


William Kentrigde, grabados en punta seca para La Flauta Mágica de Mozart.
“Enemigo del pueblo” fue la condena que el stalinismo aplicó a Dimitri Shostakovich por su obra musical; sus operas La Nariz y Lady Macbeth fueron prohibidas. William Kentrigde inspira sus grabados en el ritmo golpeante, melancólico y nostálgico de Shostakovich. En el Museum of Modern Art de Nueva York realizaron una exposición con los grabados de gran formato, películas y escenografías de Kentridge. Las películas son secuencias animadas de cientos de grabados que él realizó: puntas secas, aguafuertes, en los que mezcla otros dibujos y hace que el poder se transforme en secuencias de botas en blanco y negro que marchan y se convierten en animales. Bestias vociferando palabras que se caen a pedazos. El totalitarismo exhibido en grabados acompasados con los acordes furiosos y cortantes de Shostakovich.
Cuando Kentridge estudiaba padecía pintar al óleo, sufría la aplicación del color, la fatalidad de la obra única, de la ausencia de secuencia en la narración. Entonces encontró el grabado y se volcó lleno de placer en imágenes que no terminan de transformarse, que evolucionan y se eternizan en la infinita posibilidad de la monocromía. Las animaciones de Ubu Rey de Jarry basadas en su propia imagen desnudo, son de tal veracidad en el manejo del blanco y negro que la primera impresión que causan es la de un actor real en un filme antiguo. Para romper la ilusión, Kentridge altera algunos cuadros y denuncia que son grabados realizados animados que cumplen la misión de no detenerse como lo hace el tórculo que los imprime.
Para Kentridge el grabado es un dibujo rápido que arranca las luces del papel para mostrar las líneas con dinamismo. En una de las salas montaron el teatrino con el que Kentridge diseño la dirección y producción de la ópera La Flauta Mágica de Mozart para el Theatre Royal de la Monnaise en Bélgica y para el Metropolitan Opera House. La Flauta Mágica es un rito de iniciación, muchos de sus símbolos están cargados del secretismo y la mística masónicos. La incursión en la rebeldía del conocimiento es una batalla arriesgada, interna y misteriosa que se hace en contra de todo. La Flauta Mágica narra a través de una historia de amor, la lucha de la luz de la inteligencia contra la oscuridad de la ignorancia. Tamino, tiene que elegir en el palacio de Sarastro entre tres puertas que llevan a la sabiduría, la razón o la naturaleza. Que son las tres preocupaciones de los filósofos de la Ilustración, los ateos naturalistas, que buscaban la sabiduría ejerciendo la razón, la discusión, la investigación. No se necesitaba más dios que la naturaleza y sus bestias, sus cambios y portentos.
No eran tiempos de tragarse dogmas, eran tiempos de razonar, de pensar, de disentir para llegar a la verdad. Indudablemente tiempos lejanos, hoy que la mediocridad es una dictadura implacable. Para Kentridge el mensaje es la forma; la única vía de expresión es la imagen. Diseñó una cámara negra en un teatrino de varios telones de gasas trasparentes superpuestos. Esta cámara crea profundidad y ubica ese mundo fantástico en el que sucede La Flauta Mágica en medio del universo, casi flotante. La narración de la obra la realiza con cientos de grabados filmados que traza sobre negro sacando la luz con líneas blancas y que proyecta sobre los telones.
Al filmar estas imágenes en secuencia las líneas son luces se mueven como rayos y crean túneles, entradas con columnas, pájaros que vuelan por la boca del escenario al ritmo de la música, rinocerontes que bailan seducidos por el flautista. Lo que Kentridge logró fue que la música y la escenografía filmada fueran la opera misma. Presenciamos el espectáculo de los grabados en movimiento sin la actuación de cantantes, acompañados por el audio de la ópera y sucede un espectáculo prodigioso: la opera vive y estalla a través de los dibujos, a través del juego de iluminación que crea al alternar fondos negros y blancos, líneas geométricas, figuras y personajes. Esta enorme puesta en escena lleva el grabado a la dimensión de la deslumbrante música de Mozart. Entonces entendemos que es el arte la iluminación que buscan los personajes de Mozart, que es el arte el lugar en donde triunfa la razón.
WILLIAM KENTRIDGE, Five Themes, Museum of Modern Art. MoMA.
Publicado en Laberinto de Milenio Diario el sábado 19 de junio del 2010.