viernes, 29 de junio de 2012

ARTE CONTEMPORÁNEO: EL DOGMA INCUESTIONABLE.

Luis Buñuel, Simón del Desierto. 

Fragmento de la Conferencia Magistral impartida en el Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado ENPEG La Esmeralda, el día 25 de junio del 2012.

EL DOGMA DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA.

Partamos de la situación de esta Escuela “La Esmeralda”. Les dan únicamente tres semestres de dibujo, algo que llaman bidimensión que debiera ser pintura y de tridimensión. Menos del tiempo mínimo que requieren estas disciplinas. Les dan uno de fotografía y uno de video, con lo que además creen que ya salen de video artistas. Teniendo en cuenta que en el CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos) tomar una cámara les lleva 5 años de carrera y un examen de admisión exigente.  Con estas escuetas bases se adentran en la producción y en la conceptualización de la obra que es lo más importante de la enseñanza que imparten. ¿Cómo pueden estar produciendo si apenas tomaron unas cuantas clases? Con un plan de estudios como el que tienen aquí, con maestros que declaran en programas de televisión su odio a la pintura y dan clases de pintura, con una dirección que evidentemente adecua la educación a las modas y al mercado, no tiene sentido que vengan a estudiar aquí. Si quieren ser artistas de verdad, saber pintar, dibujar, esculpir o hacer grabado con este formato escolar no lo van a aprender con la profundidad y el rigor necesarios; y para los demás, los interesados en el arte VIP, video, instalación, performance, ésta escuela sobra, porque analizando la planta docente no veo a las estrellas del medio impartiendo clases. Esta escuela ofrece formación insuficiente para los que si quieren aprender artes plásticas y para los que no lo necesitan porque ya se consideran artistas no les ensaña lo que si deberían saber. Con la falsa pretensión de que ya son artistas lo único que deben tener un papel que les de acceso a becas y aprender a llenar las solicitudes de apoyos y el who is who de los curadores, directores de museos etc. Tampoco es necesario que estudien teoría y jerga curatorial. La retórica de la obra está en manos del curador, el artista lo único que tiene que hacer es designar a algo como arte, ya lo dijo Danto “que los artistas nos dejen a los filósofos el trabajo de pensar en la obra”. La autocritica, que es fundamental en todo proceso de creación artística, con esta ideología del arte no existe. Lo que el alumno haga es aceptado como arte, una mesa con alimentos en descomposición o carritos de juguete son arte. La pedagogía paternalista de la no frustración impide que la obra pueda ser examinada, corregida y, como debería ser en la mayoría de los casos, rechazada. Estas formas de expresión son una moda, y una escuela no puede sacrificar un plan de estudios completo únicamente para estar al nivel de las galerías que ofertan estas obras de anti arte. Ha sido una enorme irresponsabilidad y un atentado a la educación artística que las materias básicas de las artes plásticas se redujeran al mínimo para que les den conceptualización de obra, es decir, hacer discursos para los objetos que producen. La obsesión de este anti arte por las obras efímeras, por hacer trabajos de exponer y tirar no puede ser aplicada en la formación de personas. Esta escuela está formando artistas de usar y tirar, porque cuando estas modas pasen no van a tener en las manos una formación sólida para salir adelante. La educación es una decisión existencial, es un proyecto de vida y la dirección de esta escuela está jugando con eso. Los alumnos están perdiendo un tiempo muy valioso en sus vidas y están siendo engañados. Conceptualizar y generar todo tipo de discursos retóricos no hace a la obra. Que manden hacer su obra no los hace artistas. Las ocurrencias no son arte. Desde la distancia que me da ser espectadora de este fenómeno puedo apreciar el daño que se hace al arte, la frustración que vive el público ante estas obras, pero ver que son personas, o sea ustedes, los que reciben una educación sumisa al mercado, que frustran talento para entusiasmar mediocridades, eso es algo de lo que un día tendrán que hacerse responsables los que tomaron la decisión de cambiar este plan de estudios. Esta escuela tiene una responsabilidad social y humanística que están pervirtiendo en nombre del dogmatismo de una ideología. Su ropa sucia, avioncitos de papel, caminar sobre la calle, mención honorífica, artistas readymade, para ustedes la utopía se ha consumado, en el dogma está su salvación y su consagración, todos son artistas.

CONCLUSIÓN.


Dice el filósofo Michel Onfray en su libro La fuerza de Existir “Las galerías de arte contemporáneo exhiben con complacencia las taras de nuestra época”. Este mal llamado arte es una tara de nuestra época, y como tal significa un retroceso en la inteligencia humana. El desprecio endémico que tiene por la belleza, la persecución que han hecho en contra del talento, el menosprecio por las técnicas y el trabajo manual, está reduciendo al arte a una deficiencia de nuestra civilización.  No es inocuo que se demerite a la creación humana para dar cabida a una ideología y sus dogmas, permitiendo un coto del poder que en otras circunstancias sería imposible de imaginar. Es una realidad que miles de personas que se auto llaman artistas no podrían hacerlo si no hubieran implantado esta ideología. La experiencia estética no existe con estas obras, nada hay que apreciar, evaluar, cuestionar. La obra se ha convertido en una rapsodia de teorías y sustantivos. Y evidentemente la aseveración clave, esto no es arte, está absolutamente fuera de su código de ideas. Falso arte de autoayuda, de optimistas ciegos, deslumbrado por el concepto de contemporáneo, creer en lo moderno, creer en lo que todo es bueno, válido, inteligente. El optimismo no quiere ver al desfiladero al que se dirige cantando, no se detiene y mira a su alrededor, avanza delirante, ha descubierto algo, la apoteosis de la felicidad: todo es arte.

sábado, 23 de junio de 2012

LA RUEDA DE LA FORTUNA.

EKO, grabado. 
 Por fin termina un ciclo de seis años de política cultural ignorante y caprichosa en el que un pequeño grupo se repartió la bolsa de los privilegios. Los inicios motivan al optimismo, queremos que lo que venga sea mejor. Corregir lo que está mal es el único paso real para cambiar. Si la política cultural que está enfocada al área del arte sus próximos jerarcas la establecen con visión inclusiva y honrada tendrían que tomar en cuenta lo siguiente.

El arte no sigue los dictados de la moda ni del mercado. Los museos se radicalizaron y expulsaron a cientos de creadores que durante este periodo no pudieron exponer. La pintura, la escultura, el dibujo y el grabado quedaron fuera de las exposiciones y saturaron a los museos con los mismos artistas de galerías que promocionan obras neoconceptuales sin calidad. Los museos de la UNAM y de Bellas Artes tienen una misión social, no son de los curadores, no son un patio privado para promocionar a sus amigos y repartirse los catálogos, las exposiciones, los viajes y los intercambios. Estos museos tienen la obligación social, artística y cultural de exponer a las artes plásticas; si no les parece cambien a sus curadores y directores. Establezcan de forma equitativa las exposiciones de artes plásticas y las de pseudo formas del arte contemporáneo, el público tiene derecho a verlo todo, no nada más unas obras y una línea de exposiciones. Las bienales y las exposiciones internacionales a las que envían artistas deben otorgarlas por concurso abierto y publicar la lista de candidatos, quién es el jurado y los criterios de selección. Estas exposiciones las tienen que mostrar en nuestro país para que apreciemos lo que enviaron, es una actitud antisocial que una inversión tan onerosa se haga únicamente para el extranjero. El arte no es publicidad es conocimiento que se comparte. 
EKO, grabado. 

Las becas y los apoyos no son prebendas, son impulso al mérito, no pueden concederlas cada año a las mismas personas y ejercer un tráfico de influencias digno de un sindicato amafiado. Saquen del abandono y la ruina al Museo de Arte Moderno MAM, el museo peor gestionado del sexenio y con las exposiciones más fallidas. Expongan las colecciones permanentes del Museo Tamayo y el Carrillo Gil. Acaben ya con el centrismo cultural, México no es nada más la ciudad. Los artistas del interior del país están en el olvido absoluto, en los museos de la capital nunca los exponen. Hagan giras en los estados del país con las exposiciones que se montan en la Ciudad de México. Los recursos que se asignan a los estados para la cultura tienen que estar al margen del egoísmo partidista, no pueden seguir dejando en la inanición cultural a un estado sólo porque lo gobierna otro partido. El interior es fuente de talento y necesita más atención. Como la cultura y el arte son consideradas carteras de poca influencia son el lugar perfecto para ubicar puestos de compromiso sin cabida en áreas clave. Entonces, paradoja fatal, envían a gente con nula preparación y sin vocación para esta delicada labor. Para acabar el cuadro del esperpento, la cultura es arma arrojadiza para llenar los vacíos de promoción de imagen del gobierno. Despilfarran inmensos recursos económicos en obras faraónicas, sin cordura. La política cultural no puede ser propaganda, ni refugio de inútiles, por favor, no más estelas de luz, bibliotecas sin libros y con goteras, proyectos para darles trabajo a los amigos, desfiles de disfraces, etcétera. En una infamia que los museos del interior están sin acervo, que los estados no compren obra a los artistas locales y se construyen una torre de focos que vale lo que en Estados Unidos cuestan tres museos, con proyecto y terreno incluido. La política cultural no es para encumbrar a personas sin méritos artísticos. Consagrar a Gabriel Orozco con una gira millonaria en la Tate, el MoMa y el Centro Georges Pompidou, y que Melanie Smith y Teresa Margolles fueran a la Bienal de Venecia, entre varias exposiciones, son lujos ególatras que no tenemos porque pagar con dinero público. Y para terminar con la lista, den más recursos a las escuelas de arte, inviertan en educación artística el dinero que se desperdicia en obras pretenciosas, embrutecedoras y sin vocación social.

Recuerden que mi Conferencia Magistral el "Dogma Incuestionable: Arte Contemporáneo" es este lunes 25 en la Escuela Nacional de Pintura, escultura y grabado La Esmeralda a las 13:00 horas. Es entrada libre. 

Más grabados de EKO aquí.

Publicado en el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario el sábado 23 de junio del 2012.

domingo, 17 de junio de 2012

CONFERENCIA MAGISTRAL DE AVELINA LÉSPER.


Te invito a la Conferencia Magistral que impartiré el lunes 25 de junio del 2012 a las 13:00 titulada  
“EL DOGMA INCUESTIONABLE: ARTE CONTEMPORÁNEO”
Es en el salón SUM de la Escuela Nacional de pintura, escultura y grabado “La Esmeralda”.
Centro Nacional de las Artes. Avenida Rio Churubusco número 79 Colonia Country Club. Coyoacán.  
LA ENTRADA ES LIBRE. 

sábado, 9 de junio de 2012

EN DEFENSA DEL ARTE CONTEMPORÁNEO.

Tom Burr his personal effects (natural), 2009
Wood, yellow Plexiglas, men's sneakers. 
Defendamos con celo piadoso eso, que en posesión de todos los privilegios, necesita que lo protejan de las voces escépticas. El auto llamado arte contemporáneo, que goza del poderoso cobijo de las instituciones y de la servil y oportunista visión de la crítica, se siente acosado por los que no ven en su obra las revelaciones que sus textos curatoriales afirman. Injustas acusaciones. Los apóstatas no aceptan que la nueva experiencia estética exige un cambio de actitud ante el arte: la apariencia visual de la obra ya no es importante. El arte es una idea que se aplica a cualquier objeto y, es más, al vacío mismo. El reino de la razón y de lo visible ha desaparecido para dar paso al reino de la fe. Dice Arthur Danto que entre un objeto de arte y un objeto idéntico de uso común no existen diferencias visibles para el espectador, son diferencias filosóficas, son ontológicas y clama desde su púlpito teologal: “su divinidad se remite a una cuestión de fe”. Para ver la diferencia entre una caja de Brillo de Warhol y otra del supermercado hay que creer que la de Warhol es arte. Ya no hay arte, hay creencias. La filosofía se acomoda dócil y flexible a cualquier objeto para hacerlo una obra de arte. ¿Qué no lo entienden?

Tom Burr Gravity Moves Me, 2011
 No ven que la reluciente y sublime aura de una instalación de revistas rotas está en el precio estratosférico, en el nombre del artista que hace de un montón de escombros un portento con mensaje social incluido. El arrobo, el éxtasis, la conmoción que despierta un letrero de luz neón está en que su presencia física sufre una trasfiguración milagrosa por su explicación ontológica. La revelación de que eso es arte se derrama de la tesis curatorial, de la intención del artista. Este es el arte revelado por excelencia. No es imperioso crear, el mundo da las cosas que los artistas se deben apropiar. Para qué pintar unos zapatos aportando otra visión de ellos, para qué pintar un cadáver creando algo distinto si los zapatos y el cadáver están ahí, listos para ser arte: readymade. La única visión del mundo que el espectador y el artista necesitan ya existe, sobra que un arrogante dibujante se sienta artifex y rete a dios creando algo que no existe. La realidad ofrece millones de objetos fabricados en serie, el artista tiene derecho a ser dependiente de estos objetos y negarse a crear algo extraordinario.


Tom Burr languidly lingering a little too long, 2009 Plywood, black paint, 

steel poles, assorted hangers, men's overcoat. 
 Dejemos atrás a las técnicas, linchemos a los artistas geniales y con talento, a los creadores independientes y libres de las modas, ha llegado la democracia, el advenimiento de la felicidad: La educación artística es prescindible, el arte está dado. Gabriel Orozco pone a alumnos de arte a barrer el piso de un edificio vacío en la IX Bienal de la Habana, esa “obra” es considerada la mejor de la bienal. ¿Por qué atacar a una expresión que además de estar de moda es el nuevo lujo de los millonarios que no saben cómo demostrar su riqueza? Este arte capitalista es la apología del despilfarro excéntrico. Por primera vez en la historia del arte un artista recibe cantidades increíbles de dinero por no hacer arte: periódicos arrugados, ropa intervenida, juguetes de feria, acciones mínimas, gestos invisibles, cotizados en cientos de miles de euros, y lo más increíble, el cielo recobrado, los coleccionistas los compran.

Tom Burr slumbering object of my sleepless attention, 2009
Wood, white paint, men's pajamas, antique mirror.  
En este panegírico del consumo, el mercado es el árbitro que rige en la concepción lo qué si es arte y lo qué no es, pero los escépticos rechazan que el mercado sea la verdad absoluta. ¿Por qué niegan el valor espiritual del dinero? ¿Por qué niegan que algo sin valores estéticos tenga valor ontológico y económico? ¿Por qué rechazan que la filosofía se venda como se vende un tiburón en formol? Qué idealismo trasnochado esto de querer que el arte sea algo visible, que el arte no sea un ejercicio especulativo que se apoya en una burocracia que sin estas obras estaría en la agonía del desempleo. El arte contemporáneo no es un arte farsante; es un “arte” que da trabajo a curadores, que otorga becas para que alguien coleccione postales, que no pone en aprietos a las instituciones, que da la oportunidad a miles de personas sin talento para que sean ricos y famosos. Con tantas bondades merece que lo defendamos.  

Publicado en el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario, el sábado 9 de junio de 2012. 

domingo, 3 de junio de 2012

EL NUEVO RETRATO Y LOS NUEVOS HÉROES.

Kehinde Wiley.  
 Kehinde Wiley pintor negro y gay está revolucionando al retrato. Guiado por las enseñanzas de los grandes creadores del género como Tiziano, Velázquez, Reynolds, Ingres, Gainsborough, David, crea personajes épicos, santos, héroes y los inserta en una atmósfera rica y suntuosa.  En el siglo XX el retrato se concibió como una imagen íntima del sujeto, se destacó al individuo en una cotidianidad que nos dejara conocerlo como un ser humano sencillo o se colocó en una atmosfera digna pero neutra, sin pretensiones, hasta los actuales retratos de la anacrónica y escasa realeza son sencillos, los reyes ya no demuestran su misión trascendental, se ven como ciudadanos mundanos y relajados. Esas imágenes de los reyes a caballo dirigiéndose al campo de batalla o la presencia inamovible en el trono distinguidos con la capa de armiño se extinguieron como el dogma de su sangre real. Las polaroids de Warhol impresas en serigrafías acabaron de pervertir un género, entre la fotografía de una revista del corazón y el carnet de identidad.

Kehinde Wiley.  
Kehinde Wiley colapsa el arte histórico y la calle contemporánea, reúne las ornamentaciones del rococó francés con la ropa y los gestos de los jóvenes urbanos. Jóvenes que conoce en la calle, modelos profesionales o cantantes, los captura con sus ropas de raperos y les aporta arrogancia de héroes, guerreros épicos, reyes del siglo XVIII, personajes de las tragedias de Shakespeare. El Rey Sol camina por Brooklyn, Napoleón puede estar leyendo en la New York Public Library o haciendo yoga en Central Park, si lo ve Kehinde será inmortal. Sin escatimar medios, con un dominio impresionante de colores vibrantes y anatomista perfecto, pródigo con los ornamentos de fondo, virtuoso en la recreación de la piel, en la textura del color, la musculatura, el brillo de los ojos, crea una sensación hipnótica que impone contemplar esos cuerpos dejando ir el tiempo. .

Kehinde Wiley.  
 Las composiciones se inspiran en los hitos del retrato como el que David hizo de Napoleón cruzando los Alpes.  Retoma a las Tres Gracias, el Juicio de Paris, los santos de los renacentistas, la santísima trinidad, todos con un estilo moderno, hiperrealista.  Con una residencia para estudiar pintura en China, Kehinde asimila la utopía del realismo socialista y evoluciona el concepto de heroísmo de la nobleza al ciudadano que construye su cotidianeidad y su nación. De la majestad del pasado heredado al rostro dirigido al futuro con una sonrisa confiada en sus promesas. El compromiso con la belleza está en la observación y en la recreación, pintar un cuerpo hermoso es una responsabilidad, no se puede quedar atrás del modelo y tiene que alcanzar la idealización que lo lleva más allá de la realidad. En la mitificación del mártir, Kehinde pinta un descendimiento de la cruz, es un hombre joven semidesnudo, acostado en el abandono de la indolencia o la muerte, reposa sobre una plataforma cubierta por telas revueltas, el sexo está velado por una sábana blanca, una mano está sobre el vientre y la otra cae sin fuerza, el fondo es un tapiz de flores verdes, rosas, la piel brilla, su indefensión despierta la tentación de tocarla, de sentirla tersa, tibia.

Kehinde Wiley.  
 El erotismo audaz y liberador de estas imágenes y la masculinidad de los modelos es la emancipación real, sin panfletos ni intenciones socializantes y pedagógicas. Su culto a la belleza masculina, hedonista y mítica, recuerda la concepción griega de la perfección del guerrero, de la Paideia con la que la juventud debería ser guiada. Tiene una serie de estrellas del deporte y de la música que al observarla hacemos abstracción del personaje porque la pintura es más grande que el modelo, construye identidades. Los retratos en trípticos retoman la secuencia renacentista que nos daba varias facetas del mismo personaje, con las manos señalando, bendiciendo, advirtiendo. Estos retratos, que en su mayoría son de tamaño natural y otros son casi murales, van más allá de la representación de una persona, rebasan los límites del testimonio, consiguen la idolatría por la belleza.

Kehinde Wiley.  
Dibujo, grafito sobre papel. 

Dibujo y acuarela. 
Publicado en la Revista Antídoto.