lunes, 30 de enero de 2012

DO IT YOURSELF.


Damien Hirst, Dots.

David Hockney llamo “insultante” el uso de asistentes de Damien Hirst para realizar sus obras. Esto en relación a la muestra de cientos de pinturas de puntos de colores sobre fondo blanco -Dots- de Hirst que se exhiben en las 11 galerías Gagosian alrededor del mundo. Hirst comentó que cuando vendió la primera de estas pinturas con el dinero contrató asistentes para que las hicieran “más rápido y mejor que yo”; además él es muy impaciente como para ocuparse de estas cosas. Entiendo que se aburra. Las pinturas son monótonas y no implican ningún tipo de decisión creativa. Podrían ser sábanas o cortinas de baño, eso cansa a cualquiera

El artista multimedia Michael Petry, autor del libro The Art of Not Making, salió en la defensa de Hirst y dijo que obligar al artista a realizar él mismo sus obras es borrar de un plumazo un siglo de Historia del Arte. En su libro da una lista confusa y amañada de 115 artistas que no hacen sus obras, poniendo en el mismo plano las esculturas en bronce de Anthony Gormley y las telas sucias de Karla Black o las cajas encimadas de Klara Liden.

Mguel Angel, Capilla Sixtina, Detalle.

Argumenta tramposamente, que Miguel Ángel, Rubens o Sir Joshua Reynolds trabajaban con asistentes en sus talleres sin detenerse en que es incuestionable que estos artistas tenían las aptitudes intelectuales y manuales para hacer su obra y que requerían asistentes por las dimensiones sobre humanas del trabajo. Es distinto tener asistentes que apoyan una producción de grandes proporciones a poner a otros a hacer lo que no sabes y no tienes el talento para hacer. Las pinturas de Hirst de puntos están muy lejos de la complejidad de las enormes pinturas de batallas de Rubens o de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, son obras elementales y simples y es insultante que ponga a otros a que las hagan. Petry confunde colaborar con delegar. Obviamente una escultura en bronce se realiza en un taller. El artista hace el modelo original y una infraestructura apoya en la realización. Otra es comportarse como un decorador y delegar la obra y el proceso completo en manos de otros. Jeff Koons manda hacer sus obras y afirma que contrata a los mejores porque él no tiene el talento ni el interés en hacerlo. Petry dice que él como artista se involucra intelectualmente con la obra y que los artesanos son los que deben hacerla. El punto es, que si alguien no es capaz de hacer la obra y llevarla a término, entonces no es artista.


Sir Joshua Reynolds.

Los artistas después de que de que rechazaron una formación rigurosa necesitan de la ayuda de verdaderos artistas (o sea personas con aptitudes, talento y formación disciplinada) para hacer sus obras. El mercado del arte está regresando a una demanda por obras terminadas con calidad, obras que exigen para su realización personas preparadas con altos estándares. Al citar en los créditos obras de él mismo y de otros artistas, Petry señala solamente: “realizado por artesanos calificados”. Por un lado tales artistas desprecian la factura porque no pueden hacerla y por otro pagan para que les hagan el trabajo.


Karla Black, Forget.

Aquí se da un fenómeno que no existe en otros ámbitos del arte, para estos artistas que no hacen, él que hace es artesano -no artista- y dependen de ese artesano al que minimizan para llevar a cabo piezas que por su magnitud y complejidad están fuera de su alcance. Entonces tendrían que dar crédito a los artistas que les hicieron las obras. En la ópera, desde el director de orquesta, el de escena, los cantantes, cada uno de los músicos tienen un crédito y el nivel de artistas, no se dice que sólo el compositor sea artista y que los demás son artesanos. En la literatura es un trabajo alimenticio ser escritor fantasma de libros que firman personajes como políticos y actores, pero el libro no es considerado una obra seria ni el autor que lo firma es tratado como escritor. Se asume que el libro es un producto de ocasión. ¿Por qué entonces en las artes visuales si se considera arte este sistema de producción? Porque insisten en romper el vínculo entre pensar y hacer para desprestigiar el trabajo, que es uno de los filtros más importantes del arte. Afirma Petry que el mito del “hacedor” es parte del mito del genio y que hay que destruirlo. Esa es la clave: disminuir a la inteligencia humana para que todo pueda valer como arte.

Publicado en el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario,

16 comentarios:

Aldo Hinojosa dijo...

Hace una semana visité el MAP y me sorprendió que al final tienen una sala de "colaboraciones" de artistas contemporáneos con artesanos. Creo yo que esto es pereza. La mayoría de los artistas expuestos ahí son tan famosos y ricos como para poner un taller de cerámica, aprender a hacer cerámica, aprender a bordar o aprender a cortar papel.

Me parece bastante oportunista el utilizar de esta manera a los artesanos. Ellos no necesitan que un artista les "haga el favor" de encargar una pieza, lo que necesitan es una revaloración de su trabajo y maestría.

¿Cómo es que Betsabé Romero no sabe cortar papel?, ¿o que los muchachos del Colectivo La pistola (o como se escriba) no sepan bordar?.

Es un abuso, dentro del MAP aparecen los nombres del artista y del artesano, pero afuera no. En las galerías, en zona maco y en los museos donde se exhiben estas obras nunca ves el nombre de quien verdaderamente hizo la obra.

Saludos!

Lady Nany dijo...

Que desalentador para un estudiante de Bellas Artes encontrarse con un mundo tan abierto del cual todos se aprovechan para darse el titulo de "artista" cuando ni siquiera han aprovechado los 7 años que dura la formación académica para aprender ciertas "técnicas".
No solo terminan quedando en ridículo xq evidentemente no aprendieron nada sino que además se dan el lujo de contratar asistentes (dicese de artesanos) que son los verdaderos artistas al ejecutar la obra...
Tambien queda claro que en arte los límites nunca han sido claros y para cada ente tiene su propio significado. En lo que a mi respecta el artista tiene que aprender todas las herramientas que el hombre a desarrollado en estos XXI siglos y a partir de ahí elegir una disciplina sobre la cual desarrollar sus trabajos (ya sea que termine ejecutando una melodía, haciendo una escultura, diseñando una casa o animando personajes en la pc).
Salvo para alguna obra específica donde el artista sepa lo que quiere pero no tiene la habilidad de ejecutarlo (y admitirlo ya es un gran logro para el ego de cada Artista)puede hacer trampa contratando alguien calificado para hacerlo, a favor de que la obra se concrete como el artista quiere... pero tampoco se abusen con este nuevo proceso donde el Artista no interviene y deja al manos de otros (casi de manera asarosa) la suerte de la Obra de Arte

Anarkasis dijo...

esto tiene un nombre, me están describiendo el mundo de la subcontratación solo que en el ámbito del arte

Marga Iriarte dijo...

La argumentación de Hirst es insostenible porque al artista lo define su obra. La obra ejecutada por otros, por más que haya dirigido su realización es producto atribuible a quiens la han "confeccionado". Lo que sucede es que las artes visuales se han convertido en un producto financiero, la marca vende. Hirst vende y, por lo tanto, quien invierte en sus ocurrencias que otros materializan, sabe que tiene un valor económico con el que puede especular en el futuro.

ESPARTACO dijo...

El rígido sistema de jerarquías que existe en el arte contemporáneo, se está derramando al resto de los valores éticos de la sociedad. En el arte contemporáneo las categorías de sus formas (instalación, vídeo, intervención e instalación sonora), las categorías de sus materiales (cartón, ropa sucia, ready made, basura, plástico y neón) así como las categorías de creadores (curadores, emergentes, consagrados, feministas –qué ociosidad la enumeración de estos personajes, así que obviémosla) y por supuesto los dogmas de sus anatemas (anti-autoría, anti-propiedad intelectual, anti-escultura, anti-pintura, anti-creación, anti-talento, anti-educación y etcétera) han venido pervirtiendo las virtudes de la vida democrática y de los derechos fundamentales del ser humano. Trabajar es para las bestias, crear es para los esclavos, saber dibujar pintar o esculpir es una causa de discriminación y sometimiento ante los que no saben hacer nada. Como en la Edad Media, los creadores eran anónimos artesanos que trabajaban para la gloria de un dios. La Revolución Francesa cortó de tajo ese despotismo y de la sangre vertida nació el individuo creador. Hoy ya no es así, el creador vuelve a su anónimo papel de sirviente del despotismo neo-reaccionario del arte contemporáneo conceptual. La mierda es mierda, incluso en la Tate Modern.

Anónimo dijo...

muy cierto lo que decis avelina. Milo Lockett trabaja tambien con asistentes, no se puede creer.

Señor R dijo...

Inútiles con complejo de inferioridad, eso es lo que son esos "artistas". Nadie debería de prestarse a su juego, ningún Artista Verdadero, con talento y formación, debería de trabajar para ellos. Si lo hace es tan culpable como ellos. Si no saben dignificar su trabajo no merecen ser llamados Artistas. Un Verdadero Artista debe de tener el orgullo de firmar su obra. Si permite que otro firme y se lleve los méritos entonces está traicionando a su Arte.

El camino hacia el reconocimiento, tanto personal como de colectivo, no es fácil. Y cada Artistas Verdadero que permite que su talento sea fagocitado y parasitado, que su formación aproveche a inútiles acomplejados por su absoluta mediocridad, está causando el mayor de los daños al Arte.

José Luis

PD: me alegro enormemente de verte de nuevo en marcha Avelina.

Alex Contreras dijo...

Este fenómeno no solo es único en el arte. Hay que ver como un Bill Gates o un Steve Jobs personalidades que por todos es bien sabido como se aprovecharon de las creaciones de otras personas para consagrarse ellos como guros de la informática sin tener el mínimo de conocimiento en programación, de hecho ni terminaron una carrera, ellos son atribuidos de genios, lideres y mentes consagradas cuando en realidad detrás de ellos hay un sin fin de gente que en realidad son las que tienen ese conocimiento. ahora lo que hay que pensar es que si socialmente ese acto debe seguir siendo venerado como lo hemos seguido haciendo o ya es hora de cambiar esto.

saludos

pablo dijo...

es cierto que es exagerada la idolatría por personajes como jobs y gates. pero hay que acotar y diferenciar.

una obra de arte está muy cerca de lo íntimo. por lo regular, en su producción, es exclusiva de un individuo o un muy pequeño grupo de personas. el resultado también suehe ser muy singular y único. impensable que gironella hiciera 50 mil copias idénticas, o siquiera muy parecidas todas, de su ofelia.

un libro, la música, la fotografía y el cine, aunque se pueden copiar por miles también son resultado de intimidades intelectuales y de fugaces pruebas materiales de las que se es muy celoso. un diseñador comparte las pruebas de sus obras con decenas de personas antes de que sean publicadas en miles de unidades. hoy se venden muchísimos libros de man ray, pero difícilmente ensañó las pruebas de contacto de su serie “a la hora del observatorio” a decenas de personas. los libros no están impresos en el mismo tipo de papel que los originales: exclusivos, únicos y singulares. la estricta visión del artista.

de un objeto de producción masiva, como el software o el hardware de computadoras, en su propia naturaleza está la colectividad y la no exclusividad.

jobs y gates no son los míticos diseñadores de productos que la leyenda ha encumbrado, pero que sí tuvieron una visión distinta que cambió al mundo. ellos lograron hacer lo que los inventores de la gui en xerox no pudieron. se merecen, al menos en parte, su fama.

las obras de damien hirst no han cambiado al mundo. y eĺ, definitivamente es un genio de los negocios, pero el mundo del arte, tampoco la cultura mundial, y tal vez ni la historia, le deben nada.

si hipotéticamente fuéramos escritores y novelizáramos la historia de la humanidad, tendríamos dos tramas muy distintas de un mundo con jobs y gates.... y otra de uno sin ellos.

nuestras dos tramas no sufrirían demasiada alteración si quitamos a un damien hirst del texto.

pero en la situación actual, de ciertos sectores del arte, sí se puede hacer una ligera analogía con el producto de masas, y tal vez encontrar ahí una de las causas de su desastre.

hace tres siglos, todavía, para muchas de las actividades humanas, era necesario cierto grado de pericia física así como intelecpual. el herrero estaba directamente relacionado con la fabricación de sus propios instrumentos de trabajo, el astrónomo también, muchos escritores seguían siendo sus propios copistas, los pintores hacían sus propias mezclas y así con otras actividades.

con la llegada de tecnología, que permitía la rápida masificación de la producción, y el éxito de la revolución industrial, las cosas empezaron a cambiar en toda la cultura.

mucha de la visión sistemática deh ingeniero se trasladó a otros ámbitos antes vedados para él y exclusivos de los artesanos y los artistas. tanta fue la influencia del estilo del trabajo industrial que hasta el arte, individual, o casi, en su naturaleza, se vio afectado.

la magnitud de las obras ingenieriles hace imposible que el autor principal meta las manos en todo lo concerniente a la obra. él es un un proyectista, un creador esencialmente intelectual, que no necesita ser un eficiente tallador para poder resolver un arco de piedra.
en ingeniería, la idea y el concepto de una cosa, van separadas de la capacidad individual de realizarlas. el ingeniero puede ser un cuadrapléjico mientras su cerebro pueda seguir encontrando alternativas para extender las capacidades materiales de la humanidad. muchos artistas desde el siglo xx han intentado hacerse de ese fuero, que seguro piensan tan cómodo, mientras desprecian el ahínco que los ingenieros ponen en otros aspectos que los artistas, conectados con lo sensible, claro, tachan de fríos e inhumanos. la frialdad de las matemáticas, del pensamiento sistémico......

muchos artistas ven secundaria, o de plano desprecian, la habilidad manual de sus disciplinas: lo importante es la idea, el concepto; eso `icen.

son ingenieros de lo “sensible” que construyen máquinas invisibles, y que no sirven para nada.

Antonio de Almeida dijo...

Me parece bien generar trabajo, pero,el espíritu de la obra artística es olvidado. El vínculo del artista con la obra, es como generar un hijo sin cordón umbilical, imposible. No puedo considerar arte, algo que no ha sido hecho por mis manos, no puedo pensar en un arte colectivo sin mencionar los creadores de la obra. Los artistas quieren pensar demasiado, filosofar, en el proceso, y todas estas cosas, olvidando aquello que es subjetivo a todo proceso. De esta forma, a los artistas pensadores, racionales,que no quieren ensuciar sus pinceles de tinta, os invito a que sigan otro camino, vez a escribir libros. Es vergonzoso, pero es una realidad, en las Universidades de Bellas artes te lo enseñan de todo, menos a pintar,o se supone uno lo nace sabiendo. Ideas lo tenemos todos. ¿Valor para realizar-los? esta es la cuestión.

Anónimo dijo...

Una vez más el conservadurismo anacronico de esta pseudo critico de arte y su legión de seguidores naif.....terrible esta posición apegada al pasado...además de anacronica es un sin sentido en su propia contradicción

Anónimo dijo...

ahora hasta en las escuelas de arte ( a mi me corresponde parte de ese pastel) se han inmiscuido teóricos del arte a enseñarnos por qué el arte conceptual es "a lo que hay que apuntar"... me parece el despropósito más grande que nos estén educando para mantener el podrido sistema... YO NO COMO ENTERO, y gracias a textos como los tuyos, Avelina, el verdadero arte seguirá a flote en medio de este lago de podredumbre.

Mafe Tavolara dijo...

Creo que la contratación de asistentes en muchos casos es valida, puesto que no solo es importante en el artista su capacidad de crear o desarrollar algo, muy importante es el concepto de lo que realiza, una base solida que genere una emoción, respuesta... en el espectador. Si el artista generador necesita de manos extras como ha sucedido dentro de toda la historia del arte es completamente valido. A pesar de todo creo que si debería ser importante darles el mérito correspondiente a los colaboradores y no mantenerlos detrás de las cortinas, pues son parte de la creación también.

The Silent Man dijo...

Pudo haber ahorrado más de comprar los muestrarios de pinturas de que dan en comex y demás tiendas del ramo.

Unknown dijo...

Estimada Avelina Lésper: poseo un libro que ya lleva cuatro ediciones, y trata un tema similar al suyo su titulo es (Critica al Modernismo Anti-arte...),
el cual trata de volver a unir la ciencia y la razón con el arte (aunque esta centrado en la música me refiero a todas las artes, he tratado inutilménte de remitirle el libro por pdf. después de haber visto sus extraordinarios videos y sus ideas ten claras y precisas , por esto le pediría si UD. me permite, darme su correo electrónico, o si puede indicarme como puedo hacer para que llegue hasta Ud, por medio de la PC. deseo enormemente que lea mi libro porque creo, que puede serle de utilidad, para poder así por mi parte colaborar a su hermoso ideal,que es defender el arte, que por el irracinalismo contemporaneo se ha perdido, la tarea para su recuperacion es enorme,dado el negocio que lucra asta con la locura de este antiarte, yo me sentía en completa soledad con este ideal, hasta que pude descubrirla por la PC. por esto motivo insisto quiero darle mi libro, sera un honor para mi que Ud. lo lea, le dejo mis datos: HÉCTOS OSVADO OTTOMANO, tel. 4281-0147 correo ;hectorottomano@gmail.com domicilio: Jorge Newbewry 1269 de Luis Guillón Prv. Bs.AS. Cod. Postal 1838 República Argentina Esperando una respuesta la saludo con toda admiración respeto y estima. OTTOMANO

Miles de mares dijo...

Este fenómeno, de aquel que se considera artista y creador de ideas geniales, sin serlo, y que para producir "su arte" depende de verdaderos artistas que hagan la chamba, y a los cuales, él considera, simplemente, artesanos u obreros, pero sin los cuales, no podría producir nada; es lo mismo que sucede con el empresario que sin los trabajadores de su fábrica o maquila no produciría las mercancías que vende, y con las que se hace rico, pero a los cuales explota y les roba plusvalor, con el argumento de que el de las ideas es él y, por tanto, sólo las ideas merecen remunerarse decentemente. Esto es, el arte contemporáneo también es un proceso capitalista donde los verdaderos artistas, que necesitan comer y aceptan esos trabajos, son la clase trabajadora explotada, mientras, los oportunistas, los que no hacen nada, son los que se llevan el reconocimiento, pero sobre todo, la lana.