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Retrato de AMM, Rafael Rodríguez.
Turris Davidica, Alberto Vargas.
Los Exiliados del Imperio de la Razón, Martha Pacheco.
El centralismo dominante de la Cuidad de México crea una cortina que nos impide ver el quehacer artístico de otras ciudades. En el D.F. los museos contemporáneos son recintos para cocteles y bodegas de objetos que complacen a las colecciones privadas. Insisten en lo que ya es obsoleto en el extranjero y lo imponen como tendencia. El ambiente de las artes “visuales” se debate entre una falsa marginalidad, pelear becas y la apatía. La prioridad es quedar bien con los museos, el marketing, los curadores, el status. Es un universo pequeño, frustrado y adicto. Fuera de este viciado clima, podemos ver cosas que rompen con la necedad de congraciarse con los monopolios estéticos y políticos. Oaxaca con su feliz independencia y su misión artística se ha convertido en una identidad cultural. Monterrey tiene distancia física y cultural hacia el D.F. y pelean por su espacio en el quehacer artístico.
La galería regiomontana Arte Actual Mexicano expone pintura y escultura. Martha Pacheco, Los exiliados del Imperio de la Razón. Colección de estremecedores retratos de internos de centros psiquiátricos. Óleos hiperrealistas de miradas perdidas, ausentes, sin la conciencia de que están siendo retratados, observados con la misma obsesión con la que ellos se desprenden de la realidad. Cada retrato los ata a un momento que para su enfermedad no existe. Es una serie realizada por encargo del galerista Guillermo Sepúlveda, le envió al centro psiquiátrico los lienzos y los materiales y Martha pintó desde la comprensión de quien es un gran marginado de esta sociedad sorda y ciega. Son medianos formatos que turban el entorno, seres pacíficos, pero ausentes, mujeres sin emociones. Es abrumadora la cercanía real con la locura, ese destino más terrible que la enfermedad, más negro que la muerte. Pacheco -que conoce perfectamente la inercia del cadáver- se hunde en la inercia de la locura, más devastadora de observar. Miradas anestesiadas que nos dicen “estoy en manos de un experto qué no sabe lo que siento, que no conoce mi cerebro”. Paraliza la presencia de estos lienzos en los que los modelos son en la vida real estorbos de la sociedad, la demencia es un estigma más grave que el crimen, la gente puede confesar a un pariente preso, nadie confiesa a un pariente en el “manicomio”. Las pinturas están realizadas con luz de día, eso las aleja de la metáfora, las ubica con veracidad en un espacio clínico. El esfuerzo de las instituciones por sensibilizar el fenómeno es inútil ante la obra de Pacheco, lo que para la institución es una patología, para ella es materia de creación. Hace lo que al artista le corresponde: crear una obra de arte a partir de lo más terrible de la existencia. Nos remite a Brueghel, al Bosco, sus enfermos, esos dementes que eran malditos o brujos.
Los retratos de Rafael Rodríguez, ganador con su obra Lola, del 2nd Prize Winner / BP Portrait Award, National Portrait Gallery London 2006. Exponen sus obras de pequeño formato, casi postales. Retoma el uso romántico del retrato, la imagen que podíamos llevar con nosotros para tenerla cerca del cuerpo. Van más allá del hiperrealismo porque superan a la fotografía, es una intromisión violatoria de la intimidad de la persona, entra en el abismo. Son carnales, vulnerables y humanos, pareciera que el retratado es siempre el artista, que se deja poseer por su modelo. Algunas tienen la luz de frente, fría, iluminación acusadora. Se mete en el fondo de esos rostros para tomar su sensibilidad a puñados y arrojárnosla en la cara. En un rompimiento dramático, para concientizarnos de que el arte no es realidad, en algunas obras aplica una veladura blanca que los separa de nosotros.
Las esculturas metálicas de Alberto Vargas, verticales, son torres inhabitables que nos intimidan. Ángulos de acero inoxidable y plata, como cuchillos arquitectónicos. Amenazan con ensartar y dejar suspendido al que caiga en esta trampa limpia y solemne. Las columnas cambian su geometría aumentando su elevación, totémicas. Observé que los jóvenes regiomontanos compran pintura, la estudian cuidadosamente y se sienten orgullosos de sus adquisiciones. Rompen el mito de que el arte para jóvenes tiene que ser basura.
Galería Arte Actual Mexicano. San Pedro Garza García. Monterrey Nuevo León.
Publicado en Laberinto de Milenio Diario, el sábado 7 de noviembre del 2009.