
Ulises Figueroa, Exoesqueleto descimbrado.
El trayecto tortuoso para llegar a esta galería y observar la exposición Hitos de una Ciudad es a través de calles saturadas de vendedores ambulantes, automóviles, ruidos y arquitectura devastada. La contradicción es que al entrar encontramos una reunión de objetos mínimos que no remiten a ninguno de los aspectos que la ciudad nos arroja a la cara. El título de la exposición y los textos curatoriales aluden a los puntos o momentos destacados de una ciudad, sitios de convivencia, de trayecto, de encuentro, huellas de uso del espacio, etc. Las piezas se remiten a un microcosmos ajeno al espacio y las intenciones que refieren, son una visión simplista y superficial que no evoca el tremendo lugar que es una ciudad. Las piezas elegidas, con evidente arbitrariedad, podrían funcionar no solo para esta exposición y este tema, podrían servir para infinidad de temas, porque en su mayoría, al no representar nada, pueden adaptarse a lo que sea. Para la curaduría es simbólico de una ciudad un software interactivo elemental de colores, un video monótono en el que la propuesta estética es el abuso de uno o dos efectos enlatados de post producción, fotografías fuera de foco de agujeros de banquetas, -un tema por cierto obsesivo en el arte contemporáneo mexicano-, una silla Van der Rohe ensamblada en un triciclo, un vinyl con una imágen de arboles. El vaciado en resina de algunos objetos habla más de la deformación del concepto de escultura que de una ciudad. Está colección en sus mínimos alcances, en su falta de identidad y definición puede ser de un pueblo, una calle, por darle una situación geográfica, porque puede representar lo que sea. Por ejemplo si esos vaciados de resina son para la curaduría un hito urbano, los de Rachel Whiteread que utiliza la misma técnica, que ya llevó a proporciones desmesuradas en su repetición, y que por basarse únicamente en el material sus piezas son prácticamente lo mismo que estas, -recordemos que para llenar la sala de turbinas de la Tate hizo 14 mil vaciados de diferentes cajas “para meditar el misterio de lo que se puede guardar en el vacío”-, sus obras más recientes de vaciados en latas de refrescos, “evoca la belleza de lo ordinario y hace hablar a la luz que pasa a través de la transparencia”. O sea de los mismos objetos se dicen cosas distintas. Dos piezas interesantes: las esculturas en mármol de Alberto Vargas, un rinoceronte hecho con madera de cimbra de Ulises Figueroa no guardan ninguna relación con el tema. ¿Por qué estas cosas son hitos de algo? Ya no digamos de la ciudad, ¿de qué?

Omar Rosales, Espacio en bolsa. Vaciado en resina.
DE LA ARBITRARIEDAD DE LA CURADURÍA.
Esto sucede porque el estado actual del arte lo permite, es decir porque la curaduría reúne lo más disímbolo y lo etiqueta en con un nombre y un tema y aunque las piezas no remitan al tema, no importa, la curaduría se encarga de inventar un discurso que justifique su presencia en el museo. La visión de la exposición es de una ciudad minúscula, donde no conviven personas ni grupos sociales, no hay ruido, no hay violencia, no hay mitos, no hay conflictos, no hay belleza, no hay memoria, la arquitectura, que es una colección de despropósitos y vanidades, no está presente. Esta reunión de cosas, a pesar de las pretensiones curatoriales, no es una ciudad, es un sitio ficticio, sin identidad, ni personalidad. El fenómeno curatorial se presenta aquí no como una excepción, sino como la necia constante en el arte actual. De la renovación de los fundamentos del arte han saltado a la falta total de fundamentos. El texto curatorial, que se supone un medio para acercar a la obra, se ha convertido en un fin en sí mismo, el texto prevalece sobre las obras, las unifica, las obliga a ser lo que no son. La curaduría que insiste en que es el contexto el que otorga la dimensión de arte a cualquier cosa, aquí ni con la presencia imponente de la galería lo consigue, por la patente contradicción entre lo que vemos y lo que anuncian: Hitos. Con estas cosas exponen una selección de fotografías de Guillermo Kahlo que realizó en la ciudad durante las primeras décadas del siglo XX, que no aportan diálogo o referente, es una muestra documental anacrónica sin visión artística, que aunada a la visión microscópica y parcial de la curaduría, dan la noción de que esta ciudad apenas ha cambiado desde que Kahlo la fotografió.

Edgar Orlanieta, Criollo.
El arte que se supone tendría que revelarnos aspectos de la realidad que no podemos ver, aquí se convierte en una experiencia que no comunica. Crear conceptos no crea obras, la obra no puede ser más de lo que ya es, y si no aporta o revela algo no lo va hacer por orden de la curaduría. Para demostrar la imposición curatorial sobre las obras podemos hacer el ejercicio de cambiarle el nombre y la intención a la exposición, ya conocemos los elementos: piezas de vaciado en resina, una silla de diseño en un triciclo, un video de unos jóvenes en bicicleta, un vinyl de una fotografía de arboles, fotos fuera de foco de agujeros de banquetas, esto bien puede ser “La edad de la inocencia” y decir: “Los artistas analizan con ironía y crítica elementos sociales y la absurdidad de una sociedad en su estado post consumista del capitalismo tardío”. Le podemos llamar “Proyecciones del alma” y decir: “Esta exposición confronta al espectador con su tendencia a producir emociones, interpretaciones y sentidos ante la presencia de los estímulos más ambiguos”.
La curaduría hace de la ciudad un asunto puramente teórico que en la praxis de las obras no alcanza a revelar otra forma de comprender el fenómeno. Esto no se solucionaría cambiando de obras, porque la función de la curaduría es plantear una idea que sea más poderosa que las obras, el concepto rige por encima del trabajo artístico. Las obras mismas encuentran su valor no en su factura o en lo que demuestran, está en lo que significan y por si fuera poco este significado se adapta a lo que la curaduría imponga o necesite. Desde la apropiación de una silla Van der Rohe que en la distorsión de su forma original supone una broma “artística”, hasta la evidente falta de pericia en el uso de la tecnología como herramienta, lo que la obra signifique es un capricho que siempre está por encima de lo que con su presencia demuestre. Esto no hace a las ideas superiores, lo que hace es al arte menos virtuoso, menos inteligente, menos interesante y transgresor. En cada artista tendría que existir una propuesta distinta de mirar, entender y construir la realidad del arte. El artista aporta su experiencia e inteligencia creadora a la obra, las ideas y conceptos evolucionan la teoría para concretarse en obras. Si la obra se reduce a especulación retórica lo que vemos no es arte. Es una preconcepción actual decir que todo es arte, que la curaduría puede dar este estatus a lo que sea, y que bajo el amparo del contexto vamos a ver una ciudad donde no la hay y arte en lo que no se demuestra como tal.
Texto leído en la mesa redonda realizada en torno a la exposición Hitos de una Ciudad, en San Carlos Centro Cultural, el jueves 24 de marzo del 2011.
Publicado en el Suplemento Cultural Laberinto de Milenio Diario, el sábado 9 de abril del 2011.
18 comentarios:
Oh! al fin! Ya lo esperábamos con ansias! La verdad es que los pusiste de rodillas con este texto, y como te decía, me dió mucho gusto escucharte y poder participar. Parece que el público va tomando más conciencia y por consiguiente va exigiendo ver obras que de verdad tengan algo que transmitir. Felicidades y ojalá te sigan invitando a participar en este tipo de eventos.
¿que pasó?,
¿le quisieron cobrar la entrada?
porque para darle hasta al curadurero...
He observado que desde siempre hubo un pacto de silencio no escrito de no agresión al plumillas, (Vasari no agredió a Aretino, ni viceversa) por el crítico, por que el papel se suele intercambiar, obviamente este o estos se la guardarán, no lo dude..., pero ya que saca el tema...
Por aquí los empiezan a llamar eventistas, "usease" el que dice provocar el evento, al cual se apuntan y llevan sus obras "los artistas", como corderos al redil .. con tal de poner algo delante de las cámaras de la tele.
Efectivamente es así, primero el discurso o evento, y luego a la llamada se recurre con cualquier cosa que andaba por el taller o incluso alguno se pone trabajar sobre ello...ya hay "comisarios" especialistas en estos tinglados, y que ponen su marca, "exposición de..., sobre...por..." como las marcas de colonia, o los pinchadiscos.
hay algún eventista profesional o cura, o predicador del arte que encierra ya el concepto en copipasteraig, y se lo apropia...¿no les han llenado de vacas México D.F.? pues es lo mismo, pero haciéndose rico el sermonesman
Como bien se ve hay que ir a la falta de fundamento para poder justificar la dictadura curatorial y seguir rizando el rizo de la vaciedad de ideas, hay que seguir vendiendo la inanidad , el show debe continuar
grax Avelina, es justo lo que no quiero ver más en las exposiciones. me gusta el espíritu crítico con el que la has visto y la posición frente al actual aparato curatorial, enhorabuena
Yo anduve por ahí (y en otras conferencias que has dado, en el Helenico, yo era el que andaba sentado en las escaleras con uan playera blanca y negro lentes blancos.. XD), lo que realmente fué absurdo, las ponencias que dieron los artistas, igual de carentes que su obra, me quedo con al pregunta, muy bien acertada ¿hitos de qué?. Saludos.
El curador, personaje siniestro si lo hay, trabaja a sueldo para el Sistema. Por un puñado de dólares
niega el acceso a quienes pretendan traer otra cosa que no fuera "basura artística" .
El discurso de los ideólogos apunta a que toda obra deba estar enmarcada en un contexto de
significancias, el arte por el arte no puede existir per se ; cada pintura debe tener un correlato,
estar relacionada con un sentimiento, una acción , un deseo, algo que esté sucediendo, es decir
si no tiene una explicación , un título, no puede exhibirse. Así vemos que cada exposición debe llevar
un rótulo, que en la mayoria de los casos es más importante que el contenido, o lo que se muestra.
Pueden ser chapitas de coca cola, cada una salivada por una persona distinta.Entonces el autor/a
en un "texto curatorial" adosado a la pared principal, explicará que tuvo la intención de que ese
fluido vertido, es similar en color ,textura, densidad , pero en cada uno hay un discurso subyacente,
que no percibimos, pero que está alli , inmanente ....
Veo la catarsis de los fracasados: artistas "recibidos" en bellas artes , que empiezan pintando con
la impronta de quienes fueran sus maestros, luego van cambiando, o empeorando hacia una nada,
y tras algunos intentos, aparecen como fotógrafos/as . Como esa senda lleva a poco, al poco tiempo,
y tras realizar una "perfomance" en la que se revuelcan desnudos/as en jalea de frambuesa, aparecen
un dia como "curadores/as en las primeras exposiciones de quienes vienen una promoción atras en
bellas artes...
¡Qué amargura de todos....!
Reducir al artista a alguien que simplemente "señala", no exigir ni esperar de él capacidades, descartar el inevitable esfuerzo que conlleva el acto creativo olvidando que el artista se define, ante todo, por su capacidad de autoexigencia... Son actos que enmarcan la degeneración de lo que se ha convenido en llamar Arte en Occidente. Pero, que un colectivo de tal consideración a "obras" meramente comunicativas en el mejor de los casos, convierte al Arte sea eso? Es el Arte un juego de reglas o un juego simbólico? Para el artista es lo segundo. Para el artista-masa (en un sentido puramente orteganiano) y para el mercado del arte actual, es lo primero: de ahí el "todo vale". Un saludo, Avelina, me gustan tus artículos. Te invito a visitar mi blog.
Dulce Maria
La amargura de alguien surge de la injusticia , palabra muy común en esta sociedad consumista.
Y la mejor manera de luchar contra esa injusticia, es no callando .
Gracias a personas como Avelina, es que
nos vamos enterando de la patraña del arte actual, de esos curadores, o comisarios, a los que Vargas Llosa, por estos dias calificara de los nuevos inquisidores.
Lógicamente que si quieres leer mieles
y rosas, hay mucho al respecto , p ej en las crónicas hollywoodenses .
Pintar garabatos de colores para hacer bonito en una pared es el verdadero Arte, fuera de eso sobreviene la amargura...
-Gracias Dulce, por fín un comentario alegre :D -
Dulces y Brasas :han equivocado de blog, este es uno contestatario, y con verdades "de a puño" como dice el español.
Les sugiero dirigir vuestras miradas a los siguientes : el patodonald/blogspot
, tardesdehollywood/blog , shakira/blog,
recetasconazucar/blog.
Lo demás es amargo ...
Luis, deja al pato Donald y concéntrate, que te lo voy a explicar :D
- Tu empleaste argumentos y tono de debate para responder a una persona que -si te fijas- no entró aquí para debatir ni argumentar nada! (sólo para ofender un poquito a los demás que hablaron).
- Yo soy de los que opinan que esas provocaciones no merecen como respuesta un argumento sino un vacile (tu no lo captaste pero ella seguro que sí).
Saludos!
Brasas: soy un artista que sufre en carne propia las injusticias de este sistema consumista, y con sus claros designios de que el Arte, si se pudiera, no exista .Entonces me encuentro con uno de los escasos espacios en donde opinar-sin censura . Y me parecen sin sentido esos comentarios de gente que alegremente dice : que amargados !
Bueno , si no tienen nada que decir, acudan a otros ámbitos, los hay para todos los gustos. Yo estoy conforme con este , y encuentro mucha gente que tambien lo está, y con quienes puedo coincidir , o disentir , pero que sea un espacio de debate, no de pavadas.
Luis, aclarado que los dos vemos boba la aportación de Dulce, te contesto a lo demás. Por tu comentario entiendo que vendes poco, pero no entiendo cuáles son esas "injusticias" que atribuyes al "sistema consumista". En la Sociedad de Consumo funciona en gran medida la ley de la oferta y la demanda. Sabido esto, la persona con formación artística, para ganarse la vida tiene DOS OPCIONES:
-Producir retratos de encargo, paisajes de mueblería, clases de pintura o dibujo,... es decir: cosas que ya tienen demanda social previa, o bien...
-Producir cosas personales y nuevas, confiando en que van a ser tan bellas e interesantes como para generar nueva demanda por sí mismas.
Mi duda es ¿dónde ves la "injusticia"? Ya que te gustan los debates lo podemos indagar aquí.
Brasas: hay una tercera opción , que es por la que opto : producir cosas que estimo bellas, con mi propio convencimiento. Si se venden o no , no importa, no vivo de ello .Soy feliz haciéndolo, y encuentro gente a la que le gusta, por lo que pienso que tan errado no estoy . El tema injusticia deviene del sistema cretino en el que vivimos, lleno de trampas y mentiras, entonces pienso que si a algun joven artista le aclara algo el hablar sobre estos temas, cosa que hace Avelina, la prédica no caerá en saco roto . Si yo , por mi edad y lo mucho que anduve por el mundo del arte, puedo dar un consejo a alguien , me daré por satisfecho, Si callo, estaré siendo cómplice de la mentira. Muchos de mis amigos, que enseñan en escuelas de arte, me preguntan : debo engañar a mis alumnos, decirles que estas basuras son arte, o revelarme ? Quizás muchos , en beneficio de que el Consejo Consultivo de la escuela no los eche, prefieren mentir . Y adherir a un orden de cosas, que viene desde más allá de nuestros pobres paises latinos
Creo que me quedo con mi conciencia.
Pintar por hobby y vivir de otra cosa claro que es una posibilidad, pero yo hablaba de las dos opciones que tiene un artista "para ganarse la vida" en una Sociedad de Consumo:
-Integrarse a cubrir una demanda que ya existe, ó...
-Ponerse a producir un nuevo tipo de producto, para el que en principio AÚN NO EXISTE DEMANDA (en la medida en que es algo nuevo!), ...a la espera de que vaya calando en los consumidores el ansia de comprar ese producto (no siempre ocurre).
Lo que tienen que hacer los jóvenes artistas, ya desde estudiantes, es detectar que el dinero no cae del cielo, y formarse con seriedad.
Pero en cualquier caso, mientras sea PRODUCCIÓN y CONSUMO que la gente decide hacer, yo no veo la “injusticia”. Lo injusto es que el dinero público se use para falsear el mercado y para hacer que la gente PAGUE tipos de arte absurdo que no quiere ver ni consumir.
Brasas tu ves lo injusto. Yo veo la injusticia, no será que estamos estableciendo un dialogo de sordos?
Hace frio , Brasas !
Pues no, Luis, que te digo que hace frio!
Me refiero a la injusticia, en el mismo término, cuando el dinero oficial, que al fin y al cabo es de todos, apoya la mediocridad.Al menos que lo repartan , o lo nieguen , en la misma medida para todos.
De seguir esta triste tendencia el arte habra muerto y los pocos artistas verdaderos seran vistos como subversivos de un arte ya extinto....
Las verdaderas obras de arte tienen las puertas cerradas en los museos y esta tendencia tristemente parece que seguira.
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