahlo la sobrina de la artista, que hace este negocio por “devoción y admiración”. Quién lo iba a decir, Frida tan combativa y rojilla está reducida a souvenir capitalista. En el museo ubicado en el antes Naval Training Center en San Diego, California están exhibiendo lo que ellos llaman The Complete Frida Kahlo. Her paintings. Her Life. Her Story.  Exponen 123 copias de obras de Frida, pintadas por cinco artistas chinos, en medidas originales e imitando “el mismo estilo en el que Kahlo las pintó”. Ya nada más faltaba que estos falsos fueran diferentes, y sin embargo lo son. En la mayoría de los cuadros la pintora parece hombre, la paleta no es la misma, y ni siquiera las proporciones de la composición están respetadas, pero esos detalles al Banco de México y el Trust de los Museos Diego Rivera & Frida Kahlo, los tienen sin cuidado, ellos mismos autorizaron que este fraude descomunal, y que esta denigrante comercialización fuera posible. Un matrimonio que “vivía aburrido con su dinero y sus dos Ferraris”, decidió mandar hacer estas copias en China y los encargados de cuidar de la obra de Kahlo se los permitieron. Para terminar con la explotación, montaron una reproducción del estudio de la Casa Azul y 500 objetos que se supone fueron de ella. Hasta editaron un catálogo en el que no se lee con claridad que estas pinturas sean falsos “legales” aprobados por el trust, o en lenguaje comercial: brand-replicas. A quién no le gusta el dinero y si llega así, de la nada, pues bienvenido. Me imagino lo fácil que fue para los herederos decir: si hagan copias, que se exhiban y se publiciten.
 Lo que sigue es predecible o si les faltan ideas se las damos: una telenovela, con Eva Longoria que está de moda, y para alargarla hasta los 180 capítulos que escriban “Lo que usted no sabe de Frida, su historia desconocida”, no importa que sean mentiras, el trust busca el guionista. Con lo libre que es el comercio, tierra fértil para violar cualquier código de ética, y se supone que hasta era cocinera, pues a integrar esta faceta tan comercial en el business, deberían hacer fast food y antojitos prefabricados: Mole Frida, Frida’s style canned beans, Las Two Fridas Tamales, Atole mix Frida. Por supuesto la línea de ropa, aprovechando que apareció un cofre lleno de vestidos “originales” en un museo que desde hace años han escudriñado hasta en sus más recónditos sitios. El dinero hace sus propias oportunidades. Esto lo permite el mismo patronato que prohíbe fotografiar los murales de Diego Rivera en el Museo de San Ildefonso y que se supone están hechos para el pueblo.
No se trata de salvaguardar un acervo, se trata de explotarlo. ¿El Estado tiene armas jurídicas para detener esto o es cómplice? Custodiar acervo permite abusarlo como sucedió en el Museo Carrillo Gil y el cuadro de José Clemente Orozco manipulado como plantilla en el performance de Amorales. El acervo del Museo de San Carlos usado de perchero de basura por Thorsten Brinkmann. ¿Qué significa en este país el resguardo del acervo? Que por lo menos editen un manual de uso para que sepamos si existen límites. ¿Cuánto habrán pagado estos millonarios por los derechos para reproducir y exhibir estos cuadros falsos? ¿Les dejaron hacer una sola copia? o la factoría en China ya está más que organizada y pronto veremos exposiciones como esta en diferentes capitales del mundo. El público que va a esta exposición siente que ver una copia es una burla, pero de eso se trata, de burlarse de la figura y el legado de Frida. Money is funny.  
     
Biblioteca del Naval Training Center NTC, San Diego California.  Desde el 24 de octubre del 2013.

sábado, 30 de noviembre de 2013

ANATOMÍA SADIANA.

 Somos inferiores a nuestras fantasías y extraños en nuestros propios sueños. Los sueños son producto de nuestro inconsciente, y las fantasías son una creación, las construimos y su complejidad nos aleja de la satisfacción, nos hace insaciables. No podemos controlar los sueños, provienen de nuestro cerebro primitivo, de lo más oscuro de la memoria. Los sueños suceden en un espacio salvaje y extremadamente privado, inaccesible a los otros, tanto, que como un reflejo de hermetismo los olvidamos, la vida cotidiana no los asimila y los borra. Al tratar de recordarlos, de explicarlos se desvanecen y regresan a incubar aberraciones en ese cerebro sin domesticar. Las fantasías las tenemos en un estado semi consciente, las alimentamos con nuestras propias frustraciones, las hacemos crecer de forma desproporcionada, aun en contra de nuestra voluntad, para hacerlas imposibles. Son inenarrables, nos avergonzamos de ellas y confesarlas es un asunto casi clínico.

 El movimiento surrealista difamó a los sueños, mintió acerca de ellos, los sacó de la bóveda craneal; para simplificarlos en la contradicción elemental los adulteró y los esquematizó con imágenes falsas edulcoradas. Hans Bellmer inventó una sexualidad que el surrealismo adoptó como una manifestación total de su pensamiento y estética. Las referencias oníricas o psiquiátricas con las que el surrealismo estructuró su estética son insuficientes para la oscura sexualidad de Bellmer. En sus series de grabados Sade, Modo de empleo, Pequeño tratado de Moral, Las Marionetas y Los Anagramas permite que sus fantasías mas grotescas se manifiesten, les otorga el poder de expresarse, y dibuja en la placa con una línea tan fina que evoca la herida profunda que nunca cicatriza que imprime el deseo.

 El cuerpo sadiano que es capaz de soportar, necesitar y alimentar ese deseo brutal es la obra de Bellmer. Nos dice cómo usar, ver y degradar la sensación sexual, es un ingeniero perverso que estudia la mecánica de la anatomía sadiana. Estas series de grabados son un análisis profundo de las fantasías que despierta la lectura de la obra de Sade, son la visualización del cuerpo que habita en esas narraciones. Bellmer hace la vulva feroz de Juliette un ente de orificios amalgamados, palpitantes y hambrientos. El castigo doloroso que tiene a Justine atada a sus desgracias está en un culo que es un falo. Sus cuerpos son trasplantes, la orgia es un experimento quirúrgico en el que se unen órganos.
 Si la evolución de las especies está condicionada por las adversidades ambientales a las que tenemos que sobrevivir, el cuerpo sadiano evoluciona, crece, se hace fuerte, desarrolla genitales, abre caminos anatómicos para luchar contra la tragedia de un cuerpo que es insuficiente para satisfacer las desproporcionadas exigencias de sus deseos. Al dolor, la degradación, a esa mezcla humillante de la inmolación y la victimización que implica desear, Bellmer le da abanicos de piernas abiertas, falos en pedestales. El dibujo es preciso, detallado, las líneas describen meticulosas las perversiones, no hay impulso ni improvisación, es tan delicado y meditado que podemos pensar que esa imagen torturó el cerebro de Bellmer durante semanas hasta que la eyaculó en la placa.

 Estos cuerpos y escenas bizarras son deliberadamente artificiales, el naturalismo es una contradicción en la degradación sexual sadiana: es una petición al destino la que nos arroja en la promiscuidad. Bellmer crea un falo con piernas, hermafroditas, culos dobles, racimos edipicos de senos. El artificio de estas uniones, de estas masas corporales es producto de un orden específico, planeado, como lo diseña un científico que cultiva células madre para hacer un hígado. La función de estos cuerpos es ser esclavos de sí mismos, son genitales que carecen de voluntad, no hay gobierno, son utilizados por apetitos que son eternos, se multiplican y emigran de una persona a otra, tienen vida propia. Bellmer dibuja mujeres envejecidas con orificios incontinentes y cuellos frágiles, rostros que se caen a pedazos. 
Entre nuestros grandes miedos están nuestras propias fantasías, los cuerpos de Bellmer son terribles, son la monstruosidad que puede alcanzar el deseo.   











viernes, 15 de noviembre de 2013

BIENAL DE PINTURA TAMAYO, IT´S OVER.

Este es el acuerdo firmado, en él se pueden leer las funciones del comité curatorial 
 Es un hecho consumado: la Bienal Tamayo es para un comité curatorial. La historia es corta y fulminante: La Dirección de Artes Visuales de Bellas Artes, a cargo de la licenciada Magdalena Zavala, realizó varias reuniones con pintores, curadores, galeristas, críticos etc., para presentar un escueto powerpoint en el que informaban que la Bienal iba a estar organizada y dirigida por un comité curatorial “como la de Venecia”. Este comité curatorial decidirá a qué artistas invita a participar, irá a sus talleres para “analizar su obra” y esos artistas serán los que podrán concursar. Es un régimen mixto y también se aceptan inscripciones de todo público. Se amplía el presupuesto a 3 millones de pesos y se otorgan tres premios de 150 mil pesos. En esa reunión manifesté abiertamente mi objeción verbalmente y por escrito. Resumo mis ideas: que existan dos tipos de participantes, unos llevados por el comité y otros sin el apoyo de este comité, hace al certamen inequitativo desde el inicio. Que exista una preselección de artistas fomenta el tráfico de influencias, acaba con la transparencia. Es un trámite innecesario que otros pintores se inscriban, ya que están en evidente desventaja porque no fueron recomendados por el comité. Un comité curatorial es juez y parte, tiene sus propios intereses, es injusto y abusivo. Estas afirmaciones las envíe a la licenciada Magdalena Zavala y me contestó en una carta que gracias por opinar, pero que definitivamente van hacer su comité curatorial. Finalmente realizaron la reunión para firmar los acuerdos que establecen las reglas de la convocatoria de la Bienal Tamayo. A este conclave no fui requerida.

Acuerdo firmado de la nueva Bienal Tamayo. 
 Los presentes aceptaron por unanimidad este nuevo formato, y la Bienal de pintura Rufino Tamayo va a estar dirigida por un comité curatorial formado por dos pintores y un curador. Que estén dos pintores incluidos no cambia la situación, un grupo decidirá quién participa, es un método excluyente y opaco. En este sentido, hasta Gabriel Orozco es pintor y expone pintura. Este comité será “responsable de decidir el concepto de pintura” así sucedió en el 2008 y Emilio Chapela fue seleccionado con varios pantones “pintados”. Si cada dos años van a estar decidiendo qué es pintura, esto va a estar sujeto a las modas. Además, para alimentar la burocracia y hacer más turbio el certamen habrá un jurado de “profesionales”, que también pueden ser curadores, y ellos decidirán quiénes son los ganadores a partir de la preselección curatorial. Entonces el comité lleva a los artistas y decide qué es pintura, perfecto. Que esto lo aprueben Patrick Charpenel, Patricia Ortiz Monasterio de la galería OMR, Arnaldo Cohen, Francisco Castro Leñero, Teresa Cito, Carmen Cuenca y Teresa del Conde no me extraña, cada quién cuida su negocio: es una bolsa de 3 millones para burocracia cultural, la oportunidad para quedar bien con el poder, incrementar influencia, empujar a sus artistas y sus curadores. Ganancia pura. Lo que es increíble es que firmaran los pintores Ulises Ponce de León y Juan Pablo Rulfo, y que Teresa Velázquez “se abstuviera”. Gracias a estos “defensores” la Bienal ya está acabada. La próxima vez ahórrense sus cartas y sus protestas, en lo más serio y que de verdad afectaba a la comunidad de pintores, en eso cedieron.

Convocatoria de la Bienal Tamayo publicada. 
La convocatoria de la Bienal apareció en un periódico y en las bases dicen que hay un comité curatorial y no especifican sus funciones, las que ya aclaro en este texto porque así fueron expuestas y aceptadas por los firmantes del acuerdo como pueden leerlo arriba. La falta de claridad en la convocatoria  es sintomática de cómo va a funcionar esta Bienal. Es patológica la obsesión por pervertir un certamen que está pensado para pintura, que es herencia y acervo de Tamayo, la obligación de Bellas Artes es resguardar este legado y respetarlo, no pueden acabar con la mística artística y libertaria de la Bienal para empoderar a un grupo y seguir las tendencias. El INBA y CONACULTA pueden ahora mismo inventarse otra bienal dedicada al arte contemporáneo, les sobran recursos humanos y económicos. Publiquen un desglose de los 3 millones de pesos que van a gastar en burocracia, los premios suman la sexta parte del monto. Háganse responsables de este atropello a la credibilidad y transparencia de la Bienal y del trato desigual que van a recibir miles de pintores. Los valientes firmantes están de fiesta, es oficial que la Bienal Tamayo será para un grupo, los favoritismos y la parcialidad ya son legales. Esto, así como lo ven, lo aprobaron pintores. ¡Bravo!   

sábado, 2 de noviembre de 2013

TECNOMEDIOCRES.


Los profetas de lo actual fragmentan al imperio de las pantallas digitales en dos bandos: por un lado lo acusan de manipulador y controlador y por otro lo veneran como el gran medio democratizador. Para los miembros del arte VIP las dos vertientes les traen ventajas. Este control manipulador no sólo es útil para la política o el mercado, también es aprovechado por el arte VIP que utiliza la credibilidad y el impacto del medio para convertirlo en el valor y el significado de sus obras, y no es el talento en el uso de esa herramienta tecnológica el que determina a la obra. Entre sus principios está idolatrar al medio, como sumisas víctimas de los códigos del poder: “debemos trabajar con las le herramientas de nuestro tiempo” “los medios democratizan al arte” y el de considerarlos “nuevos”. La tecnología se ha convertido en su propia verdad. La credibilidad de la pantalla es tal que su mensaje impacta más en el espectador que la realidad. 
Subir frases infantiloides a una cuenta de Twitter, que representen la banalidad y blandura del pensamiento actual, convierte a los autores en poetas, y a sus textos desde palíndromos hasta aforismos. El prestigio de estas manifestaciones no es literario, radica únicamente en que están subidas en una plataforma mediática de moda. La utilización de tecnología en la realización de una obra anula la posibilidad de analizarla con objetividad porque el medio tiene la razón, es correcto, es el que rige el trabajo y el pensamiento de las personas. El resultado es que los aforismos y palíndromos, impresos en la austeridad blanca de la página de un periódico o un libro, no valen como literatura ni como copy de publicidad. Es el caso del video arte o las obras que de forma deficiente se apoyan en programas de software: fuera del contexto del museo es imposible su presencia como arte.
Estamos ante una generación de tecnomediocres que se jactan de su actualidad al explotar un medio como su forma de expresión y lo hacen con poco talento y sin aportaciones, utilizan las posibilidades más elementales de la herramienta, crean obras incapaces de competir con la industria o la afición sin pretensiones artísticas, pero no importa, el hecho de que aparezca en una pantalla las convierte en arte. Este fenómeno de que la credibilidad de la pantalla sea el valor, el sentido y el significado de la obra es el sueño de los totalitarismos capitalistas llevado al arte, es un nuevo tipo de golpe de estado mediático que posee su propia retórica y su burocracia cultural: si tiene menos de 140 caracteres y lo lees en tu teléfono es “twitteratura o nanoliteratura”, si las fotos están en instagram “son un nuevo lenguaje”, si el video está grabado en HD “reactualiza y replantea nuevas lecturas”. El cuento corto, la poesía y el aforismo tienen siglos en la literatura, y nunca ha sido el soporte de lo que convierte a las palabras en arte; lo mismo sucede con la fotografía o la imagen en movimiento, ya sea en cine o en video, no son novedades y el formato no las hace arte, esto es un resultado del talento y el dominio en el uso de la herramienta y la técnica.
La tecnología es, antes que nada, un negocio que sirve a sus propios fines, su objetivo principal es invitar al consumo, crear lealtades y necesidades que antes no existían, y a partir de eso la calidad es para incentivar la compra. Sus avances contribuyen a que el manejo del pensamiento sea masivo y efectivo. Podemos ver cómo se quejan los artistas activistas de la “invasión de la intimidad” “del gran hermano” y hacen de ese mismo medio su principal canal de validación. Si en un medio se puede linchar con gran cobardía, de la misma forma se encumbra un trabajo sin valor, una trayectoria sin obra. La tecnología y los medios no poseen en sí mismos categorías morales, es la manipulación que se hace de ellos la que es ética o abyecta.
La mancuerna de tecnología y medios se une a la de consumo y gremio: si tienes dinero para adquirir los últimos gadgets tecnológicos entonces estás dentro de una comunidad que es contemporánea en todos los sentidos. Esta efímera actualidad también valida a la obra con el uso del término “nuevos”, si se percibe como nuevo, sea una marca de comida o una obra de arte es aceptada y aplaudida. El poder de seducción de la tecnología dirige la percepción y el pensamiento, distorsiona la realidad objetiva para servir a principios de poder político, económico o religioso, y el arte VIP hace el mismo uso para distorsionar el valor de una obra, presentarla como arte y servir al poder académico, de museos y del mercado. 

viernes, 18 de octubre de 2013

VANIDAD, SÓLO VANIDAD.

Muestrario de la exposición en el PS1 de Brooklyn. 
Las obras contemporáneas y la mayoría de sus motivos se extraen de la cultura popular y de la sociedad de consumo. Esto se lleva a tal extremo que el museo alterno al MoMA de New York, llamado PS1, el Brooklyn Museum y la feria de arte NADA abrieron espacio a un show room que exhibe y aplica uñas postizas que, que explica Rita de Alencar Pinto, la artista-manicurista-curadora, son arte porque están inspiradas en obras de otros artistas. Bananas de Warhol, rostros con manzanas de Magritte, obras de DaliMiroPicassoLichtensteinPollock,  Mondrian, y hasta Wolfgang Tillmans, y ya saben, el infinito con el que se puede decorar una uña de artificial longitud. Hasta la feminista Judy Chicago, en una contradicción penosa, ya está plasmada en este “nuevo soporte”. Como esto es una muestra más del arte VIP, la verdad es que el talento pictórico de la artista manicurista es muy limitado comparado con el de un salón de belleza normal, pero lo importante es que ella, siguiendo la ruta de Duchamp, ya designó a sus mediocres creaciones como arte y están validadas por el MoMA. 
Muestrario de la exposición en el PS1 de Brooklyn. 
 Esto es una idea con muchas posibilidades de explotación. Por lo pronto les da un motivo a los directores de las escuelas de arte para que no expulsen del todo al dibujo y la pintura, porque como pueden ver todavía hay algunos que les sacan un poco de utilidad. Con la enorme adicción que tienen los artistas VIP al kitsch esto es una fuente de creatividad y de trabajo invaluable. Los gustos estéticos de las señoras que manifiestan su estatus social en su inutilidad manual, ahora están elevadas al rango de arte. Las uñas especiales para bodas y eventos de gran audiencia familiar, que es la más crítica, pueden ser expuestas en los museos de arte contemporáneo. Es prioritario que las escuelas de arte hagan un diplomado asociado con las escuelas y talleres en donde entrenan a los expertos en aplicar estas uñas porque la verdad, que al margen de los resultados estéticos, se requiere de cierta habilidad para hacerlo y para eso los artistas, que únicamente saben inventarle conceptos a sus obras, no están muy cualificados. Claro que siempre queda el recurso de hacer que una experta las aplique y que el artista se adjudique el logro de la obra, como sucede hasta con el performance. Por lo pronto las versiones mexicanas ya están en el menú: uñas estilo Amorales pintadas con mascaritas de luchadores, o las estilo Orozco con pedacitos de basura pegados. Las uñas estilo Betsabeé Romero con taxis verdes y grecas de llantas. Las de Margolles son una adaptación de las uñas del Retorno de los muertos vivientes o Walking Dead.
Esta versión son de un salón profesional,  no del museo, por eso la factura tiene otro nivel. 
Aquí la curadora definitivamente tiene que ser la experta en la aplicación de las uñas, para que ella le diga al artista cómo es más visible la obra y cómo resignificarla. Es fundamental que la clienta que compre estas uñas artísticas le den un curso rápido de arte VIP para que les explique a sus amistades la obra que trae puesta y que se documente para Arkheia, el centro de archivo del MUAC. Los coleccionistas podrían comprar estas obras y sería un éxito absoluto que sus esposas y parejas traigan puestas tremendas obras de arte en las manos, como las joyas que se ponen para demostrar que son ricos y poderosos. Los salones de belleza se pueden aliar con las galerías, como ya sucede en el PS1 de Brooklyn, y tener sala de exhibición, sala de aplicación de uñas, exposiciones y conferencias con los curadores. Esta nueva versión de arte VIP es parte de lo que llaman nuevos medios y tiene la ventaja que si es interactivo de verdad, y que exige que se involucre el coleccionista, el artista y el curador, además como la obra está pegada a las manos hace que el objeto artístico salga del museo y sea parte de la sociedad. Urge que los académicos de especialidades estéticas abran un nuevo doctorado y que las tesis las publiquen con un amplio muestrario. Quién lo iba a decir, tanto esfuerzo por formar públicos que entiendan y aprecien obras realizadas con basura, tinas de aceite o ruidos, y son las uñas postizas las que democratizan de verdad al arte VIP, uniendo el kitsch de clase con la estética post moderna. 

jueves, 10 de octubre de 2013

SIN PERMISO PARA SENTIR.




Ser feliz es el slogan de la sociedad de consumo. Para alcanzar el estado de imbecilidad que pide la publicidad hay que saturarse de cosas, comida, y de las drogas de diseño que recetan los médicos, además de las versiones alternativas del mercado negro. El éxito engendra alegría, su ausencia germina psicosis. Es preciso que la realidad copie a la publicidad y se divida en episodios de 30 segundos como los comerciales de la televisión. Sentirse con un ánimo diferente, vivir la melancolía, esa emoción sublime, es un motivo de vergüenza, es razón para recurrir a terapia, expulsar y drogar a esa peste negra, evitar que se manifieste, abra sus fauces y grite. Freud enumera los síntomas como “profundo dolor, cesación de interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar, e inhibición de toda actividad”. ¿Quién decidió que debemos mantener todo el tiempo el interés por el mundo exterior? ¿Por qué debemos estar inmersos en esta realidad absurda y asfixiante 24 por 7 como su fuéramos una tienda de conveniencia? ¿Cómo se mide la capacidad de amar? ¿Dibujando florecitas de colores brillantes como Murakami o amando como personajes de película americana? ¿Por qué debemos tener la actividad desenfrenada, irracional y sistemática de las máquinas? ¿Por qué debemos vivir lo mismo? Los síntomas son una trampa y es implacable la persecución y la estigmatización por sentir algo que es natural.  Ya no podemos ni analizar nuestras emociones, ser testigos de ellas, nos debemos desprender de lo que sentimos y anestesiarnos con estímulos. 



El arte permite asomarse al abismo de las emociones, para Proust era un momento para concentrarse en ese lugar del alma y vivirlo; cuando su amigo, el príncipe Bibiesco se quejaba “sentir eso”, le dijo Proust: “aproveche y escriba unas páginas sobre lo que le está pasando”.  Le pidió enfrentar la emoción y analizarla con un trabajo creador, razonando cada palabra para describir lo que sentía. El paisaje posee la virtud de evocar la soledad melancólica, ese silencio que la meditación consigue alejándonos de todo. En el espacio abierto de las pinturas de Caspar David Friedrich, la bruma es una emoción que cubre lentamente la vista, que induce a sentir. La contemplación del arte nos exige estar aquí y ahora, nos detiene, nos calla, nos da espacio para pensar. Aturdirnos con el ruido cotidiano impide que presenciemos nuestro ser, el arte es una compañía que detona la relación con nosotros mismos. El color de los paisajes de Friedrich no es real, no es testimonial, es un reflejo de lo que él siente, la panorámica proyecta el interior de sus pensamientos. En su pintura El Soñador el ocaso invade el espacio con tonos anaranjados, violetas y rosas, un arco define la presencia del que sueña contemplando el portento, absorto en ese encuentro con él mismo.

 Hay melancolía en los paisajes irreales que Leonardo da Vinci pintaba como fondo de sus obras, en esas montañas azules, los cielos fugaces, y el frío de la caverna de la Virgen de las Rocas. Las naturalezas muertas de Cezanne, la humildad de la mesa, la frugalidad de la composición, la sencillez de los elementos, las peras, un plato de cerezas, sus colores, el mantel arrugado, es Cezanne y su pintura, nada más, es la soledad del creador.
La obligación de reírse, de darle “ironía a la reflexión”, de saturar de estulticia el espacio para ser simpáticos e “irreverentes”, tiene estupidizado al arte contemporáneo VIP, como a la publicidad y a la televisión, son el club de los optimistas, comparten los mismos códigos, reducen las emociones y las ideas a la misma simpleza, se ahogan en sus risitas, y piden que los traten con solemnidad cuando ridiculizan cualquier tema que abordan, “resignificándolo” con sus teorías que digieren lo que sea como una máquina trituradora de basura. Los que necesitan ser chistosos que cohabiten en la denigrante ausencia de sentido de la sociedad de consumo. La melancolía, como emoción sublime, no es evasiva, no complace a los otros, es un proceso íntimo del individuo que la masa desprecia, de ese ser que se atreve, como dice Kant, a “entrar en la sombra profunda y meditativa”. Las emociones grandes que se queden en las grandes obras.

domingo, 22 de septiembre de 2013

EL ARTE SE HACE UN LIFTING.

Desire Obtain Cherish, Designer Drugs, 2012
 El dinero compra juventud. Puede comprar lo que sea: reputaciones, memorias, objetos, pero también puede adquirir esa frescura indolente y efímera de la juventud. Como la única forma de retener algo es exhibiéndolo como una posesión, el mercado ofrece toda clase de productos que incrementan la apariencia de ser jóvenes. Cirugías estéticas que tratan de detener el tiempo petrificando y plastificando el rostro en una falacia rejuvenecedora. Los coches de lujo prometen potencia en una prolongación del vigor sexual y son tan efectivos como el viagra para conquistar a los que son jóvenes de verdad. ¿Si alguien es el rey de las finanzas a los 70 años por qué no tener el imán sexual de Elvis cuando era el Rey a los 25 años? El dinero es poder y esto se demuestra en tener a la mano el cuerpo y la voluntad de alguien que se entrega por una conveniencia material, que es el mejor argumento para entregarse a alguien. Ante la incertidumbre de las emociones, por lo menos la certeza de las inversiones.  El marcado lo sabe, porque ha aprendido palabra por palabra el Diálogo de Platón, en el que Fedro le dice a Sócrates “Los que no sienten amor no pueden nunca arrepentirse… porque obran por sus intereses”. El arte no habla de amor, habla tener a la mano a la juventud y retenerla con objetos de estética púber-millonaria.
Desire Obtain Cherish, Sugar Cane Meltdown, Unix Gallery, 2013
 El arte es dinero y es mercado, es un objeto de consumo que demuestra riqueza, estatus y que abre la puerta al paraíso de la púbermanía. Eso es parte de su éxito. Las obras desde su presencia, factura y discurso imponen una efebocracia para satisfacer ese apetito urgente de rodearse de la parafernalia y los códigos que podrían describir a esa persona como joven o con una mentalidad anacrónica que habita en el set de un programa televisión para adolescentes. Las ferias de arte venden obras que podrían ser la escenografía de un versión millonaria de Never Land, los coleccionistas con síndrome de Peter Pan se compran dulces gigantes envueltos en colores, “esculturas” de aluminio pintadas en alta temperatura de Laurence Jenkell, estas piezas colocadas en sus pedestales son las grandes obras de la galería, y son ideales para estar en la dulcería de Disneyland. El coleccionista las puede combinar en su casa con sillones rosas, azules y amarillos, y jugar con niños para que lo juzguen como a Jackson, por delitos contra la inocencia.

Laurence Jenkell, Wrapping Bonbon Aluminum, 2013
 El arte se suma con descaro comercial, sin pudor y con el cinismo del que conoce el valor del dinero, a esta manipulación del cliente que desea desesperadamente tener a su lado todo lo que emane juventud. Jeff Koons ha llevado esto a los límites del mullido diván siquiátrico con pinturas de Hulk, de Popeye, gigantes corazones de color rosa, reproducciones en metal de juguetes inflables, conejos, cocodrilos, su obra es una sucursal de la juguetería de Gepetto. Koons explotó comercialmente al máximo su propio físico cuando aún era fuerte y musculoso, por eso conoce tan bien a su cliente y le da juguetes, le da entretenimiento y evasión, lo premia por ser rico, lo consuela por tener arrugas, lo masturba con sus mega diversiones, lo deja gastar en un escapismo que además llaman arte. Los berrinches de niño majadero de Hirst, sus pinturas de puntos como tapiz de un kindergarten. Las bolitas de Yayoi Kusama, que además se jacta de vivir en el psiquiátrico porque ahí las drogas son gratis.

Tim Berg and Rebekah Myers, You can't take it with you, 2013
 Estas obras decorativas saturan el espacio de una atmósfera de felicidad instantánea, invitan a tener en el salón de la casa una alberca de pelotas de goma en lugar de sillones. Los galeristas y los artistas saben que esta angustia de ver el tiempo pasar se compensa con el consumo y se diluye con objetos. Ofrecen ositos de peluche vestidos con pantalones de cuadritos, o paletas de caramelo, helados derretidos, y tubitos azucarados, de Desire Obtain Cherish, todos tamaño carb addict , y por supuesto el nombre del artista es el manifiesto y concepto de este estilo. La colección de mangas japonesas de Murakami, se apropia de los dibujos de pornografía soft que manosean los adolescentes, colores estridentes, flores con caritas que sonríen, en precios que se adaptan al bolsillo de su cliente, esculturas de más de 100 mil dólares hasta impresiones digitales de 2 mil. Con Murakami todos pueden tener sus tres minutos de jovialidad.

Cole, Big Boy, Aureus Contemporary, 2013
La publicidad deformó la imagen de la juventud, el éxito es ser feliz, sin granos y guapo. Esa juventud torturada y suicida del Romanticismo se extinguió con la llegada de la televisión y la pedagogía. Los jóvenes más populares y deseados son resultado de una sociedad que premia la irrelevancia, la banalidad y que defiende el derecho a ser como los personajes de una telenovela. La idea de juventud que vende el arte son obras que demuestran infantilismo, el esfuerzo estético está dirigido una noción de juventud como un producto de consumo, una versión adolescente de Disney, de Sanrio. Comprar estas estas obras es hacerse un lifting sin cirugía. Los artistas que las crean hace décadas que dejaron de ser jóvenes, pero eso no importa. Si su obra es un chistorete, si se apropian de los cartoons de Felix the cat, si colocan muñecas y pelotas, aún están en wonderland, aun tocan con la punta de los dedos ese sitio mágico y pueden convencer a los mecenas de que su obra es “arte joven” “expresiones emergentes” y que están investigando en “temas irreverentes que provoquen una ironía”.  Esta simbiosis es complicidad que nace de la necesidad, los artistas, como a los coleccionistas, les urge ser jóvenes, les urge no envejecer, y por eso hacen obras infantiloides para compradores que ya reunieron dinero y ahora tienen que recupera el tiempo que perdieron mientras se hacían ricos, mientras inventaban fondos de inversión fraudulentos. El artista debe aparentar que es un producto fresco, que continua con esa fuerza que lo impulsó a vivir de la aventura del arte. Si lanzan a una generación con el nombre de Young British Artist, ni modo de dejar el membrete porque ya pasó su momento y están acabados física e intelectualmente. Jamás. Los lanzaron como a los cantantes de música pop y así deben seguir. La angustia de Madonna ahuyentando al tiempo con una jeringa de botox no es exclusiva de ella, la vive Tracy Emin haciendo neones con frases de canción de verano y la comparte Douglas Gordon apropiándose los programas de Star Trek, ya no son Young y tampoco son Artists pero tienen que seguir en la memoria del mercado como si lo fueran. El mercado del arte entendió que le podía tocar un buen pedazo de esos millones de dólares que se reparten los cirujanos, los diseñadores de moda, y la industria del consumo efebo que narcotiza a la tragedia de envejecer. Lo ha logrado, ir a una feria de arte, entrar a un museo, es una experiencia similar a la de estar en un parque de diversiones con un bonus track: el que gaste más dinero en este lifting artístico es el más influyente entre curadores, galeristas y artistas.    

ENTREVISTA A ROBERTO CORTAZAR EN EL MILENIO VISTO POR EL ARTE.

lunes, 9 de septiembre de 2013

EN TURBA, EXISTEN.

 Goya sordo, acorralado por su propia voz, que es la única que escucha. Es este estado de impotencia y de ruido permanente Goya dibujó las placas de Los Disparates, que antes llamó Los Proverbios. Estos dos nombres ya son parte de la obra, la sabiduría popular no existe, la costumbre asimila hasta las prácticas más abyectas y las pasa por el tamiz de la tradición para justificar su permanencia. La realidad y sus refranes, que constituyen sus máximas, son parte de la insanidad social. Goya hace un análisis profundo de diferentes estados psicóticos, es la síntesis visual de la sociedad como un enorme asilo para dementes. 
 Desde ese faro de observación que es la soledad, Goya miró, juzgó y condenó, sin un ápice de lástima, sin remordimientos por el mañana, que para la locura no existe. Esta serie es una Divina Comedia que describe las diferentes patologías que afectan al individuo y su grupo, que se contagian como la peste, impregna y enferma. No busca hacer una crítica política, va más profundo, es una obra existencialista, habla del sinsentido de vivir en el momento presente, son las raíces del desprecio que le despertaba la degradante conducta tribal. Los grabados son la culpa que porta su propio castigo.

 La guerra permite que la sociedad se brutalice, que salga a la superficie la podredumbre que en tiempos de paz está somnolienta. Goya realiza estos grabados entre la post guerra de la invasión napoleónica (1815) y la instauración del absolutismo ignorante, fanático y corrupto de Felipe VII (1823). En el Disiparte de Miedo el enemigo no existe, es un espantajo formado con una tela, la gente aúlla, un soldado huye, la noche se traga el escenario, así nacen los odios colectivos, como el racismo, con un enemigo inventado, que desaparecería si alguien pudiera encararlo. El odio une, da pertenencia, hace que un grupo se identifique y construya un fin común.  El Bobalicón con el rostro de la estulticia que no escucha razones y celebra la vulgaridad gremial.

 La furia es la respuesta violenta, no sabe qué ataca, es reactiva, es impulso irracional, en el Disparate Furioso un hombre lancea a su víctima mientras otros se hacen a un lado, nadie defiende al humillado, dejan que el colérico se desahogue y ese torrente de violencia es la catarsis de la manada. En el Disparate Femenino las pasiones manipulan y se burlan de sus víctimas adictas, ellas lanzan al aire a dos muñecos que caen una la tela, se divierten con esos cuerpos abúlicos y sumisos. Goya no define los rostros de los monigotes que suben y bajan, son iguales, masa anónima y adicta que carece de individualidad y no opone resistencia; en cambio, las mujeres si se ven, porque son el motivo que ordena, que decide, son la urgencia del hambriento.

 Un grupo de personas, cada uno metido en sacos amarrados, inmovilizados, apenas pueden avanzar, el mismo mal los unifica, los solidariza en su mediocridad, son Los Ensacados. Fanáticos que aprenden de rodillas falsedades aberrantes, sin ver lo que hay detrás, Disparate Desordenado. Sentados en las ramas de un árbol, la tribu escucha historias, alimenta el bagaje oscurantista que los cohesiona en un pasado común, la genética imaginaria. La carcajada de la mujer que es secuestrada por un caballo: ultrajar para poseer, la resistencia es inverosímil, la víctima es culpable, el más fuerte fue provocado.

 Los Disparates están en exteriores abstractos, sin definición, calles vacías, terrenos baldíos, no hay sentido de la propiedad, es un lugar de nadie, es la tierra yerma donde no crece la razón, la necedad estéril. La oscuridad es permanente, hay en estas placas una atmósfera inamovible, por la que no pasa el tiempo, en la que se quedan las mentes obsesionadas que hablan de lo mismo, caminan en círculos, se estancan en sus lodos eternos. La promiscuidad social que se jacta de compartir obsesiones y de construir su identidad a través de ellas. Los personajes de Goya vuelan en alas frágiles, se amontonan para gritar y linchar, tienen dos caras que deliran, regurgitan sus ideas. Se identifican en su abyección, son lo que son gracias a su vergonzosa condición, y eso, para ellos, es mejor que nada, porque ahora, así en turba, por fin existen. 

Los Disparates de Francisco de Goya.
En el Museo Nacional de San Carlos. Hasta el 13 de octubre.
Publicado e el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario, el sábado 7 de septiembre del 2013.   

LA CONFERENCIA "ARTE CONTEMPORÁNEO EL DOGMA INCUESTIONABLE", PUBLICADA EN LA REVISTA BOOKS, FRANCIA.









Texto de la conferencia “Arte Contemporáneo el dogma incuestionable” publicado en Books Magazine, puedes ver el site aquí.  el site aquí.