
Cuando el rey escupe, la favorita extiende la mano.
Ese es el camino cuesta arriba de una favorita. Mientras parece que gozan de todos los privilegios, tienen dos trabajos, mantener satisfecho al rey y ganarse el respeto de los cortesanos. Esto es lo más difícil. Hemos visto cómo las mujeres que están de parejas del poder se van sin haber conquistado ese respeto. El poder no borra el pasado, lo hace más presente. Madame Du Barry venia literalmente del arrollo, en una ocasión Luis XV explicaba el porqué de su profunda devoción hacia ella comentando sus virtudes sexuales a uno de sus ministros; el ministro respondió:”lo que sucede es que Sire nunca ha estado en un burdel”. Madame Du Barry desarrolló un gusto exquisito por el arte tenía un salón con músicos, poetas y pintores. Patrocinó con su protección y dinero a Voltaire, a pesar del disgusto de Luis XV que lo había exiliado. En 1771 mandó construir un pabellón nuevo cerca de su castillo de Louveciennes para recibir al rey después de sus sesiones de cacería. Los salones estaban decorados por paneles pintados por Fragonard. Inspirado por el espíritu de la época y atendiendo a la naturaleza del encargo, para todos era conocida la pasión sexual que despertaba la Du Barry en el rey, Fragonard se superó a si mismo como artista y creó unas pinturas cargadas de erotismo, llamadas El Progreso del Amor, en las que vemos el proceso del enamoramiento de una pareja, desde que se encuentran hasta que ella ya seducida, evoca solitaria y sensual a su amante. Son imágenes bucólicas en las que los personajes se sumergen en sus apetitos: una bella joven con gran parecido a la condesa se masturba, feliz, recargada en una columna que es un falo que la soporta. La condesa vio en las pinturas una referencia directa a su propia situación, ella era simplemente el placer que explota al falo del poder. Las rechazó, no se las pagó a Fragonard. El pintor con graves problemas económicos las ocultó durante la Revolución Francesa para que no fueran destruidas. Una vez que terminó el Terror, Fragonard y su hermano las vendieron a diferentes coleccionistas. Hoy están en la Frick Collection en Nueva York.
CAMBIAR EL PASADO, CAMBIAR EL DESTINO.
El Museo Thyssen-Bornemisza es obra de una mujer y su decisión de cambiar su imagen ante los cortesanos: Tita Cervera, Baronesa Thyssen, Miss España, actriz de poca ropa, poco éxito y muchos amantes. El Barón Thyssen-Bornemisza fue un gran coleccionista de Arte. Su fortuna y su colección crecieron cuando él y su padre, industriales del acero, fabricaron armas para los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía dos pasiones, las mujeres con problemas para ser fieles y el arte. Un día el Barón, ya con cuatro divorcios a sus espaldas, se enamoró de Tita Cervera. La familia de él se opuso, como en todas las familias en donde el honor lo sostiene una gran fortuna, pero como Luis XV, el Barón tenía sus razones para amarla. El Barón le dio a Tita le dio el gran regalo de la apreciación estética. Ella vio en esto la oportunidad de crear una posición que borrara su pasado de mujer de actores y estafadores, pasado ampliamente documentado en la autobiografía uno de sus ex maridos, Espartaco Santoni venezolano que fue preso por fraude. Tita comenzó a comprar obras de arte de manera insaciable, quería todo, paisajes, retratos, desnudos. Y fue tal su inversión que desequilibró los precios del mercado. Tomó clases de pintura y diseñó corbatas y pañuelos con sus pinturas y las de la colección, en un afán de que España olvidara sus pésimas películas de la época del destape. Una vez completada su colección la dio en depósito a España y convenció al Barón de venderle al Estado su colección en la cuarta parte de su valor, todo en la búsqueda de un titulo que aun le niegan. ¿Por qué si Luis XV, un Borbón, hizo condesa a la Du Barry estos Borbones españoles no hacen lo mismo con Tita? Es claro que ella no es amante del rey Juan Carlos, pero está aportando una de las colecciones privadas de arte más importantes del mundo. Tal vez para los Borbones existen otros valores más trascendentales que el arte para dar un titulo, valores que en la Revolución Francesa los llevaron a la guillotina.
DESNUDA Y DESCALZA.
“Los adoro a los tres, ellos me ayudaron a incrementar mi fortuna y yo les ayude a incrementar la suya” dijo Dolores Olmedo Patiño ante las fotografías de Carlos Trouyet, Miguel Alemán y Adolfo López Mateos que tenia en su recamara en su casa de la Noria. Lola Olmedo construyó una fortuna de forma vertiginosa y de la que a falta de datos no queda claro como logró: de montar una ladrillera a ser socia de ICA, una carrera muy fructífera para cualquier persona, ya no digamos para alguien que no terminó la carrera de derecho. Cuenta que conoció al Diego Rivera cuando ella tenía 11 años, iba con su madre, que era maestra normalista, a la Secretaria de Educación Publica. Diego se deslumbró por su belleza y le pidió que posara para él. Posó desnuda y su imagen está en los murales. Es casi increíble pensar que la niña de once años que estaba posando en ese momento desnuda para el maestro, después iba a ser su mecenas y su mayor coleccionista. Al margen del verdadero origen de la fortuna de Olmedo, y de su relación con los presidentes y millonarios que adoró, ella buscó algo más que ser rica e influyente, apoyó la carrera de Diego hasta el final de sus días y formó una gran colección de arte. La Casa de la Noria es un edificio del siglo XVII y es el recinto de la colección de obras de Frida Kalho y Diego Rivera más importante del mundo. En la trayectoria de Olmedo, el arte hace también una pantalla que orienta nuestra mirada, la forma en que consiguió el favor de los presidentes no es tan importante como las consecuencias: rescató los murales de Diego en Estados Unidos, compró en subastas, reunió las obras que Diego había vendido a extranjeros y se encargó de traerlas de regreso a México. Todo por amor a Diego o por amor a su obra.
EL MECENAZGO Y LA LIBERTAD.
EL artista vive entre la disyuntiva de su libertad y la necesidad de sobrevivir. Los mecenas no sólo son necesarios, son trascendentales en la historia de muchos artistas. Es una relación de intereses muy claros, el arte da prestigio y cuando alguien quiere superar su condición de hacedor de dinero ve en el arte un camino para crear un legado que les dé una imagen de personas con ideas humanistas. Si están mal asesorados como le sucede a Eugenio López de la Colección Jumex, el mecenazgo hace un gran daño al arte porque le da valor a objetos-basura. Si la asesoría es culta puede abrir un nuevo mercado e impulsar a muchos artistas buenos. En los casos en que mujeres con una existencia frágil y arriesgada, además toman el compromiso de apoyar al arte el esfuerzo es muy significativo. Las cortesanas francesas de los siglos XVII y XVIII no tenían una vida hecha, cada día había que renovar el contrato no escrito de su permanencia en la corte, y aun así se hacían a la tarea de proteger a artistas. Aquí existe una solidaridad muy peculiar, reconocían en la existencia del artista la misma fragilidad que ellas padecían. Y trataban de ayudar para que pudieran producir sin la carga de tener un amo como el de ellas. Las cortesanas han sido mecenas generosos, La Pompadour intercedió ante el rey por Diderot cuando censuraron su Enciclopedia y lo apoyó económicamente. En sus célebres montajes teatrales contrató músicos, actores, pintores y dramaturgos. En la medida en que la percepción de la cultura cambia en las personas, el arte toma otro sitio y los mecenas son más escasos. Los valores son cada vez más pedestres y las grandes fortunas se preocupan por acercarse al poder más que al arte. El Estado tampoco apoya la formación de nuevos museos, creen que la creación artística es algo que no requiere de exposición, apoyan a unos cuantos “creadores” y el seguimiento y exposición de la obra esta fuera del plan. Es cuando vemos que la tradición del mecenazgo sigue siendo necesaria. La libertad del artista en su trabajo es fundamental, la relación ética entre el mecenas y al artista debe ser parte del contrato. Los dueños del dinero y el Estado deben seguir el ejemplo de las cortesanas, que de la misma forma en que dieron su cuerpo dieron su apoyo al arte, con la certeza de que eso las haría grandes, no su amo.
LOS ZARES Y LAS ZARINAS.
Hay quienes no solo lavan su imagen con arte, redimensionan su dinero. Las nuevas fortunas rusas son descomunales y en la mayoría de los casos inexplicables. Roman Abramovich con 40 años estaba en el numero 11 de la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo, hoy dos años después y al corte de caja de la crisis bancaria lo ubican en el numero 15 con 20 billones de dólares. Comenzó en el mercado negro con el contrabando de perfumes y desodorantes. Entre sus negocios tiene decenas de granjas de cerdos, que para desaparecer cadáveres resultan muy útiles, 16 cerdos se comen un cadáver de 120 kilos en 8 minutos, por eso dicen que siempre hay que sospechar de alguien que críe cerdos. Además es dueño de una empresa de inversiones, la Millhouse LLC, este es el tipo de negocios que causaron la actual crisis. Ahora, si sólo bajó 4 lugares del ranking del dinero y ya tiene un equipo de fut bol, que para los rusos como a los mexicanos es lo que sí les da muy buena imagen ¿Para qué invertir en arte? Eso es lo que Daria Zhúkova, su novia esta haciendo por él. Ha creado la galería de arte más grande de Rusia con la fortuna de su novio para convertirlo en un mecenas influyente en el mundo. Ella no parece que sea particularmente enterada del tema, pero es evidente que sabe que la imagen de dinero negro que tiene su novio se va a lavar con el mecenazgo. Los antecedentes de Zhúkova en el arte se limitan a ser hija de un contrabandista de armas y diseñar una línea de ropa con una amiga. Los que sí saben de arte son los asesores de su novio. La galería llamada The Garage inició con un gran golpe, comprar un hermoso desnudo de Lucian Freud por 33 millones de dólares y un tríptico de Francis Bacon por 43 millones de euros. Le pagaron a Amy Winehouse 1 millón de libras por cantar en la inauguración y le evitaron la molestia de las aduanas para que sus drogas entraran sin problemas a Moscú. Los hijos de Carolina de Mónaco se quedaron casi 12 horas en la celebración compartiendo sustancias con la cantante. Falta ver si la galería y sus obras hacen de Abramovich y Zhúkova algo más que una demostración del gran dinero ruso y logran darle consistencia a esta extravagancia creando una trayectoria. El arte como fin último de la inteligencia nos sublima, y para cambiar o reinventar historias es un gran aliado.
SOY EL QUE RECORDARÁN.
Los retratos nunca son sinceros, esa no es su misión. Andy Warhol decía que el jamás le ponía defectos a sus retratados, que para eso estaban las fotos oficiales. El quería que sus clientes vieran su imagen con placer. El encargo de retratos tiene dos fines, uno que el recuerdo de alguien perdure, otro que el artista como parte de su talento no sólo haga una obra de arte, invente a otra persona. Un rey a caballo, con armadura y mirando decidido al horizonte o la amante de un rey rodeada de libros es para que sepamos de ellos que son valientes y son cultos. En los retratos de los comerciantes ricos que hacia Rembrandt era esencial el parecido, pero lo que les importaba profundamente a los modelos era que su rango, su riqueza y su calidad moral se viera reflejada. Por eso están elegantes sin ser ostentosos, sonríen levemente, tienen en la mano algo que indique su actividad, una pluma, o su fe con un pequeño libro de oraciones. Aquí el arte también está transformando vidas. Los mecenas que comisionan obras saben que esto los prolongará más allá de su existencia, y para los que tenemos el privilegio de contemplar y apreciar estas obras sabemos que el mecenazgo también nos da a nosotros un gran regalo. La ficción de la inmortalidad sólo la alcanzamos con la creación, y ser parte de una obra de arte es un paso más para no morir.
Ese es el camino cuesta arriba de una favorita. Mientras parece que gozan de todos los privilegios, tienen dos trabajos, mantener satisfecho al rey y ganarse el respeto de los cortesanos. Esto es lo más difícil. Hemos visto cómo las mujeres que están de parejas del poder se van sin haber conquistado ese respeto. El poder no borra el pasado, lo hace más presente. Madame Du Barry venia literalmente del arrollo, en una ocasión Luis XV explicaba el porqué de su profunda devoción hacia ella comentando sus virtudes sexuales a uno de sus ministros; el ministro respondió:”lo que sucede es que Sire nunca ha estado en un burdel”. Madame Du Barry desarrolló un gusto exquisito por el arte tenía un salón con músicos, poetas y pintores. Patrocinó con su protección y dinero a Voltaire, a pesar del disgusto de Luis XV que lo había exiliado. En 1771 mandó construir un pabellón nuevo cerca de su castillo de Louveciennes para recibir al rey después de sus sesiones de cacería. Los salones estaban decorados por paneles pintados por Fragonard. Inspirado por el espíritu de la época y atendiendo a la naturaleza del encargo, para todos era conocida la pasión sexual que despertaba la Du Barry en el rey, Fragonard se superó a si mismo como artista y creó unas pinturas cargadas de erotismo, llamadas El Progreso del Amor, en las que vemos el proceso del enamoramiento de una pareja, desde que se encuentran hasta que ella ya seducida, evoca solitaria y sensual a su amante. Son imágenes bucólicas en las que los personajes se sumergen en sus apetitos: una bella joven con gran parecido a la condesa se masturba, feliz, recargada en una columna que es un falo que la soporta. La condesa vio en las pinturas una referencia directa a su propia situación, ella era simplemente el placer que explota al falo del poder. Las rechazó, no se las pagó a Fragonard. El pintor con graves problemas económicos las ocultó durante la Revolución Francesa para que no fueran destruidas. Una vez que terminó el Terror, Fragonard y su hermano las vendieron a diferentes coleccionistas. Hoy están en la Frick Collection en Nueva York.
CAMBIAR EL PASADO, CAMBIAR EL DESTINO.
El Museo Thyssen-Bornemisza es obra de una mujer y su decisión de cambiar su imagen ante los cortesanos: Tita Cervera, Baronesa Thyssen, Miss España, actriz de poca ropa, poco éxito y muchos amantes. El Barón Thyssen-Bornemisza fue un gran coleccionista de Arte. Su fortuna y su colección crecieron cuando él y su padre, industriales del acero, fabricaron armas para los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía dos pasiones, las mujeres con problemas para ser fieles y el arte. Un día el Barón, ya con cuatro divorcios a sus espaldas, se enamoró de Tita Cervera. La familia de él se opuso, como en todas las familias en donde el honor lo sostiene una gran fortuna, pero como Luis XV, el Barón tenía sus razones para amarla. El Barón le dio a Tita le dio el gran regalo de la apreciación estética. Ella vio en esto la oportunidad de crear una posición que borrara su pasado de mujer de actores y estafadores, pasado ampliamente documentado en la autobiografía uno de sus ex maridos, Espartaco Santoni venezolano que fue preso por fraude. Tita comenzó a comprar obras de arte de manera insaciable, quería todo, paisajes, retratos, desnudos. Y fue tal su inversión que desequilibró los precios del mercado. Tomó clases de pintura y diseñó corbatas y pañuelos con sus pinturas y las de la colección, en un afán de que España olvidara sus pésimas películas de la época del destape. Una vez completada su colección la dio en depósito a España y convenció al Barón de venderle al Estado su colección en la cuarta parte de su valor, todo en la búsqueda de un titulo que aun le niegan. ¿Por qué si Luis XV, un Borbón, hizo condesa a la Du Barry estos Borbones españoles no hacen lo mismo con Tita? Es claro que ella no es amante del rey Juan Carlos, pero está aportando una de las colecciones privadas de arte más importantes del mundo. Tal vez para los Borbones existen otros valores más trascendentales que el arte para dar un titulo, valores que en la Revolución Francesa los llevaron a la guillotina.
DESNUDA Y DESCALZA.
“Los adoro a los tres, ellos me ayudaron a incrementar mi fortuna y yo les ayude a incrementar la suya” dijo Dolores Olmedo Patiño ante las fotografías de Carlos Trouyet, Miguel Alemán y Adolfo López Mateos que tenia en su recamara en su casa de la Noria. Lola Olmedo construyó una fortuna de forma vertiginosa y de la que a falta de datos no queda claro como logró: de montar una ladrillera a ser socia de ICA, una carrera muy fructífera para cualquier persona, ya no digamos para alguien que no terminó la carrera de derecho. Cuenta que conoció al Diego Rivera cuando ella tenía 11 años, iba con su madre, que era maestra normalista, a la Secretaria de Educación Publica. Diego se deslumbró por su belleza y le pidió que posara para él. Posó desnuda y su imagen está en los murales. Es casi increíble pensar que la niña de once años que estaba posando en ese momento desnuda para el maestro, después iba a ser su mecenas y su mayor coleccionista. Al margen del verdadero origen de la fortuna de Olmedo, y de su relación con los presidentes y millonarios que adoró, ella buscó algo más que ser rica e influyente, apoyó la carrera de Diego hasta el final de sus días y formó una gran colección de arte. La Casa de la Noria es un edificio del siglo XVII y es el recinto de la colección de obras de Frida Kalho y Diego Rivera más importante del mundo. En la trayectoria de Olmedo, el arte hace también una pantalla que orienta nuestra mirada, la forma en que consiguió el favor de los presidentes no es tan importante como las consecuencias: rescató los murales de Diego en Estados Unidos, compró en subastas, reunió las obras que Diego había vendido a extranjeros y se encargó de traerlas de regreso a México. Todo por amor a Diego o por amor a su obra.
EL MECENAZGO Y LA LIBERTAD.
EL artista vive entre la disyuntiva de su libertad y la necesidad de sobrevivir. Los mecenas no sólo son necesarios, son trascendentales en la historia de muchos artistas. Es una relación de intereses muy claros, el arte da prestigio y cuando alguien quiere superar su condición de hacedor de dinero ve en el arte un camino para crear un legado que les dé una imagen de personas con ideas humanistas. Si están mal asesorados como le sucede a Eugenio López de la Colección Jumex, el mecenazgo hace un gran daño al arte porque le da valor a objetos-basura. Si la asesoría es culta puede abrir un nuevo mercado e impulsar a muchos artistas buenos. En los casos en que mujeres con una existencia frágil y arriesgada, además toman el compromiso de apoyar al arte el esfuerzo es muy significativo. Las cortesanas francesas de los siglos XVII y XVIII no tenían una vida hecha, cada día había que renovar el contrato no escrito de su permanencia en la corte, y aun así se hacían a la tarea de proteger a artistas. Aquí existe una solidaridad muy peculiar, reconocían en la existencia del artista la misma fragilidad que ellas padecían. Y trataban de ayudar para que pudieran producir sin la carga de tener un amo como el de ellas. Las cortesanas han sido mecenas generosos, La Pompadour intercedió ante el rey por Diderot cuando censuraron su Enciclopedia y lo apoyó económicamente. En sus célebres montajes teatrales contrató músicos, actores, pintores y dramaturgos. En la medida en que la percepción de la cultura cambia en las personas, el arte toma otro sitio y los mecenas son más escasos. Los valores son cada vez más pedestres y las grandes fortunas se preocupan por acercarse al poder más que al arte. El Estado tampoco apoya la formación de nuevos museos, creen que la creación artística es algo que no requiere de exposición, apoyan a unos cuantos “creadores” y el seguimiento y exposición de la obra esta fuera del plan. Es cuando vemos que la tradición del mecenazgo sigue siendo necesaria. La libertad del artista en su trabajo es fundamental, la relación ética entre el mecenas y al artista debe ser parte del contrato. Los dueños del dinero y el Estado deben seguir el ejemplo de las cortesanas, que de la misma forma en que dieron su cuerpo dieron su apoyo al arte, con la certeza de que eso las haría grandes, no su amo.
LOS ZARES Y LAS ZARINAS.
Hay quienes no solo lavan su imagen con arte, redimensionan su dinero. Las nuevas fortunas rusas son descomunales y en la mayoría de los casos inexplicables. Roman Abramovich con 40 años estaba en el numero 11 de la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo, hoy dos años después y al corte de caja de la crisis bancaria lo ubican en el numero 15 con 20 billones de dólares. Comenzó en el mercado negro con el contrabando de perfumes y desodorantes. Entre sus negocios tiene decenas de granjas de cerdos, que para desaparecer cadáveres resultan muy útiles, 16 cerdos se comen un cadáver de 120 kilos en 8 minutos, por eso dicen que siempre hay que sospechar de alguien que críe cerdos. Además es dueño de una empresa de inversiones, la Millhouse LLC, este es el tipo de negocios que causaron la actual crisis. Ahora, si sólo bajó 4 lugares del ranking del dinero y ya tiene un equipo de fut bol, que para los rusos como a los mexicanos es lo que sí les da muy buena imagen ¿Para qué invertir en arte? Eso es lo que Daria Zhúkova, su novia esta haciendo por él. Ha creado la galería de arte más grande de Rusia con la fortuna de su novio para convertirlo en un mecenas influyente en el mundo. Ella no parece que sea particularmente enterada del tema, pero es evidente que sabe que la imagen de dinero negro que tiene su novio se va a lavar con el mecenazgo. Los antecedentes de Zhúkova en el arte se limitan a ser hija de un contrabandista de armas y diseñar una línea de ropa con una amiga. Los que sí saben de arte son los asesores de su novio. La galería llamada The Garage inició con un gran golpe, comprar un hermoso desnudo de Lucian Freud por 33 millones de dólares y un tríptico de Francis Bacon por 43 millones de euros. Le pagaron a Amy Winehouse 1 millón de libras por cantar en la inauguración y le evitaron la molestia de las aduanas para que sus drogas entraran sin problemas a Moscú. Los hijos de Carolina de Mónaco se quedaron casi 12 horas en la celebración compartiendo sustancias con la cantante. Falta ver si la galería y sus obras hacen de Abramovich y Zhúkova algo más que una demostración del gran dinero ruso y logran darle consistencia a esta extravagancia creando una trayectoria. El arte como fin último de la inteligencia nos sublima, y para cambiar o reinventar historias es un gran aliado.
SOY EL QUE RECORDARÁN.
Los retratos nunca son sinceros, esa no es su misión. Andy Warhol decía que el jamás le ponía defectos a sus retratados, que para eso estaban las fotos oficiales. El quería que sus clientes vieran su imagen con placer. El encargo de retratos tiene dos fines, uno que el recuerdo de alguien perdure, otro que el artista como parte de su talento no sólo haga una obra de arte, invente a otra persona. Un rey a caballo, con armadura y mirando decidido al horizonte o la amante de un rey rodeada de libros es para que sepamos de ellos que son valientes y son cultos. En los retratos de los comerciantes ricos que hacia Rembrandt era esencial el parecido, pero lo que les importaba profundamente a los modelos era que su rango, su riqueza y su calidad moral se viera reflejada. Por eso están elegantes sin ser ostentosos, sonríen levemente, tienen en la mano algo que indique su actividad, una pluma, o su fe con un pequeño libro de oraciones. Aquí el arte también está transformando vidas. Los mecenas que comisionan obras saben que esto los prolongará más allá de su existencia, y para los que tenemos el privilegio de contemplar y apreciar estas obras sabemos que el mecenazgo también nos da a nosotros un gran regalo. La ficción de la inmortalidad sólo la alcanzamos con la creación, y ser parte de una obra de arte es un paso más para no morir.
1 comentario:
Me encanta el tema. muchas gracias.
Una pequeña precisión sin embargo: el primer Barón Thyssen-Bornemisza,el que empezó la colección de pintura allá por los años 20, se exilió a Holanda por ser anti nazi, país en el que nació Hans-Heinrich, Heini,para los íntimos, el marido de Tita Cervera. Fue su hermano, es decir el tío del marido de Tita, el que se puso del lado del nazismo y al final de la guerra cayó en desgracia. La fortuna de los Thyssen nació a finales del S. XIX con la industria del acero con el abuelo Thyssen, que no era barón, solo era muy rico y le compro 7 esculturas a Rodin pero nada más.
Es cierto que el llamémoslo Barón padre se aprovechó del crack del 29 para comprar obras de arte a buen precio y que luego, con el expolio y caos de la persecución de los judíos, su hijo compró algunos cuadros de origen dudoso en los años 50. Hay una querella interpuesta por una familia judía que vive en EEUU que reclama la propiedad de un Pissarro del Museo Thyssen.He trabajado 14 años en este museo...
Por otro lado, gracias a la necesidad de Tita de dignificar su imagen y borrar su pasado hoy tenemos en Madrid un museo precioso que sin ella estaría seguramente en Francia, Alemania, Inglaterra o EEUU!! Ojalá todas las cortesanas hicieran lo mismo por a su país! Bendito sea su arrepentimiento!!
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