
Es una absoluta falta de ética seleccionar y premiar algo que no sólo no es pintura, no es arte.
En el texto de presentación de la exposición de las obras finalistas y premiadas de la XIV Bienal de Pintura Rufino Tamayo afirma Taiyana Pimentel “se perfila lo contemporáneo otorgando a la pintura nuevas dimensiones heredadas de lo conceptual”. Si llamamos “lo contemporáneo” a la falta de calidad, sí, esta selección de la bienal es muy contemporánea. A Taiyana le entusiasma que la pintura ya no sea pintura. Al hecho de elegir objetos le llama “nuevas dimensiones”, ¿esto significa que la nueva dimensión de la pintura es que desaparezca? Una tabla cubierta de clavos, un plástico negro sobre un bastidor, las tapas botes de pintura “sin orden especifico”, los conos de papel, etc, etc. no es pintura y tampoco es arte. Es siniestra la selección de jurado, ese deseo obsesivo de arrinconar a la pintura y seleccionar obras sin calidad y objetos que nada tienen que ver con esta disciplina, sólo puede atender a la necedad de eliminar a la pintura del escenario del arte. Es un acto de corrupción del Museo Tamayo el que otorgue la selección de las obras a un jurado conformado en su mayoría por curadores y artistas que trabajan con obras conceptuales y con anti-arte: Taiyana Pimentel, Manuel Marín y Gonzalo Ortega. Y el resultado es evidente, los cartoons de García Varela y la Autodestrucción Profética de Gutiérrez sólo los puede seleccionar quien guarda un profundo desprecio por la pintura, es una forma de someterla a la degradación señalando como valioso a algo que no vale nada. 2528 obras participaron, esto significa que miles fueron eliminados por darle su lugar a un vinyl chorreado en el piso de Elizondo o a unos mapitas calcados de Cueto. ¿Cuál es la intención de seleccionar objetos y mala pintura? Los miembros del jurado están corrompiendo el sentido del arte para continuar la vigencia de su discurso. De todas las obras presentes sólo la pintura de Aceves Humana tiene calidad, intención, tema y fuerza. Las obras hiperrealistas están más cerca de la fotografía publicitaria que de la pintura, en el hiperrealismo el tema es fundamental, la escena, el espacio a reproducir tiene que aportar algo más que una imagen, no es foto de catálogo, es pintura, se supone que debería emocionarnos y no dejarnos indiferentes. La selección sorprende por su falta de audacia, de riesgo, no hay un sólo desnudo, es asexual y aséptica, es cómoda, superficial y decorativa. Esto es grave porque confunde a los nuevos artistas, los premios y las selecciones son un parámetro y los jóvenes que se acerquen a esta bienal van a pensar que para ser seleccionados o para entrar en una galería tienen que ser banales e intrascendentes, que para que Taiyana los lleve a la Colección Jumex y los recomiende tienen que hacer cartoons gigantes, calcar fotografías o mejor aún inventarse un objeto y decir que es “una relación transgresora respecto a la pintura”. Desde aquí yo les digo a los jóvenes pintores y dibujantes que no se dejen influir por la selección de la Bienal Tamayo, el arte tiene sus propios valores estéticos y no están sujetos a los intereses de quienes confunden la evolución del arte con la destrucción del arte. A la falta de talento no la salva ningún discurso, ni concepto, así lo invente un curador y le dé una mención honorifica. A los artistas sólo los hace el trabajo. Lo más interesante sería ahora que el Museo Tamayo expusiera toda la obra que rechazó. Sí, los 2528 trabajos y que pudiéramos ver por qué estos curadores privilegiaron estas obras sobre otras, por qué para ellos fue más importante la alcancía de puerquito pintada con bolígrafo de Sánchez López en lugar de cualquier otra obra. Es una situación aberrante creerle a este jurado que en México ya no hay talento y que de las 2528 obras que participaron estas 44 son lo mejor. Castra más recibir un premio inmerecido que ser víctima de una injusticia. La mediocridad de la selección exhibe la mediocridad del jurado. El arte no es una cuestión subjetiva, la decisión de elegir algo que no es arte, no es un accidente, es una perversión.
En el texto de presentación de la exposición de las obras finalistas y premiadas de la XIV Bienal de Pintura Rufino Tamayo afirma Taiyana Pimentel “se perfila lo contemporáneo otorgando a la pintura nuevas dimensiones heredadas de lo conceptual”. Si llamamos “lo contemporáneo” a la falta de calidad, sí, esta selección de la bienal es muy contemporánea. A Taiyana le entusiasma que la pintura ya no sea pintura. Al hecho de elegir objetos le llama “nuevas dimensiones”, ¿esto significa que la nueva dimensión de la pintura es que desaparezca? Una tabla cubierta de clavos, un plástico negro sobre un bastidor, las tapas botes de pintura “sin orden especifico”, los conos de papel, etc, etc. no es pintura y tampoco es arte. Es siniestra la selección de jurado, ese deseo obsesivo de arrinconar a la pintura y seleccionar obras sin calidad y objetos que nada tienen que ver con esta disciplina, sólo puede atender a la necedad de eliminar a la pintura del escenario del arte. Es un acto de corrupción del Museo Tamayo el que otorgue la selección de las obras a un jurado conformado en su mayoría por curadores y artistas que trabajan con obras conceptuales y con anti-arte: Taiyana Pimentel, Manuel Marín y Gonzalo Ortega. Y el resultado es evidente, los cartoons de García Varela y la Autodestrucción Profética de Gutiérrez sólo los puede seleccionar quien guarda un profundo desprecio por la pintura, es una forma de someterla a la degradación señalando como valioso a algo que no vale nada. 2528 obras participaron, esto significa que miles fueron eliminados por darle su lugar a un vinyl chorreado en el piso de Elizondo o a unos mapitas calcados de Cueto. ¿Cuál es la intención de seleccionar objetos y mala pintura? Los miembros del jurado están corrompiendo el sentido del arte para continuar la vigencia de su discurso. De todas las obras presentes sólo la pintura de Aceves Humana tiene calidad, intención, tema y fuerza. Las obras hiperrealistas están más cerca de la fotografía publicitaria que de la pintura, en el hiperrealismo el tema es fundamental, la escena, el espacio a reproducir tiene que aportar algo más que una imagen, no es foto de catálogo, es pintura, se supone que debería emocionarnos y no dejarnos indiferentes. La selección sorprende por su falta de audacia, de riesgo, no hay un sólo desnudo, es asexual y aséptica, es cómoda, superficial y decorativa. Esto es grave porque confunde a los nuevos artistas, los premios y las selecciones son un parámetro y los jóvenes que se acerquen a esta bienal van a pensar que para ser seleccionados o para entrar en una galería tienen que ser banales e intrascendentes, que para que Taiyana los lleve a la Colección Jumex y los recomiende tienen que hacer cartoons gigantes, calcar fotografías o mejor aún inventarse un objeto y decir que es “una relación transgresora respecto a la pintura”. Desde aquí yo les digo a los jóvenes pintores y dibujantes que no se dejen influir por la selección de la Bienal Tamayo, el arte tiene sus propios valores estéticos y no están sujetos a los intereses de quienes confunden la evolución del arte con la destrucción del arte. A la falta de talento no la salva ningún discurso, ni concepto, así lo invente un curador y le dé una mención honorifica. A los artistas sólo los hace el trabajo. Lo más interesante sería ahora que el Museo Tamayo expusiera toda la obra que rechazó. Sí, los 2528 trabajos y que pudiéramos ver por qué estos curadores privilegiaron estas obras sobre otras, por qué para ellos fue más importante la alcancía de puerquito pintada con bolígrafo de Sánchez López en lugar de cualquier otra obra. Es una situación aberrante creerle a este jurado que en México ya no hay talento y que de las 2528 obras que participaron estas 44 son lo mejor. Castra más recibir un premio inmerecido que ser víctima de una injusticia. La mediocridad de la selección exhibe la mediocridad del jurado. El arte no es una cuestión subjetiva, la decisión de elegir algo que no es arte, no es un accidente, es una perversión.
2 comentarios:
Interesante el artículo del MUAC, aún no conozco el espacio, pero en mi próxima visita al DF me acercaré a echar un vistazo. En fin.
Si bien hay ideas que comparto contigo, en otras difiero. Sin embargo, en este texto estoy completamente de acuerdo. Desde que se inauguró la Bienal Tamayo escuché muchos comentarios, y casi todos coinciden contigo. Es cierto, la selección es mediocre, no entiendo porque Aceves Humana no se llevó el premio, es la única pintura pura y dura. Sobra decirlo.
Por otro lado, me parece sorprendente, incluso interesante, como algunas personas celebren la bienal en su conjunto, Luz Sepúlveda, por ejemplo. Así las cosas.
SH: Yo sí entiendo porque Aceves Humana no ganó el premio de la Bienal: porque es buena pintura, y eso es dar un impulso al arte, en este caso la Bienal está al servicio de gente que sólo defiende a los conceptuales no les interesa que gane un pintor con talento, por eso seleccionan un tabla con clavos que además es un fusil descarado de una obra de Gunter Uecker de 1968. Cuando lo vi no podía creer que seleccionaran un plagio. En literatura esto hubiera sido un escándalo, pero para Taiyana, Marín y Ortega esto no es algo grave. Los críticos como Sepulveda tienen comprometida su pluma o son cómplices de esto. Lo que si creo que es terrible que el museo Tamayo ya solo sea una muestrario de trabajos mediocres, lo último que montaron de arte chicano era lamentable.
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